/ lunes 1 de agosto de 2022

Poncho Limón y El Mayito Flaco, los sucesores del Mayo Zambada

La facción de El Mayo es la más avanzada en el cambio generacional del capo que nunca ha sido capturado

Desde que en marzo de 2017 se fugó del Centro Penitenciario de Aguaruto, en Culiacán, Alfonso Limón Sánchez, El Poncho, ha fortalecido su liderazgo al lado de Ismael Zambada Sicairos, El Mayito Flaco, el único hijo del líder de la organización de tráfico de drogas sinaloense que no ha sido capturado.

De manera natural, de acuerdo con reportes de fuentes de seguridad, ambos se han perfilado como sucesores de Ismael Zambada García, El Mayo, pues a diferencia de otros capos, con casi 80 años de edad y asediado por enfermedades, el oriundo de El Salado, Sinaloa, intenta delegar el poder a su hijo y subalternos considerados los más “eficientes”.

Te puede interesar: El Duranguillo era jefe de plaza de Los Cazadores, brazo armado del Cártel de Sinaloa

Lleva años en ello. Narco de vieja escuela, El Mayo pesa como factor de equilibrio y conciliación ante constantes explosiones violentas entre los diferentes grupos que componen el Cártel de Sinaloa.

El Mayito Flaco, de 39 años, y Poncho Limón, de 51, atan los hilos de una organización que en los últimos dos años ha recibido golpes en Sinaloa, con el decomiso de insumos para elaborar metanfetamina y fentanilo, así como narcolaboratorios.

Pero incluso, con la detención de operadores como Armando Bátiz Camarena, El Ingeniero, o asesinatos como el de Gaspar Gastélum, ambos proveedores de fentanilo, la organización se mantiene a flote, pues el Ejército y Guardia Nacional atacan su abasto, no sus redes de distribución.

Las fotografías más recientes de esta mancuerna fueron difundidas en un póster elaborado por la DEA en febrero pasado, donde aparece la foto de Poncho a un lado de Alfonso Arzate García, El Aquiles –lugarteniente en Tijuana–, y debajo de Zambada Sicairos, Iván y Jesús Alfredo Guzmán Salazar (Los Chapitos) y El Mayo con el detenido Rafael Caro Quintero.

EL BAJO PERFIL DEL FLACO

El Flaco, de acuerdo con datos obtenidos, maneja su propia clave. Hasta ahora es el hijo del Mayo más misterioso, cuyos corridos destacan el origen humilde de parte de su familia materna.

Es hijo de María del Refugio Sicairos, nació en Culiacán en 1982, tiene 39 años actualmente y es dos años mayor que su hermano Ismael Zambada Imperial, El Gordo, liberado el viernes 22 de julio pasado en San Diego.

En 2013 fue presentada la primera acusación formal en su contra; según el documento 14-CR-2127-DMS, El Mayito Flaco es clave en la organización de su padre.

De manera general, la DEA indicó que Sicairos se encarga de recibir múltiples kilogramos de metanfetamina proveniente de Asia, guardarla en México y coordinar su traslado a EU. También se encarga de recibir pagos de clientes, y lavar las ganancias del cártel y distribuirlas.

De los cuatro hermanos Zambada, es el único al que relacionan con un aprendizaje más directo con su padre, un hombre que, desde joven, entendió la importancia de no ser ostentoso ni permitir que sus fotos se difundieran en las tempranas redes sociales de la primera década del siglo.

Y son ellos, los tres hermanos mencionados, quienes han sido detenidos y purgado sentencias por narcotráfico. Serafín fue arrestado en 2013 y liberado en 2018. El Gordo en 2014 y obtuvo su libertad hace unos días, y por último El Vicentillo, quien lleva bajo custodia desde 2009, pero ahora es testigo cooperante.

SANGRE DE LA APOMA, BADIRAGUATO

Los hermanos Limón Sánchez son tres: Ovidio, Alfonso y Óscar, una triada que nació en la comunidad de La Apoma, ubicada a unos 25 kilómetros al sur de la cabecera municipal de Badiraguato.

Ovidio, el mayor, fue detenido en diciembre de 2011 en Culiacán, y tras ser extraditado en 2012 a California, recibió una sentencia de 10 años de prisión, una multa de 600 mil dólares y la incautación por parte del gobierno estadounidense de dos propiedades con un valor de dos millones de dólares. En la actualidad, Ovidio ya cumplió su condena, pero no se pudo confirmar si obtuvo su libertad plena.

De Óscar no hay información pública, como sí de Alfonso, el hermano del medio, nacido en 1972 según la ficha de la OFAC.

La historia de Poncho la resume el expediente consultado por El Sol de Sinaloa: fue detenido en noviembre de 2014, en un domicilio del residencial Privada Pueblo Bonito, del Desarrollo Tres Ríos (Culiacán), como parte de la Operación Narco Polo, coordinada por la DEA y la Marina en contra del Cártel de Sinaloa. Fue enviado a la prisión de Puente Grande, Jalisco.

Enseguida interpuso recursos legales, se amparó para ser trasladado al penal de Culiacán, bajo el argumento de que tenía que llevar su proceso penal cerca de donde ocurrió la aprehensión.

Desde las celdas de Aguaruto, Poncho luchaba en los tribunales contra la extradición. La DEA y la Fiscalía de San Diego lo identificaron como uno de los principales coordinadores de trasiego de droga.

El gobierno mexicano concedió en extradición al Poncho en agosto de 2016. Un último recurso legal frenó el traslado hasta que siete meses más tarde, el 16 de marzo de 2017, en plena guerra entre Los Chapitos y Los Dámaso, se escapó.

Su fuga de la prisión no hizo sino incrementar, cinco años después, su ascenso en el cártel. Y un lustro después se encuentra en la cúpula, haciéndose cargo junto con El Flaco de la organización criminal construida y cimentada por El Mayo Zambada.



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Desde que en marzo de 2017 se fugó del Centro Penitenciario de Aguaruto, en Culiacán, Alfonso Limón Sánchez, El Poncho, ha fortalecido su liderazgo al lado de Ismael Zambada Sicairos, El Mayito Flaco, el único hijo del líder de la organización de tráfico de drogas sinaloense que no ha sido capturado.

De manera natural, de acuerdo con reportes de fuentes de seguridad, ambos se han perfilado como sucesores de Ismael Zambada García, El Mayo, pues a diferencia de otros capos, con casi 80 años de edad y asediado por enfermedades, el oriundo de El Salado, Sinaloa, intenta delegar el poder a su hijo y subalternos considerados los más “eficientes”.

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Lleva años en ello. Narco de vieja escuela, El Mayo pesa como factor de equilibrio y conciliación ante constantes explosiones violentas entre los diferentes grupos que componen el Cártel de Sinaloa.

El Mayito Flaco, de 39 años, y Poncho Limón, de 51, atan los hilos de una organización que en los últimos dos años ha recibido golpes en Sinaloa, con el decomiso de insumos para elaborar metanfetamina y fentanilo, así como narcolaboratorios.

Pero incluso, con la detención de operadores como Armando Bátiz Camarena, El Ingeniero, o asesinatos como el de Gaspar Gastélum, ambos proveedores de fentanilo, la organización se mantiene a flote, pues el Ejército y Guardia Nacional atacan su abasto, no sus redes de distribución.

Las fotografías más recientes de esta mancuerna fueron difundidas en un póster elaborado por la DEA en febrero pasado, donde aparece la foto de Poncho a un lado de Alfonso Arzate García, El Aquiles –lugarteniente en Tijuana–, y debajo de Zambada Sicairos, Iván y Jesús Alfredo Guzmán Salazar (Los Chapitos) y El Mayo con el detenido Rafael Caro Quintero.

EL BAJO PERFIL DEL FLACO

El Flaco, de acuerdo con datos obtenidos, maneja su propia clave. Hasta ahora es el hijo del Mayo más misterioso, cuyos corridos destacan el origen humilde de parte de su familia materna.

Es hijo de María del Refugio Sicairos, nació en Culiacán en 1982, tiene 39 años actualmente y es dos años mayor que su hermano Ismael Zambada Imperial, El Gordo, liberado el viernes 22 de julio pasado en San Diego.

En 2013 fue presentada la primera acusación formal en su contra; según el documento 14-CR-2127-DMS, El Mayito Flaco es clave en la organización de su padre.

De manera general, la DEA indicó que Sicairos se encarga de recibir múltiples kilogramos de metanfetamina proveniente de Asia, guardarla en México y coordinar su traslado a EU. También se encarga de recibir pagos de clientes, y lavar las ganancias del cártel y distribuirlas.

De los cuatro hermanos Zambada, es el único al que relacionan con un aprendizaje más directo con su padre, un hombre que, desde joven, entendió la importancia de no ser ostentoso ni permitir que sus fotos se difundieran en las tempranas redes sociales de la primera década del siglo.

Y son ellos, los tres hermanos mencionados, quienes han sido detenidos y purgado sentencias por narcotráfico. Serafín fue arrestado en 2013 y liberado en 2018. El Gordo en 2014 y obtuvo su libertad hace unos días, y por último El Vicentillo, quien lleva bajo custodia desde 2009, pero ahora es testigo cooperante.

SANGRE DE LA APOMA, BADIRAGUATO

Los hermanos Limón Sánchez son tres: Ovidio, Alfonso y Óscar, una triada que nació en la comunidad de La Apoma, ubicada a unos 25 kilómetros al sur de la cabecera municipal de Badiraguato.

Ovidio, el mayor, fue detenido en diciembre de 2011 en Culiacán, y tras ser extraditado en 2012 a California, recibió una sentencia de 10 años de prisión, una multa de 600 mil dólares y la incautación por parte del gobierno estadounidense de dos propiedades con un valor de dos millones de dólares. En la actualidad, Ovidio ya cumplió su condena, pero no se pudo confirmar si obtuvo su libertad plena.

De Óscar no hay información pública, como sí de Alfonso, el hermano del medio, nacido en 1972 según la ficha de la OFAC.

La historia de Poncho la resume el expediente consultado por El Sol de Sinaloa: fue detenido en noviembre de 2014, en un domicilio del residencial Privada Pueblo Bonito, del Desarrollo Tres Ríos (Culiacán), como parte de la Operación Narco Polo, coordinada por la DEA y la Marina en contra del Cártel de Sinaloa. Fue enviado a la prisión de Puente Grande, Jalisco.

Enseguida interpuso recursos legales, se amparó para ser trasladado al penal de Culiacán, bajo el argumento de que tenía que llevar su proceso penal cerca de donde ocurrió la aprehensión.

Desde las celdas de Aguaruto, Poncho luchaba en los tribunales contra la extradición. La DEA y la Fiscalía de San Diego lo identificaron como uno de los principales coordinadores de trasiego de droga.

El gobierno mexicano concedió en extradición al Poncho en agosto de 2016. Un último recurso legal frenó el traslado hasta que siete meses más tarde, el 16 de marzo de 2017, en plena guerra entre Los Chapitos y Los Dámaso, se escapó.

Su fuga de la prisión no hizo sino incrementar, cinco años después, su ascenso en el cártel. Y un lustro después se encuentra en la cúpula, haciéndose cargo junto con El Flaco de la organización criminal construida y cimentada por El Mayo Zambada.



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