Acámbaro.- “Fue un estruendo muy fuerte, todo se cimbró”; “pensé que se trataba de un sismo, por la ventana alcancé a ver cómo caían vidrios, vi lumbre y mucho humo”, fueron algunos de los testimonios que habitantes de Acámbaro, Guanajuato, expresaron a Organización Editorial Mexicana (OEM) tras la explosión de un coche bomba afuera de la Secretaría de Seguridad municipal, ayer por la mañana.
El atentado en Acámbaro se sumó a otro similar en Jerécuaro ocurrido casi una hora antes; el saldo de ambas explosiones fue de tres policías heridos y daños materiales en las dependencias y viviendas aledañas de ambos municipios del sureste del estado.
Ambos ataques, dirigidos a las corporaciones de policía municipal, se dan en un contexto de violencia contra uniformados en el estado, primer lugar nacional en asesinatos contra elementos de seguridad pública. Al corte del 17 de octubre pasado, la organización Causa en Común documentó 42 policías asesinados en Guanajuato, casi el doble de la entidad que le sigue en la medición, que es el Estado de México con 22 casos.
Fue a las 6:15 horas de ayer cuando David escuchó un fuerte estallido originado en la avenida Río Colorado, colonia San Isidro —al suroeste de la cabecera municipal de Acámbaro—.
“Se escuchó un sonido muy fuerte como un rayo. Hasta mi portón retumbó. Pasaron como cinco minutos cuando me asomé y vi a mucha gente en la calle para enterarse de lo que había pasado. Afuera de mi casa estaba un cacho de mofle del carro, son como 120 metros de distancia que voló para llegar hasta acá”, narró el joven de Acámbaro que se preparaba para ir a la escuela cuando ocurrió el estallido.
Otro vecino de la colonia San Isidro, el señor Javier, compartió que su vivienda sufrió daños. “Fue un estruendo muy fuerte, todo se cimbró, una teja de mi casa se cuarteó, a mi cuñada si se le rompieron los cristales de las ventanas, Varios vecinos también reportan varios vidrios rotos”.
Los habitantes de la zona donde se registró la explosión nunca pensaron que se tratara de un coche bomba, creyeron que se trataba de un tanque de gas, de un choque o hasta de un sismo.
“Cuando me asomé por el balcón y no vi nada, pensé que era la explosión de un tanque de gas, porque es la hora en que los papás preparan el lonche para los hijos que van a la escuela, y la verdad sí se escuchó muy fuerte. Cuando me fui a la terraza pude observar cómo salía una llamarada en medio de los pinos y mucho humo negro”, refirió Javier, quien vive cerca de las instalaciones de la Dirección de Seguridad Pública de Acámbaro.
“Primero decían que era una granada, después que era un coche bomba y empezamos a ver videos en el celular y fue lo que más nos sorprendió, nos dejó atónitos, la verdad nos dejó boquiabiertos porque ya se habían registrado ataques, pero una cosa como esta no la habíamos experimentado en esta zona, esto da temor porque si no respetan a la policía menos a la gente, realmente me sorprendió mucho”, agregó don Javier.
Desde la Ciudad de México, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo anunció que la investigación de estos ataques corresponde al ámbito federal.
“De inmediato el Gabinete de Seguridad toma este hecho y de inmediato va a investigar, y por supuesto la Fiscalía General de la República”, afirmó la jefa del Ejecutivo federal.
Esta es al menos la cuarta ocasión en la que se utilizan carros bomba en ataques perpetrados en Guanajuato. La noche del 28 de junio de 2023, 10 agentes de la Guardia Nacional resultaron heridos mientras realizaban la inspección de un vehículo sospechoso, el cual estalló. El 8 de marzo de ese mismo año, otros dos elementos de la Guardia Nacional resultaron lesionados al explotar un presunto carro bomba afuera del cuartel en las instalaciones de la Feria de Navidad, también en Celaya.
En enero de 2019, cuando estaban por cumplirse los primeros dos meses del mandato de Andrés Manuel López Obrador, un coche bomba fue localizado en una de las entradas de la refinería Antonio M. Amor en Salamanca, con un mensaje que exigía a la Federación salir de Guanajuato. Esta amenaza se dio en medio de la estrategia que el expresidente emprendió en contra del robo de combustible —huachicoleo—, del que Cártel de Santa Rosa de Lima era el principal beneficiario en la entidad guanajuatense.
La llegada de Claudia Sheinbaum a la Presidencia de la República trajo consigo una estrategia de seguridad para sus primeros 100 días de gobierno, que ponen a Guanajuato entre los cinco estados prioritarios por su alto número de homicidios dolosos.
De enero a septiembre de este año, el estado registró dos mil 276 asesinatos.
Para el gobierno federal y local también es prioridad la presencia de tres grupos delictivos en la entidad: el Cártel Jalisco Nueva Generación, el Cártel de Santa Rosa de Lima y el Cártel Nueva Plaza.
“Nuestra prioridad es la pacificación de Guanajuato, y esta compleja tarea la conseguiremos entre todas y todos”, afirmó la gobernadora Libia Denisse García, quien ayer canceló su agenda pública y convocó reuniones urgentes con los alcaldes de Acámbaro y Jerécuaro, así como con mandos de la Defensa Nacional, la Guardia Nacional, la Fiscalía de Guanajuato, la Fiscalía General de la República y la Secretaría de Seguridad estatal.
Hasta la noche de este jueves, ni la presidenta municipal de Acámbaro, Claudia Silva Campos, ni la de Jerécuaro, María Isabel Acevedo Mercado, se habían pronunciado sobre los ataques en sus demarcaciones, pese a que en este último municipio la exposición ocurrió a unos metros de la sede del Ayuntamiento.
Aumenta uso de explosivos
La violencia de los grupos criminales va en aumento, pues además de los ataques armados cada vez se registra un mayor uso de explosivos, ya sea arrojados con drones, desplegados como minas y ahora con autos bomba.
OEM ha documentado ataques con explosivos en Michoacán, Sonora, Guerrero, Jalisco, Chiapas y Guanajuato.
En Michoacán, los grupos del crimen organizado utilizan tanto minas, como drones para realizar ataques. En el último año, las autoridades han desmantelado al menos tres fábricas clandestinas de explosivos y drones en los municipios de Buenavista y Apatzingán. En todas ellas, capturaron a colombianos quienes presuntamente adiestraban a los cárteles en la elaboración de estos artefactos.
En Michoacán también es común el uso de minas que los criminales dejan para emboscar a grupos rivales o a patrullas del Ejército que ha reportado varios elementos heridos y unidades destruidas tras caer en estas trampas.
En Guerrero, a principios de año, pobladores de Tecpan de Galeana, Petatlán y otros municipios de la sierra acusaron que La Familia Michoacana utilizaba drones para provocar incendios forestales. Al menos tres mil hectáreas de la reserva de la Biosfera Sierra Tecuani se perdieron en estos ataques.
En Jalisco, en julio de 2023, un ataque con explosivos en contra de agentes de la Fiscalía y Policía de Tlajomulco, dejó tres muertos y 10 heridos, mientras realizaban una investigación en un domicilio en el que les habían reportado que había restos humanos.
Especialistas coinciden en que estos ataques utilizaron tácticas terroristas, pero difieren en considerarlo un acto puro de terrorismo.
“El narcoterrorismo (...) busca objetivos económicos-criminales, pero en el fondo tiene todas las herramientas de un atentado terrorista. Se comete este ataque en contra de la población civil, lo que busca es infundir terror. Tratan de inducir a las autoridades de seguridad a que tome ciertas decisiones y lo hace con artefactos explosivos de acción remota lo que permite que los perpetradores de los ataques salgan ilesos y no sean detenidos por los elementos de seguridad”, afirmó David Saucedo, consultor en seguridad.
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“Son actos que utilizan técnicas terroristas, pero no son ni narcoterrorismo ni terrorismo, porque el terrorismo tiene un sustrato ideológico y estos no son más que delincuentes. Llamarle narcoterrorismo o actos terroristas es hacerles un favor”, mencionó Javier Oliva.
Con información de Editoras OEM