El discurso se ha radicalizado. Donald Trump supera las expectativas en esta campaña electoral rumbo a la Casa Blanca e impera una preocupación entre la oposición estadounidense por el giro en su retórica agresiva contra el “enemigo interno”.
El expresidente ha dejado atrás a los rivales extranjeros, como los migrantes, el comercio chino o la injerencia iraní y ahora ha centrado su diatriba a un sector dentro de su propio país al que denominó el “enemigo interno”.
“Tenemos dos enemigos, el enemigo externo y el enemigo interno. El enemigo interno es más peligroso que China, Rusia y todos estos países”, comentó Trump durante una entrevista al programa Sunday Morning Futures, de Fox News.
En la entrevista descartó comprometerse a garantizar una jornada pacífica en caso de perder la elección y responsabilizó al “enemigo interno” y con frases entrecortadas mencionó: "tenemos personas muy malas. Gente enferma. Tenemos lunáticos de la izquierda radical, y creo que deberían ser controlados fácilmente por la Guardia Nacional, o, si es necesario, por las Fuerzas Armadas".
La propuesta para utilizar a las Fuerzas Armadas contra los ciudadanos estadounidenses es un mensaje claro que su discurso se radicaliza.
Las declaraciones despertaron preocupaciones y fuertes críticas contra el magnate, quien ha hecho caso omiso y continúa replicando discursos con tintes de autoritarismo, persecución y represión.
Una semana después reafirmó las declaraciones y en otro programa del mismo medio calificó como "enemigos internos" a los demócratas Adam Schiff y Nancy Pelosi, además de encasillar en ese término a aquellos que no voten por él.
La candidata demócrata Kamala Harris alertó que su rival electoral “está cada vez más inestable, desequilibrado, y busca un poder sin límites”, al sugerir utilizar al Ejército contra los estadounidenses.
También mencionó que Trump considera enemigos a los estadounidenses que no coinciden con su visión y advirtió que atacaría especialmente a periodistas cuyas noticias no le favorezcan, a funcionarios electorales que se nieguen a manipular los resultados a su favor, así como a jueces que no se plieguen a sus deseos.
Desde su primer gobierno, Trump señaló a toda persona que estuviera en contra de él, incluidos varios medios de comunicación señalados de publicar información falsa, y en ese tiempo los denominaba el “enemigo del pueblo”.
Tintes autoritarios
A finales del año pasado, en otra entrevista con Fox News, el expresidente fue cuestionado si tenía por objetivo crear una dictadura, a lo que respondió “No, salvo el primer día”.
“Trump está decidido a destruir la democracia estadounidense”, respondió inmediatamente el presidente Joe Biden, quien consideró que el republicano no descarta en abusar del poder para buscar represalias si vuelve a la Presidencia.
Por años, el expresidente ha mencionado la existencia de un “Estado profundo”, que representa la verdadera fuerza antidemocrática en el país y que él defenderá a los votantes de dicho grupo.
Sin embargo el discurso choca con las acciones antidemocráticas que tuvo tras perder las elecciones en 2020, al negarse a reconocer su derrota y orquestar un intento de golpe de Estado efectuado por sus simpatizantes más radicales.
Para estas elecciones volvió a sembrar las dudas sobre si serán justas y hace temer que se repita el episodio del Capitolio, el 6 de enero de 2021, cuando cientos de sus simpatizantes asaltaron la sede de Gobierno intentando frenar el nombramiento del presidente Biden.
Como parte de su discurso, ha dejado ver que en un segundo mandato perseguirá a los “tramposos electorales”.
CUANDO GANE, esa gente que HIZO TRAMPAS será procesada con todo el peso de la Ley, lo que incluirá largas penas de cárcel para que esta Depravación de la Justicia no vuelva a ocurrir
publicó Trump hace un mes en sus redes sociales
Trump, admira abiertamente a varios dictadores, lo ha hecho con el presidente de China, Xi Jinping, el líder de Rusia, Vladimir Putin y el de Corea del Norte, Kim Jung-un. A mediados de años mencionó que todos eran hombres fuertes, inteligentes, despiadados y que sabían cómo proteger sus naciones.
Esta semana también se reveló que admiraba en privado al mandatario venezolano, Nicolás Maduro, según la exasesora de la Casa Blanca en el mandato deL republicano, Olivia Troye, entrevistada por la agencia de noticias española EFE.
Durante sus mítines en septiembre ha mostrado su interés por emular las medidas represivas de los líderes extranjeros en territorio estadounidense, como el permitir a la policía imponer una represión violenta contra los migrantes, que según su perspectiva la mayoría son delincuentes expulsados por sus naciones de origen.
"Xi controla a mil 400 millones de personas sin piedad. Sin piedad. Sin juegos", alabó Trump en enero de este año, calificando a Xi de "hombre brillante".
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Finalmente, el veterano periodista del Washington Post, Bob Woodward, publicó en su libro una entrevista al general Mark Milley, nominado por Trump como jefe del Estado Mayor Conjunto en 2019, en la que le comentó que su entonces jefe era “un fascista hasta la médula”.