Templo de San Diego, listo para recibir cientos de peregrinos

A la entrada del templo, habrá seis filtros de sanidad para evitar contagios de Covid-19

Ulises Fonseca | El Sol de Morelia

  · domingo 12 de diciembre de 2021

Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Mujeres vestidas de “guarecitas” y creyentes de atraviesan la calzada Fray Antonio de San Miguel arrodillados, la mayoría apoyados con cobijas y algunos pocos con la única protección de la tela del pantalón, son algunas imágenes que se pueden ver en las inmediaciones del templo de San Diego, al que arribarán miles de peregrinos este 12 de diciembre, según calcula Jorge Aguilar, encargado del Santuario de Guadalupe.

Dicho santuario está alojado en una construcción que ha recibido peregrinos cada diciembre desde la década de 1820, cuando inició la tradición, aunque la historia del templo se remonta a más de un siglo antes, dado que su construcción comenzó en 1708.

Lo anterior se desprende de los datos históricos recopilados por el propio Jorge Aguilar y de acuerdo con estos, lo que peregrinos y visitantes pueden ver hoy día es resultado de un proceso amplio de construcciones y modificaciones.

La construcción del edificio terminó en 1716, pero a partir de ahí hubo varias edificaciones alternas: la casa que serviría de vivienda a los capellanes en 1737; el muro de atrio que se entregó en 1807 y una decoración interior en estilo barroco y policromado que estuvo lista en 1913.

En las actuales jardineras frente a la Universidad de Morelia estaban las tumbas de un cementerio, mientras que la actual Facultad de Derecho Nicolaita fue un convento y en lo que ahora es el auditorio Samuel Ramos estaba un huerto.

Jorge Aguilar recuerda que en el tiempo del presidente Plutarco Elías Calles (1924-1928) el convento le fue cedido a la Universidad Michoacana, mientras que la iglesia quedó bajo cuidado del clero secular en 1925 y ese año se le dio nombre de templo de San Diego.

A este templo vienen, dijo, peregrinos de toda clase: “de colonias, escuelas, los de la policía, autoridades, de tiendas, gremios, corporaciones, de iglesias cercanas, en fin, vienen muchos grupos y creo que ahora que pasó la pandemia, pues en el 2020 cerramos, como que la gente se está dejando venir”.

Entre estas personas está la familia de Carmen, mujer que contó: “Venimos todos los años, también en el 2020, y ahora aquí estamos, trajimos a mi papá. Lo más importante es venir a visitar la Virgen de Guadalupe, que no se pierda la fe”.

Entre el comercio y las creencias

El responsable del Santuario de Guadalupe enfatizó que su trabajo de organizar la celebración se circunscribe a lo que ocurre en el templo: “Afuera los comerciantes tienen sus normas y arreglos, nosotros no tenemos que ver nada absolutamente con ellos, más bien se colgaron de nosotros para hacer su venta”.

El eclesiástico fue más allá al comentar que los puestos “nos ahogan, son incontrolables y ni la fuerza del gobierno los puede mover, claro, deben vivir, pero a veces bloquean; por eso el municipio ha trabajado por organizarlos y ha colocado barandas para que la gente camine más cómodamente”.

Entrevistado en la entrada del templo, Miguel Ángel parece estar de acuerdo con Jorge Aguilar, dado que consideró que los visitantes llegan atraídos más por los puestos de comida y los juegos antes que por el tema religioso.

“Los morelianos no están en la iglesia, no peregrinan, están en la fiesta de la peregrinación, esa (la celebración) sí puede ser parte de la identidad de Morelia. De hecho, si le preguntas a la mayoría de personas por qué es la feria de San Diego, no van a saber decir, todos lo conocen como las cañas y sanseacabó”.

En contraste a Jorge Aguilar y Miguel Ángel, hay quienes concilian su sentimiento religioso con la actividad comercial, como lo manifestó Silvia, comerciante dedicada a los artículos religiosos, que vende justo a un lado de la entrada al templo.

“Soy la cuarta generación dedicada a esto. Hay poca venta pero como quien dice estamos empezando a trabajar de nuevo. Le damos las gracias a Alfonso Martínez que nos dio oportunidad de reactivarnos económicamente. Yo soy cien por ciento católica, quiero mucho a mi Morenita linda y todos los días antes de trabajar le pido permiso de trabajar afuera de su casa, donde no le hago mal a nadie”.