Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Cada que suben los índices de violencia en Michoacán y otras entidades del país, el discurso oficial y mediático es que se debe a disputas entre elementos del crimen organizado. Sin embargo, las causas son mucho más profundas y obedecen a factores como el económico y social, así como la participación activa de un Estado cómplice, coincidieron tres analistas invitados al foro virtual “Focos rojos en Michoacán”, organizado por la asociación civil México Unido Contra la Delincuencia (MUCD).
En la mesa a distancia difundida a través de un space en Twitter participaron Lorena Cortés, titular del Centro Estatal para la Prevención del Delito; Salvador Maldonado, investigador del Colegio de Michoacán, y Romain Le Cour, integrante de México Evalúa, con la moderación de Edgar Baltazar y Daniela Osorio.
En el diagnóstico que dio pie a la serie de reflexiones, se recordó que entre el 10 y el 15 de marzo del presente año, tres mil 100 elementos del Ejército Mexicano y la Guardia Nacional arribaron a la entidad para reforzar operativos de contención. Aún así, sucedieron hechos como el fusilamiento en San José de Gracia, el asesinato del alcalde de Aguililla, César Valencia, y su asesor René Cervantes, sin olvidar el crimen contra el periodista Armando Linares en Zitácuaro.
En el primer trimestre del año, mencionaron, Michoacán fue la segunda entidad con más violencia letal al registrar 273 víctimas, incluyendo los feminicidios. Del total de carpetas de investigación, Morelia concentra el 21 por ciento de los casos, pero en relación al número de habitantes, Jacona presenta la tasa más alta de estos delitos, con 60 carpetas por cada 100 mil habitantes, mientras que a nivel estatal es de 16.
Otros ejemplos de la violencia exacerbada es la extorsión a los productores de limón en municipios como Apatzingán, Buenavista, Tepalcatepec, Múgica y Aguililla, pasando de dos extorsiones documentadas en 2019 a 63 en 2021, además de 16 víctimas en el primer trimestre del 2022.
De acuerdo con la Encuesta de Percepción de Seguridad Pública del Inegi, publicado el pasado 19 de abril, el 67 por ciento de los mayores de edad en Morelia y 68 por ciento en Uruapan dijeron que la presencia del crimen organizado es una de los tres fenómenos sociales que más les preocupan.
Para comprender qué factores históricos han contribuido a que el estado sea considerado un foco rojo, Lorena Cortés recordó que desde la década de los 40 del siglo pasado ya había indicios que contribuyeron a la violencia letal debido al tráfico de drogas, por lo que no comenzó necesariamente en el sexenio de Felipe Calderón, aunque sí se detonó. También se refirió a la crisis del sistema penal que permite altos grados de impunidad -90 por ciento en el caso del homicidio doloso- y a las complicidades de facto entre grupos delincuenciales y la clase política. En tanto, Salvador Maldonado dijo que hay “infinidad de estudios que explican la formación y vida de los grupos de la delincuencia organizada”, pero es un fenómeno que no podría explicarse sin la existencia de esferas de protección, las cuales provienen del gobierno y actores transnacionales, pero también desde la misma sociedad. En ese tenor, dijo el especialista, los delincuentes han logrado cierta legitimidad sobre todo en pequeñas comunidades, lo que les da más fortaleza y los multiplica.
Mafia de facto
Romain Le Cour remarcó la relación innegable entre narcotráfico y Estado, al cual se le suele acusar de estar ausente, pero nada más lejano de eso. Por el contrario, ha sido muy participativo desde mediados del siglo pasado, pues Michoacán ha sido por décadas una de las entidades más militarizadas. Ese contexto, dijo el académico, nos lleva a pensar en una mafia, donde se conjuntan factores como corrupción, colaboración y colusión en actividades ilícitas y uso de la violencia. “Con la mafia, el Estado es parte de la ecuación, y en particular, Michoacán lo reafirma en un sentido económico, con productos agro cooptados por el crimen; la violencia no es incompatible con los mercados, y viceversa”.
Cortés también puso en el análisis la historia política de la entidad, caracterizada por la inestabilidad que ha conllevado a gubernaturas interrumpidas, así como una pluralidad que incluso permitió candidaturas independientes ganadoras en el pasado proceso electoral.
Finalmente, Salvador Maldonado recordó que en Michoacán el uso de la fuerza ha ocasionado más problemas que soluciones, por lo que lamentó que nunca se hayan fortalecido verdaderas estrategias de prevención a largo plazo. “Hay que pensar en enfoques regionales, porque la sociedad suele ser excluida de estas estrategias”, concluyó.