Morelia, Michoacán. - Solidarizarse con todos los que sufren violencia y acercarse a las comunidades es el mensaje que dio el arzobispo, Carlos Garfias Merlos, durante la misa crismal de este día en la Catedral de Morelia, en la que se bendicen santos óleos.
La Misa Crismal preside el obispo titular de la diócesis y donde se da la consagración del Santo Crisma y la bendición de los otros dos aceites.
Cabe recordar que el crisma es el aceite con el cual son ungidos los nuevos bautizados, son signados los que reciben la confirmación y son ordenados los obispos y sacerdotes.
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Durante la homilía, frente a decenas de sacerdotes, agradeció la presencia de todos los sacerdotes y extendió un saludo a los ancianos y enfermos que no pudieron acudir a la cita, además de recordar a los que ya han fallecido.
Indicó que la misa es una manifestación de comunión del obispo y el presbiterio.
Este año, la misa se realizó en miércoles santo, cuando regularmente se hace los jueves, debido a necesidades de las comunidades
La Misa Crismal lleva ese nombre porque durante esta ceremonia se consagran y bendicen los óleos de los enfermos y de los catecúmenos, además de consagrar el Santo Crisma.
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Esta misa es significativa ya que todos los sacramentos realizados durante el año en las distintas parroquias de la Arquidiócesis están vinculados a esta ceremonia presidida por el arzobispo.
Al principio, la celebración comenzó con una misa ordinaria con una procesión que llama la atención, con una participación abundante del presbiterio de la Arquidiócesis.
Después de la homilía, se lleva a cabo la renovación de las promesas sacerdotales, que los sacerdotes hacen una vez al año después de su ordenación. Esto representa el compromiso de servir a la Iglesia.
Durante la procesión de las ofrendas, se llevan ánforas con los óleos que los diáconos han preparado. Estos óleos, que se bendicen y consagran, tienen un esquema distinto en su presentación, primero se ofrecen las esencias que se utilizarán para consagrar el Crisma.
La oración más larga y solemne se realiza durante ese momento, seguido del soplido del Arzobispo, simbolizando el Espíritu que se derrama en los óleos.