Morelia, Mich.- En los océanos existen siete especies de tortugas marinas, de las cuales tres (golfina, negra y laud) desovan en las playas michoacanas, distribuidas en 20 campamentos de los municipios de Lázaro Cárdenas, Aquila y Coahuayana. Sin embargo, el número de especímenes se redujo esta temporada, y la cantidad de plástico en el mar podría ser la posible causa de su disminución, ya estaría dañando su alimentación.
De acuerdo con el estudio de Fondo Mundial para la Naturaleza el plástico se ha producido en masa desde 1940, y su impacto comenzó a notarse en estas especies de quelonios, ya que el 52 por ciento de éstas a nivel mundial han ingerido desechos plásticos, debido a que los confunden con medusas, algas u otras especies que forman parte de su alimentación.
Se tiene registro de dos especies que han consumido plástico en cantidades alarmantes: La caguama y la verde. Sin embargo, hay que destacar que en con la ingesta de un solo artículo, el 22 por ciento de las tortugas pueden morir por rompimiento de sus órganos internos, y las bolsas pueden causar obstrucciones intestinales. Si sobreviven al consumo, puede que floten de forma inusual a la superficie, lo que detiene su crecimiento y con ello su reproducción.
En el ámbito regional aún no se ha realizado un estudio específico que indiquen el porcentaje de tortugas golfinas, negras y laud que hayan ingerido desechos plásticos, pero sí existe un registro de la disminución de huevos que llegan a desovar las tortugas en estas playas de Michoacán, ya que la liberación de ejemplares recién nacidos fue mayor en el ciclo 2017-2018, que fue de 820 mil 120, y representa nueve por ciento más respecto al ciclo 2018-2019, el cual concluyó con 694 mil 865 pequeñas tortugas liberadas.
Para este ciclo, que inició el pasado mes de junio con el arribo de la tortuga golfina a las playas michoacanas, una de las primeras registradas durante la temporada, se contempla liberar un millón de crías de tortuga marina al mar en los municipios de Lázaro Cárdenas, Coahuayana y Aquila, y que para el próximo mes de octubre comience el arribo de la especie negra y para noviembre la laúd.
Este registro, realizado por los campamentos, es posible gracias a la recolección de huevos, que son trasladados a nidos protegidos, donde permanecen 45 días y tras el nacimiento de las tortugas, éstas son devueltas al mar.
Canícula, otra causa
Los cuidadores de campamentos de tortugas permanecen al pendiente por los efectos de la canícula, la cual podría afectar el desove de la tortuga golfina, misma que llega a El Habillal, en este municipio, explicó Alonso Ramírez Galeana, presidente del campamento tortuguero.
Se calcula que afectará un 60 por ciento la probabilidad de eclosión de los nidos en resguardo, pues las altas temperaturas propician la sequía de la arena que impiden que la tortuga cave sus nidos; además puede afectar en la eclosión de las crías.
Lo único que puede salvar esta situación es la llegada del fenómeno de mar de fondo, que propicia el incremento del nivel de las olas que provocan la suficiente humedad que requiere la tortuga, para depositar sus huevos durante los días con altas temperaturas”, por lo cual en un 40 por ciento no surtirán efecto las altas temperaturas.