Enramadas de Lázaro Cardenas: lo que el mar se llevó

Pandemia de Covid-19 y fenómenos naturales golpean fuertemente estos negocios, que luchan por su sobrevivencia

César Cabrera | El Sol de Morelia

  · lunes 1 de agosto de 2022

César Cabrera | El Sol de Morelia

Lázaro Cárdenas, Michoacán (OEM-Infomex).- Desde hace dos años, los prestadores de servicios han tenido que lidiar con dos problemas. El primero, la contingencia sanitaria que obligó en un principio al cierre de playas y posterior reapertura bajo un aforo limitado; en tanto que el segundo, correspondiente a los fenómenos naturales.

En la franja costera de Lázaro Cárdenas, las enramadas dan testimonio de la fuerza de la naturaleza. Los negocios construidos a base de palmas, madera y láminas de aluminio, han sufrido graves daños en su infraestructura e incluso, algunos fueron pérdida total.

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Los prestadores de servicio argumentaron que esto es resultado del cambio climático; empero, para expertos en la materia esto va más allá del incremento en los niveles del mar aunque la mano del hombre, sin duda, resulta involucrada.

El recuento de los daños

Pánfila Beltrán Arreola, dirigente de enramaderos de Playa Jardín y Eréndira, aseguró que desde el 2015, debido al fenómeno de mar de fondo han tenido que recorrer sus palapas y enramadas 50 metros, pues la intensidad de las olas arrastró parte de su mobiliario e inundaron sus cocinas.

“Es una amenaza (mar de fondo), un fenómeno que se da por el cambio climático, el descongelamiento de los polos; el agua se extiende al mar y se ha intensificado en algunos lugares”, consideró.

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Los dos últimos años, reconoce, han sido los más difíciles, ya que aunado a este fenómeno enfrentaron los huracanes “Rick”, “Nora” y “Enrique”, así como las demás tormentas tropicales. En su caso, las pérdidas económicas ascienden a los 120 mil pesos tan solo en lo que se refiere a construcciones.

Dentro de la organización que encabeza se tenía el registro de 38 socios, sin embargo, a la fecha solo se cuentan con 33, debido a la muerte de cinco. Todos ellos, también han sufrido de afectaciones, por lo que las estimaciones monetarias pueden variar.

“Sería muy difícil de cuantificar los daños porque depende del tipo de construcción”, precisó.

Otro caso similar es el de José Marín, quien tiene su negocio en Playa Jardín. A diferencia de doña Pánfila, su enramada “El Rescate” quedó prácticamente destruida. La cocina con vista al mar y que resaltaba el nombre de su negocio quedó destruida, ya que las corrientes del mar causaron severos daños en sus cimientos.

Esta situación, a la par de la crisis económica por el Covid-19, provocó el despido de trabajadores.


PARA SABER

Desde el 2015, debido al fenómeno de mar de fondo los comerciantes han tenido que recorrer sus palapas y enramadas 50 metros

2022, más de lo mismo

Para este año, las cosas no han cambiado mucho. Beltrán Arreola, por ejemplo, comentó que durante el pasado fin de semana tuvo que retroceder –otra vez- cuatro metros su negocio. “Las palapas automáticamente desaparecieron todas; otras las alcanzaron a reubicar”, dijo.

Una parte de su enramada, pese a contar con bases de cemento, quedó en escombros tan solo en un par de días. Por recomendaciones de Protección Civil del Estado, tuvo que colocar una cinta de seguridad para evitar el ingreso al mar de los turistas por esa zona, pues sobresalen las varillas y demás materiales azotados por el mar.

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“Apenas nos estamos reponiendo del año pasado; fueron pérdidas demasiado grandes; nos reubicamos para atrás pero ya no tenemos más terreno. Solo nos queda el estacionamiento pero en otro desastre ya no sabríamos a donde irnos; prácticamente desapareceríamos de la zona”, alertó.

En ese mismo tenor, don José consideró que la recuperación “va para largo”, pues son años de inversión y de trabajo los que se perdieron. A ello, se suma la falta de apoyo de las autoridades que, pese a la situación que enfrentan, “nadie ha venido” a realizar tan siquiera un recorrido de supervisión.

“Ha estado lloviendo por la noche y por el día, llega poca gente, más que nada, turistas locales”, compartió.

Autoridades, sin atención

Salvo la presencia de Protección Civil del Estado, en fechas recientes ninguna otra autoridad municipal o estatal, se ha parado en las playas para conocer, de primera mano las afectaciones, lamentó Pánfila.

“Vino Protección Civil del Estado y dimos parte a Protección Civil Municipal; nos hicieron recomendaciones, como el poner una cinta para notificar la zona de alto riesgo, porque hay corrientes”, señaló.

Confía en que el Ayuntamiento de Lázaro Cárdenas se haga presente en la zona, pues de lo contrario, buscarán sostener un encuentro con el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, a efecto de darle a conocer la problemática que sufren.


¿A QUÉ SE DEBE?

Causas: el cambio climático, la construcción de escolleras en el recinto portuario o la destrucción de manglares y las presas

Según estudios, las presas de El Infiernillo y La Villita han provocado el retroceso de las playas


Y es que, agregó, la intención de que dos niveles de gobierno volteen a ver a este sector turístico es para que se realicen estudios de factibilidad que permitan conocer la situación real de las playas y, por ende, saber si es viable seguir construyendo e invirtiendo en sus negocios.

Para este citado estudio, también solicitarían el apoyo de universidades de la región.

“Lo que queremos como sector es que nos den una asesoría, que vengan a decirnos si podemos construir y con qué materiales; si es de quitar y poner (nuestros negocios) y trabajar por temporadas, como seis meses al año, y las demás estar a la deriva”, manifestó.

Insistió que si persiste la invasión de agua en sus enramadas “va a ser imposible permanecer aquí. No obstante, consideró que un enrocamiento podría ser una solución para ellos, ya que “se reduce la fuerza del agua y se evitan daños a las instalaciones”.

Pese a todo, hay condiciones

Aun cuando el panorama es adverso, tanto don José como doña Pánfila, afirmaron que existen condiciones para recibir a los turistas.

Si bien, no se puede ingresar al mar, o no es lo más recomendable, se puede degustar de los platillos típicos de esta región, como las mariscas. Asimismo, la seguridad está garantizada debido a la presencia de elementos policiacos, quienes constantemente realizan retenes en los accesos a playa.

“Hay las condiciones para atender a la gente. Ahorita estamos esperando poder sacar el escombro y las varillas con maquinaria, nomás que haya condiciones para ingresar al mar”, añadió Pánfila Beltrán

Presas, el origen de caos

Para expertos como Luis Antonio Valdovinos Jacobo, director del Centro de Investigación Ambiental “Las Truchas”, este fenómeno que se presenta en las playas tiene un principal factor, que va más allá del calentamiento global.

Las presas de “El Infiernillo” y “La Villita” han provocado el retroceso de las playas, según afirmó con base en un estudio presentado en 2016 ante el área de Investigaciones Geográficas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), por Mario Arturo Ortiz Pérez, José Ramón Hernández Santana y José Manuel Figueroa, denominado “Cambios de la línea costera en el delta del río Balsas, Pacífico Mexicano, entre los años 1943-2009”.

“Estamos en un sistema cerrado, donde todo se recicla y tiene un orden. Las corrientes de los ríos tienen una función, entre otras, aportar sedimentos al mar, pero al ser corrientes entonces empuja las olas del mar para evitar que se acerquen a las playas. Al poner las presas, simple y sencillamente le quitas fuerzas la corriente y el mar se deja venir y no hay quién lo detenga”, explicó.

El biólogo pesquero, con estudios de maestría en el Instituto Politécnico Nacional, reiteró que la construcción de las presas, bajo la intención de generar energía eléctrica mediante el aprovechamiento del agua, derivó que “Lázaro Cárdenas haya perdido mucha playa”, apuntó.

No descartó que el cambio climático, la construcción de escolleras en el recinto portuario o la destrucción de manglares provoquen también esta situación, sin embargo, lo más palpable y con base a estudios, es la presencia de estas obras.

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Cuestionado sobre las acciones que se podrían implementar para reducir los daños a las enramadas y palapas de playa, Valdovinos Jacobo fue claro al señalar que “bajo las políticas de gobierno actuales” resulta “complejo” dar una solución de fondo, pues de entrada, “se tendrían que destruir las presas”, citó por ejemplo.

“No es un tema fácil, es complejo y tiene muchas aristas (…) no es que desaparezcan las playas, pero las afectaciones van a seguir; no se van a parar mientras no se tomen acciones. Van a seguir (las olas) empujando y sacando más (a los negocios)”, alertó.

No obstante, desde hace diez años, y de la mano con la propia Pánfila Beltrán, presentaron un estudio que, en esencia, consta de la construcción de albercas marinas. Es, precisó, “una obra de contención del mar que permite, por un lado, detener la fuerza del oleaje y por el otro, definir zonas de playa seguras”.

Durante una década han presentado esta propuesta a las autoridades estatales, la cual nació de otro estudio levantado en 2002, sobre el riesgo de tsunamis en Lázaro Cárdenas, cuyos expertos alentaban “a hacer algo para proteger la playa”, recordó.

“Tenemos diez años con esta propuesta; la hemos presentado a dos administraciones estatales y nomás no ha hecho eco. Es por desinterés y más por desconocimiento; siempre lo hemos dicho, Lázaro Cárdenas solo existe para generar recursos”, criticó.

César Cabrera | El Sol de Morelia


“En otro desastre ya no sabríamos a donde irnos; prácticamente desapareceríamos de la zona”

Pánfila Beltrán Arreola, dirigente de enramaderos de Playa Jardín y Eréndira

Estudios, el sustento

En el estudio citado por Valdovinos Jacobo, se menciona que ciertas porciones de esta parte de la costa michoacana “es muy inestable y la dinámica litoral ha modificado constantemente su traza”.

El río Balsas constituye el eje principal de un complejo y vasto sistema fluvial de carácter alóctono. Esta cuenca ocupa grandes extensiones de las provincias fisiográficas Sierra Madre del Sur y Faja Volcánica Transmexicana, por lo que presenta “una fuente de origen distante, determinada por características geográficas y geológicas muy diferenciadas”

Dado que este relieve es “propicio para aprovechamientos hidroeléctricos”, es que construyeron las presas “Infiernillo” y “José María Morelos”, mejor conocida como “La Villita”. La primera localizada a 91.7 km aproximadamente, río arriba de la desembocadura, y con una altura de 176 m sobre el nivel del mar, mientras que la segunda dista solo de 18.9 km de la costa, con una altitud mínima de 60 metros.

Sin embargo, su operación ha reducido el flujo sedimentario que, aunado al incremento en la altura de las olas, que van entre los 1.5 y 2.4 metros, terminan por “atentar contra la integralidad del delta del río Balsas y de las construcciones portuarias e industriales.

César Cabrera | El Sol de Morelia

“En la actualidad, casi todo el frente costero del delta está protegido con escolleras y otras obras civiles interiores en la llanura deltaica. No obstante, deben monitorearse los extremos sureste, hacia el poblado de Petacalco, y suroeste, en el extremo occidental del complejo portuario-industrial, donde existen costas acumulativas sin evidentes medidas protectoras”.

El estudio de “Cambios de la línea costera en el delta del río Balsas, Pacífico Mexicano, entre los años 1943-2009” concluye en que la presas generan beneficios “ambientales y socioeconómicas en sectores aguas arriba del sistema fluvial”, pero hacia la desembocadura ocasionan múltiples desequilibrios e impactos ambientales.

Prueba de ello, son la pérdida del territorio emergido, afectaciones a la flora y a la fauna, abatimiento del manto freático, subsidencia en las llanuras aluviales y deltaicas por compactación sedimentaria diferenciada, penetración de la intrusión salina en zonas adyacentes al litoral, fundamentalmente durante la marea alta, con la consiguiente salinización de los suelos y la pérdida de su productividad.

“Estos impactos se experimentan en la llanura deltaica del río Balsas”, concluye.