Morelia, Michoacán.- A no desaparecer y seguir preservando la tradición de la quema del Judas Iscariote, el traidor bíblico, fue la exigencia que hizo Arturo Barajas Velázquez, quien toda su vida se ha dedicado a la venta de estas figuras de cartón en Morelia.
La venta de los Judas se ha llevado a cabo en Morelia desde hace varios años, en el caso de Barajas Velázquez, recuerda que esta tradición viene desde sus abuelos, quienes comenzaron a vender estas figuras de diablos en color rojo, negro y amarillo en Morelia.
Desde muy pequeño, recordó para El Sol de Morelia, ha vendido junto con sus abuelos, después con sus padres y ahora con sus hijos los Judas en cada conmemoración de Semana Santa para que éstos sean quemados por las familias a fin de acabar con los pecados.
Judas Iscariote fue un personaje de la biblia que traicionó a Jesús de Nazaret por unas monedas, y por ello se representa con un diablo, pero después los mismos ciudadanos comenzaron a pedir más personajes como políticos, charros o mascotas de diferentes equipos de futbol mexicano.
Al menos en Morelia, hay seis familias que todavía continúan con la tradición de vender en Semana Santa los Judas, tanto en la Plaza Valladolid como en el Carmen del Centro Histórico de Morelia, sin embargo, Arturo Barajas externó que esta tradición ha disminuido con el paso de los años, por lo cual, pidió a los morelianos continuar con la queja de las figuras de cartón.
“Hay mucha gente que nos dice que debemos seguir con la tradición de vender los Judas, pero a veces el mismo Ayuntamiento no nos da los permisos o nos quitan de los lugares para que no podamos vender”, criticó el artesano.
Desde el jueves hasta este sábado de Gloria, los artesanos logran vender más de mil 500 piezas de todos los tamaños, pero los más concurridos son los pequeños y medianos, los cuales tienen precios de 50 a 70 pesos.
Recordó que además de las restricciones que les ponen las propias autoridades, la pandemia les afectó mucho, porque muchos artesanos dedicados a la elaboración de los Judas, perdieron la vida, y otros más aún tienen complicaciones en su salud que les impide salir a las ciudades más grandes.
En las calles ni en las plazas se observó a alguna persona quemar los Judas, ni siquiera en el atrio de Catedral donde en años anteriores se acostumbraba a quemar las figuras de cartón.