/ sábado 18 de enero de 2020

Un legado antiguo contado por murales

Los edificios virreinales de Morelia resguardan toda una serie de historias que no sólo se cuentan por quienes los ocuparon, sino por las magníficas imágenes de sus paredes

Morelia, Mich. (OEM-Infomex).- Quien crea que un recorrido por el corazón del Centro Histórico de Morelia se reduce a sus maravillosas calles coloniales, tal vez deba ser más curioso. Entre algunos de sus edificios se resguardan murales pintados en diferentes momentos, mismos que tocan temas como la Independencia, la Revolución Mexicana, la lucha contra el opresor, la dignidad que da el trabajo y las festividades que siempre han acompañado al ser humano, sin importar las circunstancias que le rodeen.

En el antiguo Palacio Clavijero, recientemente rebautizado como centro cultural, subir las escalinatas nos enfrenta con la pintura que plasmó el artista Adolfo Mexiac apenas comenzaba el siglo que ahora va por su segunda década.

Ahí aparece una serie de personajes históricos que van del siglo XVIII al XX, encabezados por Miguel Hidalgo y José María Morelos, también por el águila mexicana y su víctima, por personajes que lucen cabizbajos, por niños corriendo y por senos al desnudo.

Foto: Mariana Luna | El Sol de Morelia

Hay puños cerrados en señal de lucha y manos atadas en referencia a la represión; hay manos que sostienen un libro, o una mazorca, o herramientas para hacer arte. Hay un infierno y un umbral que nos lleva a la vida y la muerte.

Mientras el sonido de la fuente que se ubica en el patio central de Clavijero hace lo suyo para armonizar la mañana de este recorrido, se nos viene a la memoria el pleito que ocasionó este mural entre los artistas y políticos de esas fechas, unos en contra porque consideraban que el tema ya estaba rebasado, otros a favor porque un mural nunca está de más.

Lo cierto es que nadie que visite el recinto por primera vez podría quedar indiferente a la obra “Las Montañas de Michoacán”, menos cuando esa óptica habrá de conducirnos a las exposiciones permanentes de ese edificio construido en el siglo XVIII.

Foto: Mariana Luna | El Sol de Morelia

Dicen que todos nos acostumbramos a lo bueno y a lo malo. Así ocurre en los pasillos del Colegio de San Nicolás, ocupado cotidianamente por preparatorianos nicolaitas para quienes los murales son parte de su cotidianidad y ya ni se entretienen en admirarlos. El llamado “Paisaje y Economía de Michoacán” fue pintado por

Marion Greenwood en 1935, una mujer de origen estadounidense que luchó entre un mundo del arte dominado por los varones. Esa visión la llevó a heredar una pintura donde se reflejan las injusticias sociales, donde aparecen niños indígenas, mujeres cargando a sus bebés, campesinos trabajando muy duro y más mujeres en labores de comida.

En tanto, el “Morelos de Apatzingán”, mural realizado por Fermín Revueltas en 1932, contrasta el poder del pueblo y sus machetes contra las plumas de quien se sienta en un elegante escritorio a escribir las leyes, alegoría a “el pueblo manda y vigila”, aunque siga a ras de piso.

Foto: Mariana Luna | El Sol de Morelia

Orígenes

El exdirector del Museo de Arte Contemporáneo Alfredo Zalce, Juan Carlos Jiménez Abarca, nos dice que en los años 30 del siglo pasado se plasmaron los primeros murales en Morelia, con una fuerte presencia de extranjeros y de mujeres.

Pone como ejemplo a las hermanas Greenwood y a Philip Guston, quien en 1934 pintaría junto a otros artistas un escalofriante mural en el Museo Regional Michoacano, conocido como “La inquisición”, aunque no era éste su nombre original, sino “La lucha contra la guerra y el terror”.

Al igual que pasó con la pintura de Clavijero, este mural que retrata a un hombre electrocutado, una mujer descabezada e instrumentos de tortura sufrió de una censura tal que por varios años estuvo oculto bajo el yeso, pero afortunadamente se restauró recientemente.

Foto: Mariana Luna | El Sol de Morelia

La presencia de hombres encapuchados al estilo del Kukuxklán y todo un paisaje oscurantista sembraron el pavor entre grupos católicos a quienes no les agradó la propuesta que fue auspiciada por la misma Universidad Nicolaita. Al respecto, Jiménez Abarca recuerda que dicha institución educativa tenía claras tendencias socialistas, siempre con apoyo a las clases marginadas, de ahí la creación, por ejemplo, de casas de estudiante y esta clase de invitaciones a artistas que desafiaban al capitalismo.

La otra hermana Greenwood, de nombre Grace, también metió mano en el Museo Regional con la obra “Hombres y Máquinas” (1934) realizado tan solo en un mes y en el cual se retrata la aplastante maquinaria industrial del capital que se vale de la mano de obra barata, esa que era explotada hasta la saciedad.

Foto: Mariana Luna | El Sol de Morelia

Sin salir de este edificio podemos ver la obra de Zalce titulada “Los pueblos del mundo contra la guerra atómica”, pintada en 1951. Una enorme águila que devora a la serpiente está al centro de una humanidad sujeta a los terrores del conflicto; a la izquierda vemos a los burgueses, los dueños de la Coca Cola (irónicamente hoy son los organizadores de la Bienal FEMSA), a los soldados, a un hombre que viste gabardina y sombrero, al conquistador y su conquistada.

A la derecha está el indígena casi desnudo, cuyos pies morenos están al lado de las pezuñas del ave, como si fueran un mismo equipo que se pueda quitar las cadenas que los atan.

Ahí también está Hidalgo y Morelos, Cárdenas y Madero, Zapata y Carranza. En otra pared observamos a los sobrevivientes de la Guerra Mundial, los que alcanzaron a escapar de las bombas que casi desaparecen una nación que hoy es poderosa.

Foto: Mariana Luna | El Sol de Morelia

Y finalmente está la huella de Federico Cantú, que en “Los cuatro jinetes del apocalipsis” narra las consecuencias de la conquista española en territorio mexicano.

A los europeos los pinta como guerreros con armaduras, cañones, lanzas y arcabuces, mientras que sus contrincantes esperan de pie esa guerra sin importar que sus armas sean menos potentes.

“Habría que entender cómo el desarrollo de esos estilos, de esas vocaciones murales, se va diluyendo en las mismas problemáticas que esa modalidad artística cubre en el país, una práctica que es abandonada en lo general, pero que sigue en ciertas regiones específicas como en Santa Fe de la Laguna”, añade Jiménez Abarca, quien se pregunta si la sociedad en Morelia actualmente se sigue identificando con la temática revolucionaria, independentista y socialista de muchos de esos murales.

Foto: Mariana Luna | El Sol de Morelia

El México guerrero

Si seguimos nuestro recorrido por el Centro Histórico y nos metemos al Museo Histórico del Poder Judicial nos recibe un José María Morelos y Pavón gigantesco con todo y sus Sentimientos de la Nación pasando por encima de los antes conquistadores.

La obra, llamada “Morelos y la Justicia”, es de Agustín Cárdenas, quien entró en terrenos como la esclavitud, la Constitución, la injusticia y la libertad en un contexto donde la máxima era vencer o morir.

El paseo por la Morelia mural puede terminar (o iniciar, que para el caso es lo mismo) en el Palacio de Gobierno donde el mismo Alfredo Zalce recreó distintos momentos de la hoy capital michoacana, desde su fundación en mayo de 1541 hasta convertirse en la cuna de conspiradores como los hermanos Michelena, el fusilamiento de Mariano Matamoros y la formación del Batallón Matamoros para unirse al combate contra los enemigos norteamericanos.

También desfilan por ese mural Santos Degollado, Juan B. Ceballos, Miguel Silva, Epitacio Huerta, todos ellos miembros del Partido Liberal aunque hoy en día se les relacione más con calles transitadas del centro capitalino.

En fin: si usted tiene una mañana libre, haga este recorrido, fascínese no solo con las diferentes técnicas de los pintores, sino con la abundancia de pensamientos, filias, fobias y referencias históricas de cada mural. Y lo mejor: todo el tour le será gratuito.

Foto: Mariana Luna | El Sol de Morelia

Morelia, Mich. (OEM-Infomex).- Quien crea que un recorrido por el corazón del Centro Histórico de Morelia se reduce a sus maravillosas calles coloniales, tal vez deba ser más curioso. Entre algunos de sus edificios se resguardan murales pintados en diferentes momentos, mismos que tocan temas como la Independencia, la Revolución Mexicana, la lucha contra el opresor, la dignidad que da el trabajo y las festividades que siempre han acompañado al ser humano, sin importar las circunstancias que le rodeen.

En el antiguo Palacio Clavijero, recientemente rebautizado como centro cultural, subir las escalinatas nos enfrenta con la pintura que plasmó el artista Adolfo Mexiac apenas comenzaba el siglo que ahora va por su segunda década.

Ahí aparece una serie de personajes históricos que van del siglo XVIII al XX, encabezados por Miguel Hidalgo y José María Morelos, también por el águila mexicana y su víctima, por personajes que lucen cabizbajos, por niños corriendo y por senos al desnudo.

Foto: Mariana Luna | El Sol de Morelia

Hay puños cerrados en señal de lucha y manos atadas en referencia a la represión; hay manos que sostienen un libro, o una mazorca, o herramientas para hacer arte. Hay un infierno y un umbral que nos lleva a la vida y la muerte.

Mientras el sonido de la fuente que se ubica en el patio central de Clavijero hace lo suyo para armonizar la mañana de este recorrido, se nos viene a la memoria el pleito que ocasionó este mural entre los artistas y políticos de esas fechas, unos en contra porque consideraban que el tema ya estaba rebasado, otros a favor porque un mural nunca está de más.

Lo cierto es que nadie que visite el recinto por primera vez podría quedar indiferente a la obra “Las Montañas de Michoacán”, menos cuando esa óptica habrá de conducirnos a las exposiciones permanentes de ese edificio construido en el siglo XVIII.

Foto: Mariana Luna | El Sol de Morelia

Dicen que todos nos acostumbramos a lo bueno y a lo malo. Así ocurre en los pasillos del Colegio de San Nicolás, ocupado cotidianamente por preparatorianos nicolaitas para quienes los murales son parte de su cotidianidad y ya ni se entretienen en admirarlos. El llamado “Paisaje y Economía de Michoacán” fue pintado por

Marion Greenwood en 1935, una mujer de origen estadounidense que luchó entre un mundo del arte dominado por los varones. Esa visión la llevó a heredar una pintura donde se reflejan las injusticias sociales, donde aparecen niños indígenas, mujeres cargando a sus bebés, campesinos trabajando muy duro y más mujeres en labores de comida.

En tanto, el “Morelos de Apatzingán”, mural realizado por Fermín Revueltas en 1932, contrasta el poder del pueblo y sus machetes contra las plumas de quien se sienta en un elegante escritorio a escribir las leyes, alegoría a “el pueblo manda y vigila”, aunque siga a ras de piso.

Foto: Mariana Luna | El Sol de Morelia

Orígenes

El exdirector del Museo de Arte Contemporáneo Alfredo Zalce, Juan Carlos Jiménez Abarca, nos dice que en los años 30 del siglo pasado se plasmaron los primeros murales en Morelia, con una fuerte presencia de extranjeros y de mujeres.

Pone como ejemplo a las hermanas Greenwood y a Philip Guston, quien en 1934 pintaría junto a otros artistas un escalofriante mural en el Museo Regional Michoacano, conocido como “La inquisición”, aunque no era éste su nombre original, sino “La lucha contra la guerra y el terror”.

Al igual que pasó con la pintura de Clavijero, este mural que retrata a un hombre electrocutado, una mujer descabezada e instrumentos de tortura sufrió de una censura tal que por varios años estuvo oculto bajo el yeso, pero afortunadamente se restauró recientemente.

Foto: Mariana Luna | El Sol de Morelia

La presencia de hombres encapuchados al estilo del Kukuxklán y todo un paisaje oscurantista sembraron el pavor entre grupos católicos a quienes no les agradó la propuesta que fue auspiciada por la misma Universidad Nicolaita. Al respecto, Jiménez Abarca recuerda que dicha institución educativa tenía claras tendencias socialistas, siempre con apoyo a las clases marginadas, de ahí la creación, por ejemplo, de casas de estudiante y esta clase de invitaciones a artistas que desafiaban al capitalismo.

La otra hermana Greenwood, de nombre Grace, también metió mano en el Museo Regional con la obra “Hombres y Máquinas” (1934) realizado tan solo en un mes y en el cual se retrata la aplastante maquinaria industrial del capital que se vale de la mano de obra barata, esa que era explotada hasta la saciedad.

Foto: Mariana Luna | El Sol de Morelia

Sin salir de este edificio podemos ver la obra de Zalce titulada “Los pueblos del mundo contra la guerra atómica”, pintada en 1951. Una enorme águila que devora a la serpiente está al centro de una humanidad sujeta a los terrores del conflicto; a la izquierda vemos a los burgueses, los dueños de la Coca Cola (irónicamente hoy son los organizadores de la Bienal FEMSA), a los soldados, a un hombre que viste gabardina y sombrero, al conquistador y su conquistada.

A la derecha está el indígena casi desnudo, cuyos pies morenos están al lado de las pezuñas del ave, como si fueran un mismo equipo que se pueda quitar las cadenas que los atan.

Ahí también está Hidalgo y Morelos, Cárdenas y Madero, Zapata y Carranza. En otra pared observamos a los sobrevivientes de la Guerra Mundial, los que alcanzaron a escapar de las bombas que casi desaparecen una nación que hoy es poderosa.

Foto: Mariana Luna | El Sol de Morelia

Y finalmente está la huella de Federico Cantú, que en “Los cuatro jinetes del apocalipsis” narra las consecuencias de la conquista española en territorio mexicano.

A los europeos los pinta como guerreros con armaduras, cañones, lanzas y arcabuces, mientras que sus contrincantes esperan de pie esa guerra sin importar que sus armas sean menos potentes.

“Habría que entender cómo el desarrollo de esos estilos, de esas vocaciones murales, se va diluyendo en las mismas problemáticas que esa modalidad artística cubre en el país, una práctica que es abandonada en lo general, pero que sigue en ciertas regiones específicas como en Santa Fe de la Laguna”, añade Jiménez Abarca, quien se pregunta si la sociedad en Morelia actualmente se sigue identificando con la temática revolucionaria, independentista y socialista de muchos de esos murales.

Foto: Mariana Luna | El Sol de Morelia

El México guerrero

Si seguimos nuestro recorrido por el Centro Histórico y nos metemos al Museo Histórico del Poder Judicial nos recibe un José María Morelos y Pavón gigantesco con todo y sus Sentimientos de la Nación pasando por encima de los antes conquistadores.

La obra, llamada “Morelos y la Justicia”, es de Agustín Cárdenas, quien entró en terrenos como la esclavitud, la Constitución, la injusticia y la libertad en un contexto donde la máxima era vencer o morir.

El paseo por la Morelia mural puede terminar (o iniciar, que para el caso es lo mismo) en el Palacio de Gobierno donde el mismo Alfredo Zalce recreó distintos momentos de la hoy capital michoacana, desde su fundación en mayo de 1541 hasta convertirse en la cuna de conspiradores como los hermanos Michelena, el fusilamiento de Mariano Matamoros y la formación del Batallón Matamoros para unirse al combate contra los enemigos norteamericanos.

También desfilan por ese mural Santos Degollado, Juan B. Ceballos, Miguel Silva, Epitacio Huerta, todos ellos miembros del Partido Liberal aunque hoy en día se les relacione más con calles transitadas del centro capitalino.

En fin: si usted tiene una mañana libre, haga este recorrido, fascínese no solo con las diferentes técnicas de los pintores, sino con la abundancia de pensamientos, filias, fobias y referencias históricas de cada mural. Y lo mejor: todo el tour le será gratuito.

Foto: Mariana Luna | El Sol de Morelia

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