/ sábado 16 de junio de 2018

Se avecina una nueva explosión migratoria en Europa

En los últimos dos días, los servicios de auxilio marítimo que operan en el Estrecho de Gibraltar y el Mar del Alborán rescataron a 933 migrantes a bordo de 68 embarcaciones

PARÍS, Francia – El drama de la inmigración en Europa amenaza con transformarse brutalmente en una nueva crisis política y humanitaria tras la llegada de casi mil personas procedentes de África a las costas del sur de España en menos de 48 horas.



En los últimos dos días, los servicios de auxilio marítimo que operan en el Estrecho de Gibraltar y el Mar del Alborán rescataron a 933 migrantes a bordo de 68 pateras y localizaron los cadáveres de otras cuatro personas que no lograron sobrevivir al cruce entre Marruecos y las costas andaluzas.

La nueva calamidad que se produce en el sector occidental del mar Mediterráneo imprimió un giro dramático a la crisis de la inmigración puesta en evidencia la semana pasada por los 629 refugiados del buque humanitario Aquarius que no fueron autorizados a desembarcar en Italia por el ministro de Interior, Matteo Salvini, del partido xenófobo La Liga. La nave debe llegar hoy (domingo) al puerto de Valencia.


El patrullero español Vigía comenzó a acompañar al Aquarius y a los dos buques italianos que trasladan a los 629 inmigrantes rescatados frente a las costas de Libia.



El gobierno francés, fuertemente criticado en Europa y dentro de su propio país por su “falta de sensibilidad”, anunció ayer que está dispuesto a acoger bajo ciertas condiciones a migrantes que se encuentran a bordo del buque Aquarius. El anuncio fue formulado por la vicepresidenta del gobierno, Carmen Calvo, luego de una conversación con el embajador francés en España.


París aceptará a los migrantes que lleguen a Valencia y que, "una vez que hayan cumplido con todos los protocolos que establece el procedimiento de acogida", expresen “su deseo de ir a ese país”, agregó.


"Este es el marco de cooperación con el que Europa debe responder" al problema de inmigración, declaró el socialista Pedro Sánchez, nuevo presidente del gobierno, el agradecer el gesto de Emmanuel Macron.


La serie de crisis y dramas vividos en las últimas horas en aguas del Mediterráneo prefigura una nueva ola de inmigración que esta vez, al parecer, volverá a concentrarse sobre España. El flujo de refugiados se intensificará con la llegada del buen tiempo y el final del ramadán, mes sagrado musulmán.


Algunos sectores políticos españoles responsabilizan a Marruecos de promover ese éxodo retirando las vallas de seis metros de altura que protegen los enclaves de Ceuta y Melilla y abriendo sus fronteras a los migrantes africanos que pasar a Europa. Esas medidas, conjeturan, constituyen una forma de presionar al nuevo gobierno de Madrid para hacerle comprender el papel esencial que desempeñan las autoridades de Rabat en la vigilancia de las puertas de Europa y poder obtener de esa manera mayores beneficios económicos de su participación.


El flujo de los últimos días es similar al que se produjo en agosto de 2014, cuando llegaron 900 inmigrantes en sólo un día a bordo de 80 embarcaciones inflables. Esa acción constituyó una represalia del rey Mohamed VI, molesto porque una patrulla había interceptado el yate real cuando navegaba con su séquito en aguas de Ceuta.


Los servicios de inteligencia españoles, siempre bien informados de todo cuanto ocurre en el norte de África, detectaron ahora la presencia de centenares de africanos en las inmediaciones del puerto de Tánger y de los enclaves de Ceuta y Melilla. También saben que otros miles de personas están ocultas en los bosques cercanos esperando el momento propicio para embarcar.


PARÍS, Francia – El drama de la inmigración en Europa amenaza con transformarse brutalmente en una nueva crisis política y humanitaria tras la llegada de casi mil personas procedentes de África a las costas del sur de España en menos de 48 horas.



En los últimos dos días, los servicios de auxilio marítimo que operan en el Estrecho de Gibraltar y el Mar del Alborán rescataron a 933 migrantes a bordo de 68 pateras y localizaron los cadáveres de otras cuatro personas que no lograron sobrevivir al cruce entre Marruecos y las costas andaluzas.

La nueva calamidad que se produce en el sector occidental del mar Mediterráneo imprimió un giro dramático a la crisis de la inmigración puesta en evidencia la semana pasada por los 629 refugiados del buque humanitario Aquarius que no fueron autorizados a desembarcar en Italia por el ministro de Interior, Matteo Salvini, del partido xenófobo La Liga. La nave debe llegar hoy (domingo) al puerto de Valencia.


El patrullero español Vigía comenzó a acompañar al Aquarius y a los dos buques italianos que trasladan a los 629 inmigrantes rescatados frente a las costas de Libia.



El gobierno francés, fuertemente criticado en Europa y dentro de su propio país por su “falta de sensibilidad”, anunció ayer que está dispuesto a acoger bajo ciertas condiciones a migrantes que se encuentran a bordo del buque Aquarius. El anuncio fue formulado por la vicepresidenta del gobierno, Carmen Calvo, luego de una conversación con el embajador francés en España.


París aceptará a los migrantes que lleguen a Valencia y que, "una vez que hayan cumplido con todos los protocolos que establece el procedimiento de acogida", expresen “su deseo de ir a ese país”, agregó.


"Este es el marco de cooperación con el que Europa debe responder" al problema de inmigración, declaró el socialista Pedro Sánchez, nuevo presidente del gobierno, el agradecer el gesto de Emmanuel Macron.


La serie de crisis y dramas vividos en las últimas horas en aguas del Mediterráneo prefigura una nueva ola de inmigración que esta vez, al parecer, volverá a concentrarse sobre España. El flujo de refugiados se intensificará con la llegada del buen tiempo y el final del ramadán, mes sagrado musulmán.


Algunos sectores políticos españoles responsabilizan a Marruecos de promover ese éxodo retirando las vallas de seis metros de altura que protegen los enclaves de Ceuta y Melilla y abriendo sus fronteras a los migrantes africanos que pasar a Europa. Esas medidas, conjeturan, constituyen una forma de presionar al nuevo gobierno de Madrid para hacerle comprender el papel esencial que desempeñan las autoridades de Rabat en la vigilancia de las puertas de Europa y poder obtener de esa manera mayores beneficios económicos de su participación.


El flujo de los últimos días es similar al que se produjo en agosto de 2014, cuando llegaron 900 inmigrantes en sólo un día a bordo de 80 embarcaciones inflables. Esa acción constituyó una represalia del rey Mohamed VI, molesto porque una patrulla había interceptado el yate real cuando navegaba con su séquito en aguas de Ceuta.


Los servicios de inteligencia españoles, siempre bien informados de todo cuanto ocurre en el norte de África, detectaron ahora la presencia de centenares de africanos en las inmediaciones del puerto de Tánger y de los enclaves de Ceuta y Melilla. También saben que otros miles de personas están ocultas en los bosques cercanos esperando el momento propicio para embarcar.


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