Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- La organización vecinal en coordinación con grupos de seguridad privada se hizo necesaria en Morelia debido a los altos índices de delincuencia que se registran cada año, donde hay 160 homicidios por año y más de 500 denuncias por robos a casa habitación y vehículos.
Lo anterior ha derivado en desconfianza paulatina hacia las instituciones de seguridad pública y la consecuente reacción y necesidad de los ciudadanos para autoprotegerse y organizarse a nivel vecinal, comenzando desde calles y colonias.
De acuerdo con una fuente de la empresa de seguridad privada creada por cooperación denominada Grupo Tigre, “la gente confía más en ellos por la rapidez del servicio, que en las autoridades municipales. Cuando hay una emergencia nosotros estamos en el lugar con una demora de uno a cinco minutos”.
Los vecinos se quejan de que cuando llaman al 911 la policía tarda hasta una hora en llegar, según cuenta Vicente Mendoza, coordinador de esta organización.
De acuerdo con el comisionado de seguridad en Morelia, Alejandro González Cussi, a partir de este año comenzó una nueva organización en las estrategias de seguridad municipal para llegar a más ciudadanos que requieren de su servicio, y se trabaja para que todos los sectores de Morelia tengan reuniones vecinales, con la meta de que en el primer trimestre de este año se consolide una coordinación con todos los jefes de manzana o encargados del orden.
De acuerdo con la Secretaría de Urbanismo y Movilidad, Gladis Butanda, no se sabe con exactitud cuántas colonias y calles se han cerrado por situaciones de la delincuencia, dado que no hay un registro total y lo que hacen no corresponde a los reglamentos establecidos en el código de desarrollo Urbano, donde se expresa que no se deben cerrar calles ni vialidades para permitir el libre tránsito. Sin embargo reconoció que esto es un fenómeno social que obedece a una reacción de auto protección.
Se estima que en la ciudad de Morelia en los últimos cinco años se han cerrado más de 700 calles y vialidades que van desde retornos y callejones hasta colonias enteras buscando reducir robos a casas habitación y otros delitos del fuero común como asaltos.
De acuerdo con el comisionado, recientemente se creó un comité municipal en Morelia para atender la situaciones donde los vecinos han cerrado sus calles, y buscar alternativas para que retiren todo tipo de obstáculos que impiden el libre tránsito, a razón de que también hay otros vecinos inconformes que no están de acuerdo con el cierre de calles.
Los vecinos cierran calles con rejas, plumas que son accionadas por personal de vigilancia, y otros mecanismos que requieren de personal que no en pocas ocasiones son pagados por cooperación vecinal.
Cussi informó que el gobierno municipal está trabajando colonia por colonia con los encargados del orden para generar un padrón completo de números de teléfono e integrarlos en grupos de WhatsApp, donde haya plena coordinación con las autoridades municipales de tal forma que a finales de marzo se tendrá una red ciudadana de vecinos directamente comunicados con la corporaciones de seguridad municipal.
El funcionario confía en que los delitos en Morelia están bajando, sobre todo los relacionados con el fuero común, aunque la percepción de inseguridad indica lo contrario y Morelia junto con Uruapan y Zamora, el ciudadano de a pie lo percibe como lugares inseguros, donde la integridad física está en riesgo todo el tiempo.
“Son registros de opiniones públicas que no tienen un fundamento con gráficos reales”, señala el comisionado de la seguridad municipal, mientras afirma que en la ciudad de Morelia “la inseguridad está bajando y se notará el trabajo al paso de tres años”.
Alejandra Chagolla Hernádez, vecina de la colonia Jardines de Guadalupe y coordinadora del programa “Vecinos Vigilantes”, compartió que recientemente se organizaron como vecinos a raíz de varios robos que hubo en su calle y uno de los cuales le tocó.
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En su casa se llevaron los muebles en un camión de mudanza, y aunque los vecinos fueron testigos del saqueo no se percataban de que se trataba de un delito.
“Para mí fue muy doloroso; a pesar de que puse denuncias nunca pudimos recuperar nuestro patrimonio familiar, eso nos llevó a organizarnos e instalar cámaras de vigilancia en cada casa de cada esquina, a hacer reuniones cada dos viernes del mes y eso nos ha ayudado. La delincuencia ha bajado notablemente, aunque a un precio muy caro de manera personal”, expresó.