Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- La Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) a través de su Instituto de Investigaciones de Ciencias de la Tierra está por instalar un circuito de bocinas en Morelia que van a fortalecer la red de alerta sísmica y con ello estar preparados en casos de catástrofes naturales.
En entrevista, la geóloga Isabel Israde detalló que los altavoces se ubicarán en dos zonas de Ciudad Universitaria, las radiodifusoras Radio Ranchito y La Z, la Preparatoria 2, las facultades de Derecho y Farmacobiología, el Mercado Independencia y el Sistema Michoacano de Radio y Televisión (SMRTV).
Una vez que se instale el sistema de bocinas, lo cual se prevé para las próximas tres semanas, se harán simulacros para concientizar a la población de qué hacer en caso de sismos, pues no se cuenta con una cultura de prevención que, por ejemplo, dote a cada hogar de un kit de productos médicos, alimenticios y de primera necesidad ubicados en un lugar estratégico.
Necesario fortalecer la red de sismógrafos
Pese a vivir en una zona sísmicamente activa desde la época prehispánica, en Michoacán no hay una red monitora completa debido a que las políticas públicas nunca han privilegiado acciones de prevención. Isabel Israde afirma que en el campo Michoacán-Guanajuato tenemos más de dos mil conos volcánicos que generan sismos, los cuales están generados por la subducción de la Placa de Cocos y la Placa Pacífica por debajo de la Norteamericana, que provoca compresión y dilatación de las placas tectónicas. En cualquiera de los dos casos, el magma trata de ascender, con lo que se forman volcanes o fracturas.
En el marco del Congreso por los 80 años del Paricutín, la doctora en estratigrafía de Cuencas Lacustres recuerda la importancia de contar con una red sísmica en el estado, dado que es donde más terremotos se registran junto a Oaxaca, Chiapas y Guerrero.
“Carecer de una red nos impide predecir lo que sucedería si tenemos una amenaza sísmica o volcánica, tenemos como sociedad que aprender a convivir con la naturaleza, no hacernos sus enemigos, sino entender que el paisaje debe funcionar como tal y nosotros solo acomodarnos porque no la podemos manipular”, dijo.
Recuerda que desde hace 10 años la Universidad Michoacana ha comprado sismógrafos que ya colocaron en lugares clave como Angahuan y Maravatío, mientras que otros están por instalarse en Tacámbaro, La Piedad y Uruapan. Son sensores pequeños que se ponen en áreas lejanas a fuertes movimientos provocados por máquinas o automotores pesados y donde hay fallas activas.
Pero hacen falta más, reconoce la investigadora. “Mínimo necesitamos 20, para tener una red más completa y conectada al Servicio Sismológico Nacional”. Al preguntarle por qué a pesar de la historia en Michoacán no se ha terminado por concretar la instalación de una gran red sísmica, no duda en afirmar que obedece a que “en nuestro estado no se han caído edificios, por eso no tenemos alerta y los esfuerzos han sido particulares, con proyectos externos”.
Isabel Israde y el también investigador Víctor Hugo Garduño Monroy han insistido durante los últimos 30 años en la necesidad de contar con la red de alerta sísmica, incluso con un proyecto que fue aprobado con recursos por el gobierno federal en 2005, pero cuya inversión nunca se aterrizó en lo local.
