La elaboración y comercialización de la tradicional Rosca de Reyes permitirá a los panaderos saldar deudas con los proveedores, que durante el año les financian las materias primas, además les generarán ingresos para arrancar el año con menos pendientes económicos.
Oliverio Cruz Gutiérrez, delegado de la Cámara Nacional de la Industria de la Panificación en Michoacán, comentó que ésta es una de las mejores temporadas del año, lo que les permite obtener más ingresos para hacer frente a la cuesta de enero; de acuerdo con la capacidad de cada panadería, se hornean de 100, 200 y hasta 500 roscas por establecimiento.
Queremos que por lo menos los más de cuatro millones de michoacanos prueben un pedazo de rosca
Oliverio Cruz Gutiérrez
Sobre los precios, indicó que si bien los ingredientes registraron una tendencia alcista de 25% durante 2018, se buscará impactar lo menos posible a los consumidores.
Se podrán encontrar roscas individuales desde los 12 pesos, hasta grandes o familiares desde 200 a 400 pesos, todo depende de la cantidad y calidad de los ingredientes.
Hoy en día la industria de la panificación en México lucha por mantener viva esta tradición que no es sólo religiosa, sino gastronómica, toda vez que se enfrenta al desabasto de algunos productos para elaborar la tradicional Rosca de Reyes, como es el caso de algunas frutas secas, en particular el acitrón.
La Rosca de Reyes se mantiene como una tradición; motivo de reunión en los hogares y oficinas para compartirla, acompañada de un delicioso chocolate o café.
La rosca recuerda la corona que Jesucristo tenía como Rey de Reyes como tal lo reconocieron los Reyes Magos que llegaron a visitarlo.
La corona era redonda, pero como en México las familias eran muy grandes, se tuvo que aumentar su tamaño, y debido a que no cabían en el horno se tuvieron que hacer ovaladas.
Antiguamente la tradición era que quien encontrara la figura se convertía en el centro de la fiesta, se le ponía una corona hecha de cartón y cubierta de papel dorado, y se le daba el nombramiento de “padrino del Niño Jesús”.
El afortunado tenía que vestir con ropas nuevas la imagen del Niño Dios que estaba en el Nacimiento y presentarlo en la iglesia el 2 de febrero, para después hacer una fiesta con tamales y atole.
En otros estados del país la tradición se modificó y en lugar de insertar muñecos se escondía un anillo o un dedal.
Pero lo que se ha establecido como “obligación” es que quien saque la figura invita los tamales el Día de la Candelaria, que es el término de la cuarentena de la Virgen María, y por consiguiente, el fin de las celebraciones navideñas, cuando se levantan los nacimientos. (F)