La burocracia y normativas sobre exportación de equipos médicos han retrasado las obras en un hospital de campaña para migrantes en un campamento cerca de la frontera de México con Texas, socavando los esfuerzos para afrontar el brote de coronavirus, según los organizadores del proyecto.
Las autoridades mexicanas aprobaron la construcción del hospital de campaña de 20 camas el 2 de abril. Pero desde entonces, un tráiler cargado de insumos permanece estacionado en Brownsville, Texas, a menos de una cuadra de la frontera entre Estados Unidos y México.
Global Response Management, la organización sin fines de lucro que encabeza el proyecto, dijo que el remolque contiene una máquina de rayos X, catres, monitores cardíacos, carpas médicas, generadores y otros equipos. Su personal teme que se acabe el tiempo para prepararse ante un brote de coronavirus.
"Si estamos tratando de establecer el hospital en medio de la epidemia, es demasiado tarde", dijo a Reuters Andrea Leiner, directora de planificación estratégica de la organización. "Estamos en una situación en la que (...) debemos ser agresivos en la prevención".
Todavía no hay casos confirmados en el campamento a orillas del Río Grande que alberga a unos 2 mil migrantes, en su mayoría centroamericanos que buscan asilo en Estados Unidos. El campamento también alberga cubanos, venezolanos y solicitantes de asilo mexicanos junto con personas de otras nacionalidades.
Pero las pruebas han sido limitadas. Los expertos en salud dicen que los migrantes son extremadamente vulnerables, ya que su sistema inmunológico está desgastado después de meses viviendo en pequeñas tiendas.
Debido a una orden de Estados Unidos que prohíbe la exportación de equipos médicos de protección clave, la organización tuvo que retirar del remolque en Brownsville guantes, máscaras quirúrgicas y mascarillas N95. Ahora está tratando de obtener lo que pueda de México.
La Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por su sigla en inglés) y la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza estadounidenses han dicho que están tratando de evitar que intermediarios desvíen al extranjero recursos médicos críticos.
Global Response dijo que las autoridades estadounidenses liberaron los insumos restantes el domingo, pero ahora está esperando una carta de la alcaldía de Matamoros que certifique que el material solo se llevará al país durante seis meses, para que el envío pueda ser aprobado por la aduana mexicana.
La autoridad aduanera de México, la alcaldía de Matamoros y el Instituto Nacional de Migración (INM) no respondieron a las solicitudes de comentarios.
Además del tráiler, Global Response ha recolectado cientos de cubrebocas de tela cosidos por voluntarios para el campamento, pero solo ha podido traerlos en tres a la vez, la cantidad considerada para "uso personal" que no está sujeta a derechos de importación en México.
El grupo ha acumulado 3 mil 500 pruebas rápidas de coronavirus para usar en el campamento, dijo la directora ejecutiva Helen Perry.
Muchos en el campamento están esperando audiencias de Estados Unidos bajo la política de Protocolo de Protección al Migrante del Gobierno de Donald Trump. Todas las audiencias bajo el programa han sido suspendidas hasta el 1 de mayo.
En Matamoros, que tiene una población de aproximadamente medio millón de personas, los cinco hospitales públicos tienen 25 ventiladores y 11 camas de cuidados intensivos en conjunto, según las cifras proporcionadas a Reuters por el gobierno estatal el mes pasado.
Un plan del gobierno mexicano para reubicar a los migrantes en un estadio fue abandonado, dijo Leiner, de Global Response. La organización sin fines de lucro y el INM ahora trabajan para cercar el campamento y realizar controles de temperatura a medida que la gente ingresa, añadió.