“Me siento muy orgullosa de mi herencia afro, si bien pertenezco ya a una tercera generación sí reconozco mi descendencia precisamente por mis abuelos y mis padres, y pienso que es necesario seguir reafirmando esta identidad que está invisibilizada en Michoacán”, así lo expresó Jeriel Vargas Ambriz de 36 años de edad.
La joven originaria del municipio de Lázaro Cárdenas, quien viene de una familia de afroamexicanos, narró a El Sol de Morelia que la comunidad ha sido discriminada y hasta excluida de las actividades y procesos importantes de Michoacán en términos económicos, sociales o políticos por el racismo que está muy marcado aún en la sociedad michoacana.
En su caso, dijo sentirse “muy orgullosa” de sus raíces afro que le heredaron sus abuelos y padres, y que ha tratado de reivindicar desde que era muy pequeña, pero que por las cuestiones culturales no lo pudo disfrutar ya hasta más grande que comenzó a hacer suya la música con tambores, la danza y gastronomía de los afromexicanos.
La historiadora por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), reconoció que quienes forman parte de la comunidad afro son discriminados, excluidos e invisibilizados no sólo por la falta de cultura en la sociedad, sino también porque las mismas autoridades han contribuido a no involucrar a los afrodescendientes en programas de gobierno, políticas públicas, así como en ser parte de su propio gabinete.
“Yo estoy bien orgullosa de mis raíces, pero hay mucha gente que no lo ha reconocido, por miedo o porque no tienen los recursos o herramientas para hacerlo. Es por eso que aquí es fundamental el gobierno y los medios de comunicación para difundir que esta comunidad está presente, que existe y necesita también espacios como las mujeres, los indígenas o personas que constantemente son excluidas”, resaltó.
Desde su punto de vista, aún queda mucho camino por recorrer para que en Michoacán por fin haya un reconocimiento real, pero sobre todo, un avance en cuanto al acceso educativo, cultural y económico, porque muchos viven en condiciones desiguales o de pobreza.
Sociedad discriminada
La población afrodescendiente o afromexicana que vive en Michoacán, históricamente ha sido discriminada e invisibilizada por los procesos de mestizaje que se presentaron en el país, la eliminación de referentes y toda una política de blanqueamiento en figuras como José María Morelos y Melchor Ocampo, sin embargo, este sector es importante en la entidad, porque habitan en al menos 17 de 113 municipios, aunque en situaciones precarias, de pobreza y marginación.
Los municipios en los que viven actualmente las personas afrodescendientes, son: Nuevo Urecho; en esta comunidad, hay al menos un 15 por ciento de la población con herencia africana. Después, le siguen Gabriel Zamora, con poco más del cinco por ciento; Tingambato; Tacámbaro; Nahuatzen, Aporo, Coahuayana; Lázaro Cárdenas, Jiquilpan; Sahuayo; La Piedad; Coalcomán; La Huacana; Yurécuaro; Tingüindín; Chavinda y Pátzcuaro, éstos últimos con menos del dos por ciento.
En el caso del municipio de Coahuayana, está el ejido “El Tecuiz” conocido como la primera comunidad reconocida como afrodescendiente en Michoacán, en la cual se calcula que existen hasta tres mil 600 personas con ascendencia africana, y que de acuerdo con las autoridades estatales, son adultos mayores y jóvenes que no tienen ningún vínculo familiar, sino que están organizados para contar con sus propias autoridades civiles, agrarias y tradicionales. También, promueven conocimientos médicos del pueblo afro mexicano como la música, costumbres propias y el territorio.
Según el Censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) del 2020, que por primera vez en la historia del país tomó en cuenta a la población afrodescendiente, después de la exigencia de este grupo que habita en Guerrero, Veracruz y Oaxaca, en Michoacán hay un total de 73 mil personas con herencia africana, ubicándose en la posición número diez a nivel nacional.
Las entidades donde también prevalece esta población son: Nuevo León, con 97 mil 603; Guanajuato, con 108 mil 806; Puebla, con 113 mil 945; Jalisco, con 139 mil 676; Ciudad de México, con 186 mil 914; Oaxaca, con 194 mil 474; Veracruz, con 215 mil 435; Estado de México, con 296 mil 264 y Guerrero, con 303 mil 923 habitantes afrodescendientes.
En el caso de Michoacán, la población afromexicana en su gran mayoría pertenece a una clase social baja y en condiciones de precariedad o pobreza. Son proletarios, campesinos, pesqueros, y pocos profesionistas, que han empezado a visibilizar el tema para ser tomados en cuenta en políticas públicas del estado.
El supervisor en la Comisión Estatal para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, Roberto Hernández Gutiérrez, explicó que los grupos de habitantes afromexicanos en el estado, se encuentran en regiones que corresponden a la Tierra Caliente, a la Sierra-Costa y en menor medida a regiones que tradicionalmente se conocen como de presencia indígena.
Sin embargo, a diferencia de otros grupos étnicos, indicó que los afrodescendientes han sido invisibilizados y borrados de la historia del país hasta la fecha, en gran medida porque se ha internalizado un racismo y un clasismo que se ha heredado desde la época colonial y que se fortaleció antes y después de la época revolucionaria.
Para el historiador de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), las condiciones de esta población han sido distintas a la de otros estados de la República, debido a algunas condiciones y procesos internos, sin embargo como común denominador, externó, se puede encontrar que al igual que en otras regiones del país, los afrodescendientes pertenecen al cúmulo de población de mayor pobreza y desigualdad.
La discriminación e invisibilización de esta población en Michoacán ha sido histórica y sistemática, después de la colonia y de distintos procesos de mestizaje que se presentaron en el país.
De igual manera, explicó que específicamente en la entidad, se presentó una campaña de blanqueamiento durante el porfiriato el cual fue exitoso en cierto sentido, porque comenzaron a traer mucha gente de fuera con el propósito de que se fueran borrando varias etnias del país.
“Desde siempre hemos visto cómo en nuestros libros de historia nunca se menciona a la comunidad afro, y te dabas cuenta de que no había una persona que se pareciera a esta población invisibilizada, por ejemplo a Morelos poco a poco lo fueron blanqueando, le fueron haciendo los labios más chiquitos, le fueron quitando su chinos y se fueron reapropiándose de estas figuras históricas y alejándoselas de lo que en verdad fueron como el caso de Melchor Ocampo, entonces tú como persona afrodescendiente no tienes ningún referente entonces tampoco tienes una garantía a tu alrededor “, explicó el especialista.
Ante ello, mencionó que se busca desde el gobierno actual comenzar a visibilizar las demandas, el sentir y lo que piensan las personas afroamericanas que viven en Michoacán para que se hagan políticas públicas pensadas para ellos, toda vez que la finalidad es integrarlos a las acciones del Ejecutivo no sólo en un tema cultural, sino en la economía, en la política y espacios de gobierno.
El doctor en Antropología Social por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Roberto Amós Martínez Ayala, quien se asume como afrodescendiente, señaló que a través de distintos Foros se pretende que esta población sea tratada como sujetos de derecho, y a su vez, mostrar ese rostro olvidado del pasado que se menciona brevemente, porque han existido peeronajes importantes con herencia afromexicana que ha sido borrada, por ejemplo, Morelos, Melchor Ocampo o Lázaro Cárdenas del Río, entre otros. “Michoacán ha producido y ha tenido muchos hijos afros que han tenido impacto en la política nacional y sobre todo con un papel histórico de resarcimiento a partir de política pública”, indicó.
Destacó que esta población existe y por esa razón se necesita en el estado una política pública que atienda sus necesidades y demandas. Al tiempo de resaltar las pirekuas, los sones, la comida tradicional del estado como la olla podrida, el aporreadillo, las tripas, el mondongo o la morisqueta tienen afluencias no sólo indígenas sino también afrodescendientes.