Morelia, Mich. (OEM-Infomex).- Si los chilangos presumen de ser los precursores de la cumbia sonidera, los regiomontanos tienen su punto y aparte con la cumbia rebajada, ese extraño experimento que se utilizó para alargar las canciones y encontrar un ritmo más cadencioso para bailarlas. Ese contrastante mundo es que se toca en la película Ya no estoy aquí, que compite en la selección oficial del Festival Internacional de Cine de Morelia.
Para armar la ficción, el director Fernando Frías plantea una historia donde la pandilla de “Los Terkos” vive con mucha pasión la contracultura cumbiera, caracterizada por atuendos holgados y grandes patillas, pero sobre todo por la camaradería y el buen humor. Ese escenario, sin embargo, será trastocado por un conflicto local que obliga a Ulises, líder de la banda, a migrar a Nueva York, un exilio forzado que lo aleja de todo su sentido de vida y que además lo enfrenta a los prejuicios sociales.
En la charla con los medios de comunicación, Frías explicó que detrás del fenómeno de las pandillas se esconde la carencia de espacios públicos, por lo que todos los rituales tanto de vestimenta como del mismo baile es la respuesta que encuentran esos jóvenes.
La investigación realizada por el director para lograr un retrato creíble le llevó poco más de tres años. En ese lapso conoció el estilo de vida de quienes serían sus protagónicos y de paso pudo integrar a auténticos miembros de estos grupos para que debutaran en el cine.
Sobre el mensaje explícito de la película, el realizador encuentra una metáfora acertada: si la falta de oportunidades y la violencia acortan el tiempo de juventud, la cumbia rebajada entra al quite para alargar la fiesta.
“Ya no estoy aquí” se suma a una ya larga lista de citas que abordan el tema del narcotráfico, sobre todo en esta decimoséptima edición del FICM, donde hemos visto comedias, dramas y hasta historias místicas, pero todas con el eje de la violencia provocada por la delincuencia organizada.