Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- El juez a cargo de llevar a cabo el proceso oral sobre el asesinato de Xitlali Ballesteros, ocurrido el 30 de septiembre de 2020, previó que con dos audiencias más se habrá concluido el desfile de testimonios y por lo tanto se acerque el día en que pueda dictar sentencia condenatoria o absolución de las dos personas actualmente imputadas: Laura N y Estephany N.
En uno de los casos más mediatizados en los últimos años, el juez precisó que el Ministerio Público ha cumplido a cabalidad con las citas a distintos testigos, mientras que el Poder Judicial facilitó dos diferentes salas para agilizar las audiencias que podrían llegar a su fin en la primera semana de junio.
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Este miércoles compareció el esposo de Laura Angélica, un policía ministerial en activo de nombre Gerardo, quien se mostró dubitativo en sus declaraciones e incluso dijo ignorar el motivo de su llamado a la sala de juicio oral, con el argumento de no saber prácticamente nada del caso, ni siquiera el motivo por el cual se le acusa a su pareja sentimental. En un inicio quiso negarse a participar, pero el juez le hizo saber que no le asistía ese derecho por ser un personaje que puede resultar clave en las indagatorias, además de que en su momento rindió declaración ante agentes de la Fiscalía General del Estado (FGE).
En ese punto, Gerardo afirmó que fue obligado a firmar un recuadro en blanco el 1 de octubre de 2020, un día después del crimen contra la enfermera Xitlali Ballesteros Heredia. Según su versión, acudió a la FGE con sede en Xangari para llevarle agua a su esposa, quien se encontraba solo en calidad de testigo, pero en ese momento cuatro agentes lo habrían intimidado para hacer que firmara una hoja en blanco, por lo que no reconoce nada de su supuesta declaración.
A petición del ministerio público que lleva el caso, el policía vio la hoja con la declaración y dijo reconocer su firma, pero reiteró que al momento de ponerla no había una sola línea dictada por su voz. En su momento, dijo, no interpuso ninguna denuncia por miedo a represalias, e incluso añadió que su aún pareja ha recibido amenazas de muerte en el penal David Franco Rodríguez.
Sobre los hechos, aportó muy pocas pistas para saber si Laura N. tuvo participación en el crimen. De ese 30 de septiembre solo dijo recordar que estuvieron juntos en una casa que rentaban, a la cual él arribó a las 19:30 horas estando ella en su interior. Precisó que durante su jornada laboral, de 7:00 a 19:00 horas, nunca tenían comunicación, pero aceptó que días previos al asesinato la notó triste y con actitudes fuera de lo común.
Lo que más sorprendió de su testimonio fue la estrategia de supuestamente ignorar por qué su esposa está presa, así como una serie de contradicciones ante las interrogantes de la Fiscalía. El resto de testimonios se basaron en saber cómo fue que un celular propiedad de Laura N. fue a parar a un domicilio en Valle de Santiago, Guanajuato, donde se encontró el cuerpo de la víctima.