Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- El fallo definitivo en el caso de Rosario Márquez Mejía, joven asesinada en Santiago Undameo el 4 de noviembre de 2019, estaba anunciado para la tarde de este martes. Sin embargo, amparados en la ley, los integrantes del jurado tomaron el plazo de 24 horas para sopesar las pruebas y dieron cita para el miércoles a las 9:00 de la mañana, momento en que se sabrá si la inculpada, Ana Cristina N., es declarada culpable o inocente.
Una agente del Ministerio Público dio lectura a lo que considera fueron las pruebas aportadas en el juicio oral que demuestran la culpabilidad de Cristina, quien era pareja sentimental de la víctima.
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Fue el 4 de noviembre de ese año cuando Rosario le dijo a su familia que iba a la panadería, solo que en realidad habría abordado un auto en compañía de su novia. Ambas tomaron la carretera Acuitzio-Morelia y llegaron a un paraje conocido como El Paso de la Muerte, donde finalmente la joven recibió 15 lesiones, entre ellas tres disparos con arma de fuego.
De acuerdo a las indagatorias de la Fiscalía General del Estado (FGE), se acreditó que el arma homicida fue accionada por Cristina, además de contar con testimonios que comprobaron conductas tóxicas de la imputada, así como videos donde se les observa a bordo de un Polo color gris el día de la desaparición.
“Rosario fue violentada de forma inhumana”, relató la agente del MP, pues su cuerpo fue arrastrado por el piso y su ropa íntima se colocó por encima de sus prendas de vestir. Entre víctima y victimaria hubo un noviazgo que para el día de los hechos ya estaba roto, pero Cristina se mostraba insistente en retomarlo hasta el grado del acoso cotidiano. De acuerdo a un testigo, ese 4 de noviembre se llamaron por teléfono y luego de ello Rosario habría dicho “ya me va a dar mi putiza”, lo que hace sospechar que había violencia física cotidiana.
La captura de Cristina no fue inmediata; incluso acudió al sepelio de Rosario y días después le mandó mensajes de texto a su madre, diciéndole detalles de cómo otra persona la había asesinado. “Me dijo que sabía cosas, que conocía a gente importante y me iba a ayudar a descubrir al asesino, pero todo era mentira”, dijo la señora Bertha, entre lágrimas e impotencia.
Bertha y su hijo Édgar suplicaron al juez que se aplique la justicia, que se le declare culpable y apliquen la pena máxima por feminicidio. “Tengo el corazón partido porque nada me va a regresar a mi hija; lo que hemos vivido es un calvario”, relató sin contener el llanto.
La abogada defensora argumentó que a lo largo de las investigaciones hubo errores de procedimiento en el cateo de casas e incluso aseguró que no quedó demostrado que el arma haya sido detonada por su cliente.