Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Con un fuerte incendio que se registró en el cerro de Jicalán, en el municipio de Uruapan, donde resultaron dañadas alrededor de 10 hectáreas en la primer noche del siniestro, arrancó la temporada de incendios forestales en Michoacán; este año se prevé un periodo crítico debido a que existe mucho material combustible a consecuencia de las abundantes lluvias que generaron el crecimiento de pastizales y arbustos, condiciones que podrían aprovechar los destructores de reservas forestales, sobre todo para inducir el cambio de uso de suelo para siembra de cultivos agrícolas.
“No son incendios forestales, son que más intencionadas, debemos dejarlo de ver como un accidente porque detrás de todos los siniestros de este tipo hay personas que no respetan la vida silvestre, que les gana la avaricia por el cambio de uso de suelo, se olvidan de los valores humanos y de su cultura ambiental”, fijo el director de la Comisión Forestal de Michoacán (Cofom), Rosendo Caro Gómez.
Michoacán viene de enfrentar una fuerte temporada de incendios en el 2021, cuando 636 eventos de fuego forestal arrasaron con 34 mil hectáreas de bosques, una destrucción que termina con flora y fauna que es difícil recuperar, los árboles más dañados son los de renuevo, sembrados de uno a tres años antes.
Las tareas de reforestación apenas alcanzan para atender 20 mil hectáreas en promedio, es decir, cada año se incendia más territorio del que se logra reforestar, y aunque un gran porcentaje de lo que daña el fuego forestal es arbustivo, en los predios afectados es difícil lograr una reforestación.
De acuerdo con el titular de la Cofom, la prevención de estos siniestros debe ir más allá de lo que pasa en los bosques, tiene que ver con el rescate de los valores humanos, “todos tenemos una conciencia ambiental, porque desde niños nuestros padres y abuelos nos educan respetando la vida y la naturaleza, pero muchas personas abandonan estos principios y cometen este tipo de delitos sin dimensionar el daño que causan”, expresó.
Las regiones más afectadas por el fuego en los bosques están relacionadas con la expansión agrícola y con el crecimiento urbano, de acuerdo a los registros del 2021, los municipios que más área incinerada registraron fueron Coalcomán, Morelia, Uruapan, Aguililla, Los Reyes, Chilchota, Ario de Rosales, Tacámbaro, Hidalgo y Zacapu.
Brigadistas se preparan para la temporada de estiaje
Alrededor de 500 combatientes se alistan para combatir el fuego forestal este año, la comisión forestal dispondrá de 50 brigadas, de 10 personas cada una, para tratar de contener los daños provocados a los bosques; en los próximos días se sumarán mas combatientes que a su vez integrará la Comisión Nacional Forestal y los ayuntamientos de la entidad.
“Esta no es una tarea de la que nos guste presumir, porque los combatientes de fuego forestal deberían ser el último recurso que buscaríamos para detener el daño ambiental, estas personas ponen en riesgo su vida porque otras personas provocan los incendios, no es fácil apagar el fuego en los bosques, a veces los brigadistas son atrapados y llegan a perder la vida”, explicó el director Rosendo Caro Gómez.
En las tareas de combate al fuego forestal también se contará con dos helicópteros que permitirán atacar el fuego en las regiones más agrestes, pero también para trasladar a brigadistas o proveer de víveres en casos necesarios.
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De acuerdo con el director de la Cofom, aún se está en proceso de madurar la estrategia de combate a los incendios, donde se espera una coordinación con los ayuntamientos, brigadas voluntarias y otras que aporten las organizaciones de silvicultores e incluso la iniciativa privada; en una semana más quedará afinada la estrategia estatal conjunta, donde también se sumará el Gobierno Federal para controlar los siniestros.
De acuerdo a los pronósticos del tiempo, Rosendo Caro adelantó que se espera una temporada de estiaje seca con temperaturas muy elevadas, “hay mucho riesgo para los bosques, por eso pedimos a la sociedad en general que se sumen a prevenir este tipo de siniestros, y a los ayuntamientos en particular, a que vigilen las fronteras agrícolas y que se apeguen a un programa de Ordenamiento Ecológico Territorial para que definan hacia dónde no se debe permitir la expansión urbana, ganadera o agrícola”.
