/ domingo 13 de octubre de 2019

De viva voz, lo que es para una mujer vivir bajo la sombra del cáncer

El 80% de las mujeres con este padecimiento son detectadas cuando están en etapa 3 o 4, momento en el que el tumor comienza a invadir otros órganos

En promedio, 10 mujeres fallecen a diario en México a consecuencia del cáncer de mama, el cual es la primera causa de muerte por tumores entre las féminas de 25 años o más según cifras de Secretaría de Salud.

Escuchar la palabra cáncer es para algunos como una sentencia de muerte pese al cuidado y tacto que pueda tener un médico para notificar ese diagnóstico a su paciente. Siempre es difícil escucharlo.

Imagen Ilustrativa: Twitter

En muchos casos, la debacle física de las enfermas de cáncer de mama viene desde que escuchan los resultados de sus estudios. Tan sólo en 2015 se registraron seis mil 252 defunciones por esta enfermedad, lo que da una tasa cruda de 18 defunciones por cada 100 mil mujeres mexicanas.

Sin embargo, hay mujeres que luchan por sobreponerse. Se atienden, cambian sus hábitos alimenticios, se ejercitan, luchan.

Al golpe emocional del diagnostico, le sobreviene el malestar físico del tratamiento, el cual dicen algunas sobrevivientes, que es doloroso y agotador, pero también se sobreponen a eso.

Según reportes del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm) de la UNAM, México tiene una tasa de mortalidad alta por el diagnóstico tardío de este mal, ya que 80 por ciento de las mujeres con este padecimiento son detectadas cuando están en etapa 3 o 4, es decir, momento en el que el tumor comienza a invadir otros órganos.

Además, en nuestro territorio este mal se presenta de forma temprana. Mientras en países desarrollados ocurre hacia los 60 años, en México sucede antes de los 50, explicaron Alfonso León del Río y Alejandro Zentella Dehesa, investigadores del IIBm.

Ante esto, muchas pacientes enfrentan otra situación difícil: la pérdida de atributos que las hacen sentir bellas. Perder un seno, el cabello y su apariencia física debido al agresivo y desgastante tratamiento supone un nuevo reto, a veces más difícil que la misma enfermedad, que sin embargo, también superan.

Mujeres del país relatan lo que es vivir con cáncer de mama, dificultades y la manera en que han afrontado la situación...

Yoli (Sonora)

“Cuando vi los resultados dije, me voy a morir de cáncer de mama; se me acabó el mundo, pero me sequé las lágrimas, me armé de valor y le pedí a Dios que me diera una oportunidad de vida y ahora estoy aquí”, expresó Norma Yolanda Díaz Cinco, Yoli, luego de que fuera diagnosticada en 2007.

Yoly todo el tiempo ha hecho deporte. En abril del 2007, después de participar en un maratón donde corrió 87 kilómetros en Baja California, sintió por primera vez una bolita anormal en su pecho derecho.

“Ya me había hecho la mamografía antes de detectarme esa bolita, mi hermana es ginecóloga y le pedí que me checara de nuevo el busto, me hicieron primero un ultrasonido, después la biopsia y fue cuando me dijeron que tenía el cáncer de mama agresivo”, narró.

Al momento de ser diagnostica con cáncer, optó por quitarse la mama derecha y raparse el cabello y se fue directo a Los Ángeles a comprarse tres pelucas naturales y luchar para combatir la enfermedad.

Salir adelante y luchar por su vida todos los días es lo que hizo. Norma Yolanda recordó que tuvo un momento donde entró a su cuarto, se miró al espejo y se dijo “esta es tu realidad, pero tú eres más que dos bubis, más que un cabello largo con mechas y vas a salir adelante”.

Gracias a las quimioterapias, así como el como el comer saludable y caminar todos los días, salió adelante y venció el cáncer de mama, pero asegura que lo más importante fue el siempre confiar en ella.

Desde entonces, Yoly se ha dedicado a dar pláticas a todas aquellas mujeres con cáncer de mama, pues es voluntaria del oncológico del Hospital CIMA de Hermosillo, Sonora, además fundó un grupo ciclista llamado Águilas Biker, todo con la finalidad de continuar ejercitándose y estar sana.

Las estadísticas del cáncer de mama muestran una vez más que las autoridades del Sector Salud están siendo rebasadas / Foto: cortesía

Blanca (Coahuila)

A ella las cicatrices le hacen recordar que está viva, el cáncer le hizo conocer la fuerza que no sabía que tenía, “yo no sabía que era tan fuerte para vivir, para salir delante de un problema tan severo”, confesó Blanca.

“Blanca Estela Badillo Ríos, de 51 años, le ganó la batalla dos veces.

Con 46 años de edad le detectaron cáncer de mama por primera vez en el seno izquierdo, en junio de 2013, fue sola a recibir sus estudios, y luego de esto lo primero que hizo fue ir con su madre y sus hermanas, solo a llorar y desahogarse con su familia.

“Cuando te dicen cáncer, automáticamente piensas en una sentencia de muerte”, añadió Blanca, que al siguiente día, en un hospital particular, se practicó la mastectomía.

En ese tiempo Blanca se dedicaba a cuidar a su esposo, quien estaba enfermo de insuficiencia renal desde 2010, “aún con mi brazo inmóvil después de la cirugía, tenía que estarlo conectándolo y desconectándolo de su máquina de diálisis”, dijo que esa fue una de las razones por las cuales se olvidaba un poco su enfermedad.

“No platicábamos de la enfermedad pero si nos preguntábamos a quien le llegaría primero la muerte y qué es lo que íbamos a hacer”, narró.

En diciembre de 2014 falleció su esposo, un golpe duro a su vida, pero en enero de 2016, como parte de sus revisiones rutinarias le vuelven a detectar una bolita, esta ocasión el cáncer invadió el seno derecho, de inmediato volvieron a atenderla y de nueva cuenta le realizaron la mastectomía.

Esta vez ya no fue necesaria la quimioterapia, pues el cáncer fue detectado a tiempo, solo requirió de un cambio en el medicamento. Sin embargo, después de la mastectomía la herida no le cerraba, le realizaron una cirugía pero tampoco funcionó, tuvieron que dejar la herida abierta y duró varios meses para que pudiera cicatrizar, señaló que “fue un dolor muy fuerte”.

“Ahora fue diferente vivir el cáncer”, tras la muerte de su esposo se unió a una asociación de mujeres sobrevivientes de cáncer.

“El apoyo de la asociación es diferente al de la familia, son mujeres que han vivido lo mismo que yo, saben el idioma que estamos hablando, saben lo que sentimos”, dijo Blanca.

Confesó que la vida se vive muy diferente después de estar tan cerquita de la muerte,

“las cicatrices son una muestra de las batallas ganadas”, es por eso que Blanca se ha rehusado a que le realicen una reconstrucción del seno, “verme al espejo me recuerda la fortaleza que tengo y que a partir de ahí veo la vida diferente”.

Cáncer de mama, importante practicar la autoexploración.

Marichuy (Veracruz)

Su diagnóstico lo recibió por casualidad. Una mañana acompañó a su pareja a un chequeo médico y aceptó la invitación de un médico a realizarse una revisión. Antes había notado pequeñas bolitas en uno de sus senos, pero las dejó pasar cuando alguien le dijo que eran benignas.

Cuando recibió el diagnóstico de cáncer de mama en etapa 2, María de Jesús Careta no supo que responder al médico, se quedó callada y por su mente cruzó su vida, el recuerdo de momentos con sus hijas y su pareja.

“Yo sabía que cáncer era cáncer, cáncer es que te mueres”.

Desde su experiencia afirma que el miedo es una barrera constante en todo el recorrido de la lucha contra la enfermedad, un miedo que paraliza y que de no superarse termina por ser la sentencia de muerte.

“El miedo lo tienes que erradicar de lleno, porque si no erradicas el miedo no vas a llegar a la consulta y si no llegas a la consulta no lo vas a detectar nunca, y después tienes que eliminar el miedo al dolor del tratamiento, después si te pones a pensar que no hay medicinas, que no hay tratamientos, que te van a tratar mal, entonces nunca vas a superar el miedo”.

Marichuy afirma que el cáncer es una sentencia de muerte siempre que el paciente decide darse por vencido, sin embargo, uno de los factores más importantes es mantener una actitud positiva, asumir una posición de lucha y el valor suficiente para decirle que no podrá ganar.

Aparte de superar el shock, el miedo y el doloroso tratamiento, Marichuy enfrentó el desabasto de medicamentos en la transición de gobierno, fue una de las pocas pacientes que levantó la voz para acceder a medicamentos, aunque reconoce el profesionalismo y buen trato del personal médico que la atendió en el Hospital Regional de Alta Especialidad de Veracruz.

A quince meses de distancia, siente que nació de nuevo, la etapa más complicada de la enfermedad fue superada después de una larga lucha llena de dolor, pero en la que siempre se mantuvo fuerte con el apoyo de sus familiares y amigos, incluso de personas desconocidas que siempre le dieron ánimo.

Foto Especial

Priscila (Morelos)

“No todas las pacientes con cáncer nos morimos. Te enoja, te pone triste, pero también el apoyo de la familia siempre es muy importante y la familia y los amigos siempre estuvieron ahí", dijo Priscila Santoveña Ocampo, quien tenía 28 años de edad cuando le diagnosticaron cáncer de mama hace 11 años.

Madre de dos hijos, cuenta que carecía de prestaciones médica, no tenía Seguro Popular, pero con el apoyo de su familia se trato al principio con médicos particulares, hasta que logró acceder en la Ciudad de México a la Fundación de Cáncer de Mama (FUCAM).

Ahora se dedica apoyar otras mujeres con esta enfermedad ya que el amor y cuidados de su familia, y la fuerza que le daban sus hijos, fue el motor que la llevo a tratarse, luchar contra esta enfermedad y poder decir que va cumplir 11 años como sobreviviente.

Recuerda que fue sometida a una mastectomía radical, recibió un tratamiento de 7 quimioterapias y 30 radiaciones. Su tratamiento duró un año desde la primera operación hasta la última radicación y en este momento de su vid, ya no piensa que en algún momento regresara esta enfermedad, trata de pensar positivo, de disfrutar su vida, su familia, en especial a su hijos, y de mantener una buena actitud, y su experiencia le ha ayudado para ahora dedicarse apoyar a mujeres que pasan por este mismo proceso, se ha preparado.

Se considera afortunada de haber salido adelante, de vencer el cáncer, de tener vida por lo que recomendó aquellas mujeres que han sido diagnosticadas con esta enfermedad, y que van iniciar el proceso de tratamiento, que ante todo se dejen apoyar y consentir por su familia y amigos, acudan a sus citas y seguir las indicaciones médicas, pero sobre todo que no tengan miedo y si tiene un diagnóstico muy difícil que empiecen a disfrutar cada día y agradecer estar "aquí y ahora" y contar con un apoyo psicológico.

Fundación Cima conmemora el mes rosa

▶Marina (Baja California)

“Tenía 45 años todavía… Estuve enojada durante la primera parte del tratamiento, no quería que nadie me dijera nada de la enfermedad”, dijo Marina Del Villar García, una sobreviviente del cáncer de mama en Tijuana.

Sin embargo, enfrentarse a esta enfermedad tan devastadora le dejó una enseñanza que desde su tratamiento hasta la fecha transmite a todas las mujeres que conoce, amarse a sí misma y darse tiempo para acudir al médico es el único medio para prevenir la muerte ante un cáncer.

Marina sabe que hay muchas mujeres más jóvenes que mueren por esta enfermedad porque no tienen los medios, la información ni la educación de acudir al médico. Al convivir con una realidad tan devastadora decidió hacer activismo sobre la causa, y a la par de su tratamiento fundó la asociación civil Uniendo corazones, mujeres con cáncer, que en noviembre estará cumpliendo 5 años de labor.

Su proceso no fue fácil. Dolor, incertidumbre, miedo y coraje fue lo que sintió al recibir su diagnóstico.

“Tuve que abandonar mi profesión de comerciante. Deje mi negocio por tres años para dedicarme a esta batalla, mi familia me apoyó mucho para poder salir adelante, apenas estoy levantando nuevamente mi negocio”, confesó.

Ahora ayuda a las mujeres en su tratamiento, revisión y a las familias, acercándoles desde insumos de higiene personal hasta asesoría psicológica para sobrellevar la enfermedad de la mano de instituciones de salud pública y privadas comprometidos con la causa.

Marina cree que falta mucha educación sobre esta enfermedad.

“Yo cometí el error de ir con un médico general primero y después con un ginecólogo, pasar por una biopsia mal hecha para al fin llegar a la clínica de cáncer de mama del Hospital General de Tijuana”.

Por eso recomienda en principio acudir al médico con más frecuencia para revisiones, y una vez que se tiene la sospecha de algo anormal en los senos, lo mejor es asistir con médico especialista, ya sea un ginecólogo-oncólogo o un oncólogo.

“Durante 2 años estuve en quimioterapia, radioterapia, operación para extirpar el seno y medicamentos, al principio fue muy doloroso sobre todo por la perdida de mi pecho pero aprendí que tenía que cambiar mi actitud ante la adversidad y por ello ahora veo que mi salud es lo principal… Además, lo difícil fue ser una madre soltera de un niño de 10 años, por él permanecí fuerte, porque tenía que estar bien para que él estuviera bien, fue lo que me dio fuerza para nunca dejarme intimidar por la enfermedad”.


Foto: UNAM

▶Rosa María (Estado de México)

“Mis dos hijas son solteras y todavía tengo que conocer a mis nietos", dice Rosa María Salazar Ruiz , quien tiene que trasladarse de una a tres horas cada 20 días desde Texcoco al Centro Oncológico de Toluca para salir delante de la batalla contra el cáncer de mama.

Para ella, el hecho de enfrentar un padecimiento de esta naturaleza no ha sido fácil, sobre todo, por las quimioterapias que le han ocasionado traer el cabello muy corto. Recordó que llevaba una vida normal con su esposo, sus dos hijas, hermanas, amigos y vecinos hasta finales de septiembre del año anterior, cuando se realizó una autoexploración y detectó una bolita en su seno derecho.

“Me canalizaron al hospital de Ecatepec, pero había la posibilidad de que me atendieran en el Hospital Oncológico de Toluca. Fue en diciembre cuando me realizaron varios estudios de tomografía, ultrasonido y mastrografía por parte del ISSEMyM, y fue en febrero de este año cuando me diagnosticaron cáncer de mama avanzado e invasivo”, aseveró.

Rosa María es una persona valiente que toma todas las recomendaciones de los doctores al pie de la letra, ya que desea estar bien para su familia y, sobre todo, porque sabe que su padecimiento tiene cura.

Le recomendaron someterse a quimioterapias y una cirugía. “Las primeras no me hicieron efecto como sí ocurrió con la última, pero ahora programaré mi cirugía”.

“Yo nunca me he sentido enferma, pero existen muchas personas que por el cabello lo intuyen, y debo decirles que estoy atravesando por un proceso de quimioterapia, debido al cáncer de mama, pero que saldré adelante”.

Señaló que desea que su caso se difunda para que su mensaje de vida llegue a muchas mujeres, y se sensibilicen sobre la importancia de revisarse para detectar estos padecimientos a tiempo.

“Las mujeres debemos amarnos, autoexplorarnos y no dejarnos, porque si estas enfermedades se detectan a tiempo podemos salir adelante. Le doy gracias a los médicos que me han atendido, a Dios y a mi familia, porque todavía me falta mucho tiempo para hacer cosas”, dijo con ánimo.

Foto Adrián Vázquez | El Sol de México

▶Rosy (Michoacán)

"Fui desahuciada médicamente", expresó Rosalva Alvarado Loaiza, quien en 2015 comenzó la batalla contra los dos principales tipos de patologías que afectan a las mujeres: cáncer cervico-uterino y de mama.

Sin embargo, hace una semana recibió de sus médicos una de las mejores noticias: los resultados en su endometrio, en una cavidad vacía -sin matriz ni ovarios-, y su seno derecho, están libres de células cancerígenas.

"El león está dormido, existe la posibilidad de que pueda despertar, por fortuna hoy estoy limpia, el cáncer cedió".

De 51 años de edad, está entregada a su pequeño negocio de productos de higiene personal y de belleza dirigidos a pacientes que como ella pierden cabello, cejas y pestañas, en quienes los dientes y piel se hacen más sensibles a partir de los tratamientos agresivos de radio y quimioterapia.

"Al cáncer se le debe ver con respeto pero sin miedo para enfrentar una batalla que resquebraja hasta la familia”, señaló Rosy, quien desde el inicio de su tratamiento se atiende dentro del programa de gratuidad en el Centro Estatal de Atención Oncológica de la Secretaría de Salud de Michoacán, en Morelia.

En 2015, Rosalva se enfrentó a un diagnóstico duro y drástico, un cáncer cervico-endometrial con metástasis invasiva progresiva tipo A.

Visiblemente tranquila, con un destello en sus ojos de orgullo y satisfacción, recordó como se enfrentó a un nuevo diagnóstico, el cáncer había hecho metástasis; se expandió al medioastino (parte central de tórax y esófago), al seno y pulmón derecho.

Vendrían otro tratamiento, 26 sesiones de radioterapia a las que se sometió de octubre a noviembre del 2018 y cuyos resultados le permiten tener todavía su seno.

"Me dijeron que el tumor había desaparecido cedió al tratamiento, me diagnosticaron seno limpio, libre, ya no fui candidata a cirugía bendito Dios aquí tengo mi seno".

Todo no ha parado ahí, sigue en control. En diciembre pasado, se sometió a una braquiterapia que la mantuvieron en aislamiento por 5 días.

Para Rosalva, la fe siempre mueve todo "yo me puse en las manos de Dios". Ser paciente, perseverante y constante lleva al éxito, lo tiene con toda claridad en meta y reflexión como sobreviviente de cáncer que ha ganado no una, sino 2 batallas.

Foto Adrián Vázquez | El Sol de México

|| Con información de María José López, El Sol de Hermosillo; Debanhi de la Cruz, Noticias de El Sol de La Laguna; Danytza Flores, Diario de Xalapa; Jessica Arellano, El Sol de Cuernavaca; Laura Bueno, El Sol de Tijuana; Sandra Hernández, El Sol de Toluca, y Silvia Hernández, El Sol de Morelia ||

En promedio, 10 mujeres fallecen a diario en México a consecuencia del cáncer de mama, el cual es la primera causa de muerte por tumores entre las féminas de 25 años o más según cifras de Secretaría de Salud.

Escuchar la palabra cáncer es para algunos como una sentencia de muerte pese al cuidado y tacto que pueda tener un médico para notificar ese diagnóstico a su paciente. Siempre es difícil escucharlo.

Imagen Ilustrativa: Twitter

En muchos casos, la debacle física de las enfermas de cáncer de mama viene desde que escuchan los resultados de sus estudios. Tan sólo en 2015 se registraron seis mil 252 defunciones por esta enfermedad, lo que da una tasa cruda de 18 defunciones por cada 100 mil mujeres mexicanas.

Sin embargo, hay mujeres que luchan por sobreponerse. Se atienden, cambian sus hábitos alimenticios, se ejercitan, luchan.

Al golpe emocional del diagnostico, le sobreviene el malestar físico del tratamiento, el cual dicen algunas sobrevivientes, que es doloroso y agotador, pero también se sobreponen a eso.

Según reportes del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm) de la UNAM, México tiene una tasa de mortalidad alta por el diagnóstico tardío de este mal, ya que 80 por ciento de las mujeres con este padecimiento son detectadas cuando están en etapa 3 o 4, es decir, momento en el que el tumor comienza a invadir otros órganos.

Además, en nuestro territorio este mal se presenta de forma temprana. Mientras en países desarrollados ocurre hacia los 60 años, en México sucede antes de los 50, explicaron Alfonso León del Río y Alejandro Zentella Dehesa, investigadores del IIBm.

Ante esto, muchas pacientes enfrentan otra situación difícil: la pérdida de atributos que las hacen sentir bellas. Perder un seno, el cabello y su apariencia física debido al agresivo y desgastante tratamiento supone un nuevo reto, a veces más difícil que la misma enfermedad, que sin embargo, también superan.

Mujeres del país relatan lo que es vivir con cáncer de mama, dificultades y la manera en que han afrontado la situación...

Yoli (Sonora)

“Cuando vi los resultados dije, me voy a morir de cáncer de mama; se me acabó el mundo, pero me sequé las lágrimas, me armé de valor y le pedí a Dios que me diera una oportunidad de vida y ahora estoy aquí”, expresó Norma Yolanda Díaz Cinco, Yoli, luego de que fuera diagnosticada en 2007.

Yoly todo el tiempo ha hecho deporte. En abril del 2007, después de participar en un maratón donde corrió 87 kilómetros en Baja California, sintió por primera vez una bolita anormal en su pecho derecho.

“Ya me había hecho la mamografía antes de detectarme esa bolita, mi hermana es ginecóloga y le pedí que me checara de nuevo el busto, me hicieron primero un ultrasonido, después la biopsia y fue cuando me dijeron que tenía el cáncer de mama agresivo”, narró.

Al momento de ser diagnostica con cáncer, optó por quitarse la mama derecha y raparse el cabello y se fue directo a Los Ángeles a comprarse tres pelucas naturales y luchar para combatir la enfermedad.

Salir adelante y luchar por su vida todos los días es lo que hizo. Norma Yolanda recordó que tuvo un momento donde entró a su cuarto, se miró al espejo y se dijo “esta es tu realidad, pero tú eres más que dos bubis, más que un cabello largo con mechas y vas a salir adelante”.

Gracias a las quimioterapias, así como el como el comer saludable y caminar todos los días, salió adelante y venció el cáncer de mama, pero asegura que lo más importante fue el siempre confiar en ella.

Desde entonces, Yoly se ha dedicado a dar pláticas a todas aquellas mujeres con cáncer de mama, pues es voluntaria del oncológico del Hospital CIMA de Hermosillo, Sonora, además fundó un grupo ciclista llamado Águilas Biker, todo con la finalidad de continuar ejercitándose y estar sana.

Las estadísticas del cáncer de mama muestran una vez más que las autoridades del Sector Salud están siendo rebasadas / Foto: cortesía

Blanca (Coahuila)

A ella las cicatrices le hacen recordar que está viva, el cáncer le hizo conocer la fuerza que no sabía que tenía, “yo no sabía que era tan fuerte para vivir, para salir delante de un problema tan severo”, confesó Blanca.

“Blanca Estela Badillo Ríos, de 51 años, le ganó la batalla dos veces.

Con 46 años de edad le detectaron cáncer de mama por primera vez en el seno izquierdo, en junio de 2013, fue sola a recibir sus estudios, y luego de esto lo primero que hizo fue ir con su madre y sus hermanas, solo a llorar y desahogarse con su familia.

“Cuando te dicen cáncer, automáticamente piensas en una sentencia de muerte”, añadió Blanca, que al siguiente día, en un hospital particular, se practicó la mastectomía.

En ese tiempo Blanca se dedicaba a cuidar a su esposo, quien estaba enfermo de insuficiencia renal desde 2010, “aún con mi brazo inmóvil después de la cirugía, tenía que estarlo conectándolo y desconectándolo de su máquina de diálisis”, dijo que esa fue una de las razones por las cuales se olvidaba un poco su enfermedad.

“No platicábamos de la enfermedad pero si nos preguntábamos a quien le llegaría primero la muerte y qué es lo que íbamos a hacer”, narró.

En diciembre de 2014 falleció su esposo, un golpe duro a su vida, pero en enero de 2016, como parte de sus revisiones rutinarias le vuelven a detectar una bolita, esta ocasión el cáncer invadió el seno derecho, de inmediato volvieron a atenderla y de nueva cuenta le realizaron la mastectomía.

Esta vez ya no fue necesaria la quimioterapia, pues el cáncer fue detectado a tiempo, solo requirió de un cambio en el medicamento. Sin embargo, después de la mastectomía la herida no le cerraba, le realizaron una cirugía pero tampoco funcionó, tuvieron que dejar la herida abierta y duró varios meses para que pudiera cicatrizar, señaló que “fue un dolor muy fuerte”.

“Ahora fue diferente vivir el cáncer”, tras la muerte de su esposo se unió a una asociación de mujeres sobrevivientes de cáncer.

“El apoyo de la asociación es diferente al de la familia, son mujeres que han vivido lo mismo que yo, saben el idioma que estamos hablando, saben lo que sentimos”, dijo Blanca.

Confesó que la vida se vive muy diferente después de estar tan cerquita de la muerte,

“las cicatrices son una muestra de las batallas ganadas”, es por eso que Blanca se ha rehusado a que le realicen una reconstrucción del seno, “verme al espejo me recuerda la fortaleza que tengo y que a partir de ahí veo la vida diferente”.

Cáncer de mama, importante practicar la autoexploración.

Marichuy (Veracruz)

Su diagnóstico lo recibió por casualidad. Una mañana acompañó a su pareja a un chequeo médico y aceptó la invitación de un médico a realizarse una revisión. Antes había notado pequeñas bolitas en uno de sus senos, pero las dejó pasar cuando alguien le dijo que eran benignas.

Cuando recibió el diagnóstico de cáncer de mama en etapa 2, María de Jesús Careta no supo que responder al médico, se quedó callada y por su mente cruzó su vida, el recuerdo de momentos con sus hijas y su pareja.

“Yo sabía que cáncer era cáncer, cáncer es que te mueres”.

Desde su experiencia afirma que el miedo es una barrera constante en todo el recorrido de la lucha contra la enfermedad, un miedo que paraliza y que de no superarse termina por ser la sentencia de muerte.

“El miedo lo tienes que erradicar de lleno, porque si no erradicas el miedo no vas a llegar a la consulta y si no llegas a la consulta no lo vas a detectar nunca, y después tienes que eliminar el miedo al dolor del tratamiento, después si te pones a pensar que no hay medicinas, que no hay tratamientos, que te van a tratar mal, entonces nunca vas a superar el miedo”.

Marichuy afirma que el cáncer es una sentencia de muerte siempre que el paciente decide darse por vencido, sin embargo, uno de los factores más importantes es mantener una actitud positiva, asumir una posición de lucha y el valor suficiente para decirle que no podrá ganar.

Aparte de superar el shock, el miedo y el doloroso tratamiento, Marichuy enfrentó el desabasto de medicamentos en la transición de gobierno, fue una de las pocas pacientes que levantó la voz para acceder a medicamentos, aunque reconoce el profesionalismo y buen trato del personal médico que la atendió en el Hospital Regional de Alta Especialidad de Veracruz.

A quince meses de distancia, siente que nació de nuevo, la etapa más complicada de la enfermedad fue superada después de una larga lucha llena de dolor, pero en la que siempre se mantuvo fuerte con el apoyo de sus familiares y amigos, incluso de personas desconocidas que siempre le dieron ánimo.

Foto Especial

Priscila (Morelos)

“No todas las pacientes con cáncer nos morimos. Te enoja, te pone triste, pero también el apoyo de la familia siempre es muy importante y la familia y los amigos siempre estuvieron ahí", dijo Priscila Santoveña Ocampo, quien tenía 28 años de edad cuando le diagnosticaron cáncer de mama hace 11 años.

Madre de dos hijos, cuenta que carecía de prestaciones médica, no tenía Seguro Popular, pero con el apoyo de su familia se trato al principio con médicos particulares, hasta que logró acceder en la Ciudad de México a la Fundación de Cáncer de Mama (FUCAM).

Ahora se dedica apoyar otras mujeres con esta enfermedad ya que el amor y cuidados de su familia, y la fuerza que le daban sus hijos, fue el motor que la llevo a tratarse, luchar contra esta enfermedad y poder decir que va cumplir 11 años como sobreviviente.

Recuerda que fue sometida a una mastectomía radical, recibió un tratamiento de 7 quimioterapias y 30 radiaciones. Su tratamiento duró un año desde la primera operación hasta la última radicación y en este momento de su vid, ya no piensa que en algún momento regresara esta enfermedad, trata de pensar positivo, de disfrutar su vida, su familia, en especial a su hijos, y de mantener una buena actitud, y su experiencia le ha ayudado para ahora dedicarse apoyar a mujeres que pasan por este mismo proceso, se ha preparado.

Se considera afortunada de haber salido adelante, de vencer el cáncer, de tener vida por lo que recomendó aquellas mujeres que han sido diagnosticadas con esta enfermedad, y que van iniciar el proceso de tratamiento, que ante todo se dejen apoyar y consentir por su familia y amigos, acudan a sus citas y seguir las indicaciones médicas, pero sobre todo que no tengan miedo y si tiene un diagnóstico muy difícil que empiecen a disfrutar cada día y agradecer estar "aquí y ahora" y contar con un apoyo psicológico.

Fundación Cima conmemora el mes rosa

▶Marina (Baja California)

“Tenía 45 años todavía… Estuve enojada durante la primera parte del tratamiento, no quería que nadie me dijera nada de la enfermedad”, dijo Marina Del Villar García, una sobreviviente del cáncer de mama en Tijuana.

Sin embargo, enfrentarse a esta enfermedad tan devastadora le dejó una enseñanza que desde su tratamiento hasta la fecha transmite a todas las mujeres que conoce, amarse a sí misma y darse tiempo para acudir al médico es el único medio para prevenir la muerte ante un cáncer.

Marina sabe que hay muchas mujeres más jóvenes que mueren por esta enfermedad porque no tienen los medios, la información ni la educación de acudir al médico. Al convivir con una realidad tan devastadora decidió hacer activismo sobre la causa, y a la par de su tratamiento fundó la asociación civil Uniendo corazones, mujeres con cáncer, que en noviembre estará cumpliendo 5 años de labor.

Su proceso no fue fácil. Dolor, incertidumbre, miedo y coraje fue lo que sintió al recibir su diagnóstico.

“Tuve que abandonar mi profesión de comerciante. Deje mi negocio por tres años para dedicarme a esta batalla, mi familia me apoyó mucho para poder salir adelante, apenas estoy levantando nuevamente mi negocio”, confesó.

Ahora ayuda a las mujeres en su tratamiento, revisión y a las familias, acercándoles desde insumos de higiene personal hasta asesoría psicológica para sobrellevar la enfermedad de la mano de instituciones de salud pública y privadas comprometidos con la causa.

Marina cree que falta mucha educación sobre esta enfermedad.

“Yo cometí el error de ir con un médico general primero y después con un ginecólogo, pasar por una biopsia mal hecha para al fin llegar a la clínica de cáncer de mama del Hospital General de Tijuana”.

Por eso recomienda en principio acudir al médico con más frecuencia para revisiones, y una vez que se tiene la sospecha de algo anormal en los senos, lo mejor es asistir con médico especialista, ya sea un ginecólogo-oncólogo o un oncólogo.

“Durante 2 años estuve en quimioterapia, radioterapia, operación para extirpar el seno y medicamentos, al principio fue muy doloroso sobre todo por la perdida de mi pecho pero aprendí que tenía que cambiar mi actitud ante la adversidad y por ello ahora veo que mi salud es lo principal… Además, lo difícil fue ser una madre soltera de un niño de 10 años, por él permanecí fuerte, porque tenía que estar bien para que él estuviera bien, fue lo que me dio fuerza para nunca dejarme intimidar por la enfermedad”.


Foto: UNAM

▶Rosa María (Estado de México)

“Mis dos hijas son solteras y todavía tengo que conocer a mis nietos", dice Rosa María Salazar Ruiz , quien tiene que trasladarse de una a tres horas cada 20 días desde Texcoco al Centro Oncológico de Toluca para salir delante de la batalla contra el cáncer de mama.

Para ella, el hecho de enfrentar un padecimiento de esta naturaleza no ha sido fácil, sobre todo, por las quimioterapias que le han ocasionado traer el cabello muy corto. Recordó que llevaba una vida normal con su esposo, sus dos hijas, hermanas, amigos y vecinos hasta finales de septiembre del año anterior, cuando se realizó una autoexploración y detectó una bolita en su seno derecho.

“Me canalizaron al hospital de Ecatepec, pero había la posibilidad de que me atendieran en el Hospital Oncológico de Toluca. Fue en diciembre cuando me realizaron varios estudios de tomografía, ultrasonido y mastrografía por parte del ISSEMyM, y fue en febrero de este año cuando me diagnosticaron cáncer de mama avanzado e invasivo”, aseveró.

Rosa María es una persona valiente que toma todas las recomendaciones de los doctores al pie de la letra, ya que desea estar bien para su familia y, sobre todo, porque sabe que su padecimiento tiene cura.

Le recomendaron someterse a quimioterapias y una cirugía. “Las primeras no me hicieron efecto como sí ocurrió con la última, pero ahora programaré mi cirugía”.

“Yo nunca me he sentido enferma, pero existen muchas personas que por el cabello lo intuyen, y debo decirles que estoy atravesando por un proceso de quimioterapia, debido al cáncer de mama, pero que saldré adelante”.

Señaló que desea que su caso se difunda para que su mensaje de vida llegue a muchas mujeres, y se sensibilicen sobre la importancia de revisarse para detectar estos padecimientos a tiempo.

“Las mujeres debemos amarnos, autoexplorarnos y no dejarnos, porque si estas enfermedades se detectan a tiempo podemos salir adelante. Le doy gracias a los médicos que me han atendido, a Dios y a mi familia, porque todavía me falta mucho tiempo para hacer cosas”, dijo con ánimo.

Foto Adrián Vázquez | El Sol de México

▶Rosy (Michoacán)

"Fui desahuciada médicamente", expresó Rosalva Alvarado Loaiza, quien en 2015 comenzó la batalla contra los dos principales tipos de patologías que afectan a las mujeres: cáncer cervico-uterino y de mama.

Sin embargo, hace una semana recibió de sus médicos una de las mejores noticias: los resultados en su endometrio, en una cavidad vacía -sin matriz ni ovarios-, y su seno derecho, están libres de células cancerígenas.

"El león está dormido, existe la posibilidad de que pueda despertar, por fortuna hoy estoy limpia, el cáncer cedió".

De 51 años de edad, está entregada a su pequeño negocio de productos de higiene personal y de belleza dirigidos a pacientes que como ella pierden cabello, cejas y pestañas, en quienes los dientes y piel se hacen más sensibles a partir de los tratamientos agresivos de radio y quimioterapia.

"Al cáncer se le debe ver con respeto pero sin miedo para enfrentar una batalla que resquebraja hasta la familia”, señaló Rosy, quien desde el inicio de su tratamiento se atiende dentro del programa de gratuidad en el Centro Estatal de Atención Oncológica de la Secretaría de Salud de Michoacán, en Morelia.

En 2015, Rosalva se enfrentó a un diagnóstico duro y drástico, un cáncer cervico-endometrial con metástasis invasiva progresiva tipo A.

Visiblemente tranquila, con un destello en sus ojos de orgullo y satisfacción, recordó como se enfrentó a un nuevo diagnóstico, el cáncer había hecho metástasis; se expandió al medioastino (parte central de tórax y esófago), al seno y pulmón derecho.

Vendrían otro tratamiento, 26 sesiones de radioterapia a las que se sometió de octubre a noviembre del 2018 y cuyos resultados le permiten tener todavía su seno.

"Me dijeron que el tumor había desaparecido cedió al tratamiento, me diagnosticaron seno limpio, libre, ya no fui candidata a cirugía bendito Dios aquí tengo mi seno".

Todo no ha parado ahí, sigue en control. En diciembre pasado, se sometió a una braquiterapia que la mantuvieron en aislamiento por 5 días.

Para Rosalva, la fe siempre mueve todo "yo me puse en las manos de Dios". Ser paciente, perseverante y constante lleva al éxito, lo tiene con toda claridad en meta y reflexión como sobreviviente de cáncer que ha ganado no una, sino 2 batallas.

Foto Adrián Vázquez | El Sol de México

|| Con información de María José López, El Sol de Hermosillo; Debanhi de la Cruz, Noticias de El Sol de La Laguna; Danytza Flores, Diario de Xalapa; Jessica Arellano, El Sol de Cuernavaca; Laura Bueno, El Sol de Tijuana; Sandra Hernández, El Sol de Toluca, y Silvia Hernández, El Sol de Morelia ||

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