Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Los productores de la región de Ucareo, en el oriente del estado, han perdido más de 4 millones de pesos de ingresos directos con dos cancelaciones consecutivas de la Feria de la Pera, realizada cada año desde 1976, siempre a finales de julio e inicios de agosto.
Tras los brotes de Covid-19, las autoridades estatales y municipales decidieron cancelar el evento para evitar contagios en esta tenencia municipio de Zinapécuaro, lo cual significó que dejaran de asistir unas 15 mil personas por año y con ello se derrumbaran las ventas no solo de la pera, sino de otros frutos como el durazno, manzana, ciruela y capulín, mismos que se ofrecen frescos y también procesados.
Además, el impacto económico le pegó a comerciantes de comida, oferentes de juegos mecánicos y vendedores de ropa, todos ellos acostumbrados a elevar sus ventas durante los 8 días que dura la fiesta de este pueblo.
De acuerdo a Jesús Ayala Farfán, presidente de la Mesa Directiva de la Feria, son 21 socias mujeres y dos varones quienes organizan e invierten recursos cada año en este evento que suele llamar la atención de turismo estatal y nacional, pero también el de centenas de migrantes originarios de Ucareo que encuentran en la feria el pretexto para regresar de vacaciones.
Las ventas solo de esta sociedad, organizada bajo la figura de cooperativa, es de un millón de pesos por cada edición, pero habría que sumar una derrama similar que prácticamente impacta a todo el pueblo, desde productores de fruta hasta comerciantes al menudeo, pasando también por los propietarios de juegos mecánicos y diversos puestos típicos de una feria.
Ayala Farfán lamenta que la pandemia haya tenido estos efectos colaterales que han apagado la festividad por dos ediciones consecutivas, pero agrega que desde antes de ello las autoridades estatales habían dejado de apoyar con recursos e incluso con promoción. “Desapareció el Comité de Ferias y Exposiciones y desde entonces el gobierno nos dejó solos”, reprocha.
El nacimiento de la Feria de la Pera coincide con una iniciativa emprendedora que ahora lleva por nombre comercial El Huerto, exitoso proyecto de valor agregado a la fruta local que se vende en diversas entidades del país. La familia Mendoza Boiso poco a poco impulsó la elaboración de licores, ates, fruta seca, almíbar y una diversidad de productos que aprovechan la abundancia de frutas, pues de lo contrario, la sobreproducción origina que haya desperdicios.
Aunque su producción no se ha detenido, reconocen que con la cancelación de la feria las pérdidas en esa semana rebasan el 90 por ciento y por lo tanto el stock se va rezagando. Además, hacen notar que desde hace al menos 15 años el precio que se paga por la fruta fresca está estancado, y en contraparte, han subido todos los insumos, desde fertilizantes hasta el alcohol, fundamental para la elaboración de licores.
La realidad para pequeños productores, sin embargo, es cruda, pues llegan a vender una caja de 20 kilos de pera en tan solo 15 pesos. Es eso, o verla caer de sus árboles sin que nadie la aproveche.
En ese pueblo de poco más de 5 mil habitantes, la producción de pera se calcula en 5 mil toneladas al año, mientras que el durazno aporta cerca de 3 mil toneladas y la ciruela aproximadamente 15 mil, frutos que tienen como principales compradores a procesadoras como Nestlé, Jumex y Fresport.