Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- En el juicio oral para desahogar testimonios por el homicidio de Xitlali Ballesteros, ocurrido el 30 de septiembre de 2020, se dejaron ver ciertos indicios de un conflicto velado entre la víctima y su sobrina política, Estephany "N", quien hace unos días confesó haber participado activamente en el crimen el cual estuvo rodeado de creencias y prácticas de brujería.
A la audiencia realizada este martes en la sala 16 del Poder Judicial en Mil Cumbres acudió como testigo la señora Guadalupe N, tía de Xitlali, quien reveló que trabajó en casa de ésta y su pareja, el doctor Alonso Alemán, como prestadora de servicios domésticos por un periodo de 11 meses. Gracias a ese acercamiento constante pudo observar una aparente amistad entre la enfermera y la sobrina del médico, ya que ambas convivían no solo en el hogar, sino salían a viajes de esparcimiento, lo que incluyó estancias en la playa y en balnearios.
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En este punto, Xitlali y Alonso ya llevaban tres años con una vida en conjunto y habitaban una residencia en el fraccionamiento Montaña Monarca al lado del hijo de ella, producto de su anterior matrimonio. La compañía era constante, pues el galeno enfermó de cáncer y necesitaba de atención y cuidados que siempre le brindaba su pareja sentimental. De acuerdo a Guadalupe, la aparente fraternidad entre las mencionadas mujeres parecía ser artificial, pues Xitlali le relató en diversas ocasiones que Estephany sólo visitaba esa casa para que su tío le diera dinero sin nada a cambio. Con todo y eso, ambas se decían querer mucho, ser confidentes y las mejores amigas.
El 30 de septiembre de 2020, Guadalupe le había llamado a su sobrina en distintas ocasiones sin éxito. Posteriormente se enteró de su desaparición y cuando al fin se conoció el trágico desenlace, vio en el velorio a Estephany, que dijo estar desecha, pues había perdido a quien consideraba su mejor amiga, cosa que no creyó del todo considerando las confidencias anteriores.
Más aún, fue el propio doctor Alemán quien le reveló a Guadalupe que de acuerdo a las primeras investigaciones policiacas, había algunas sospechas contra la sobrina, sin darle otros detalles. Por eso, cuando días después se supo en los medios sobre la detención de Estephany y su cómplice Laura N, la señora experimentó sentimientos “de coraje y frustración”. En su testimonio añadió que incluso el 29 de septiembre, un día antes de que se concretara el crimen, la pariente del doctor invitó insistentemente a Xitlali para que salieran, pero ésta se negó porque debía atenderlo de su enfermedad.
Amenazas anónimas
Otro testimonio fue el de Nancy N, media hermana de la víctima, quien se enteró de la desaparición y aguardó en casa las primeras horas, solo que, al no recibir noticias, acudió a la Fiscalía General del Estado (FGE) para interponer la denuncia. En ese lapso, relata que recibió dos mensajes de texto y una llamada a su celular, donde la amenazaron con devolverle a su familiar “en bolsas de plástico” si no retiraba la demanda. Debido al uso de una suerte de filtro, la voz al otro lado del teléfono era difusa, irreconocible, así que no pudo distinguir siquiera si se trataba de un hombre o una mujer.
La madre de Xitlali, de nombre Lucila, dio su testimonio sin la presencia de las imputadas en el caso, pues por recomendación de su psicóloga no era prudente que las viera de cerca. Dijo que se enteró de la desaparición hasta un día después, es decir, el 1 de octubre, ya que todas las noches tomaba dosis de clonazepam que la hacían dormir por varias horas. Según su versión, veía poco a su hija, toda vez que estaba dedicada a los cuidados del médico y solo se visitaban unas tres veces al mes. A Estephany nunca la conoció físicamente, aunque Xitlali sí la llegó a mencionar en distintas ocasiones con buenas referencias.
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Los últimos dos testigos en la comparecencia fueron el policía a quien le reportaron el abandono de un auto Mercedes Benz, propiedad del médico en cuya cajuela fue colocado el cuerpo de Xitlali, además de un agente de investigación que tomó el caso en cuanto se concretó la denuncia en la FGE.
Durante la audiencia previa, Estephany confesó que entre ella y Laura N asesinaron a Xitlali al interior de una casa y en medio de prácticas de brujería y rezos a la Santa Muerte. Posteriormente, arrojaron el cadáver en una huerta de Valle de Santiago, Guanajuato, para tres días después ser detenidas como las principales sospechosas y desde entonces permanecen presas en Mil Cumbres.