Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- El santuario de la Virgen de San Juan, ubicado en la localidad de Tlalpujahuilla, en Tlalpujahua Michoacán, presenta grietas en su infraestructura, hundimiento de suelo y humedad en el techo. Sin embargo, hasta el momento, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) no ha podido intervenir totalmente pues se está a la espera de un levantamiento topográfico, además se carece de un plano arquitectónico, afirmó el párroco del lugar, Ángel Escobedo Nieto.

El edificio fue construido en la zona oriente de la entidad desde el 1 de junio de 1936 y se culminó el 29 de junio de 1946. Los pobladores de la zona indicaron que, a pesar de su deterioro, ninguna autoridad eclesiástica en sus diferentes niveles ha tomado en cuenta la problemática, aunque desde el 2017 el INAH a registrado varias visitas y ha emitido diversos dictámenes.

En entrevista con este medio, Manuel Martínez poblador de Tlalpujahuilla refirió que luego de una visita que realizó el INAH, Protección Civil estatal y municipal y el encargado de Arte Sacro de la Arquidiócesis de Morelia, José Fernández Alarcón, 16 de diciembre de 2021, emitieron diversas recomendaciones para salvaguardar la integridad de los visitantes y el patrimonio cultural.

Algunas recomendaciones son cerrar parcialmente la parroquia dejando como acceso restringido el camarín de la virgen, instalar apuntalamientos preventivos en arcos y columnas que forman parte de la estructura del templo con andamios de tipo estructural y apuntalamientos en todos los vanos de ventanas y puertas con elementos de madera.

Sin embargo, los apuntalamientos de madera se realizaron únicamente en la nave izquierda del templo, aunque la derecha también se encuentra inhabilitada. De acuerdo al padre Escobedo Nieto las misas se celebran con un aforo de entre el 30 al 50 por ciento, pero si ingresan más gente se les permite el paso “pues su estancia es breve”.

El dictamen emitido con fecha del 4 de enero y con número de oficio 401-3S-2-2022/DAN/001 por el INAH se recomienda que se habilite un espacio alterno al templo durante la etapa de análisis, proyecto e intervención para atender los daños estructurales del inmueble, aunque el tiempo es indeterminado hasta identificar la causa de los asentamientos y definir las acciones de intervención necesarias.

El párroco aseguró que es un problema patente y real, pero que se está atendiendo, asimismo detalló que los especialistas también sugieren un estudio de suelo para medir el grado de hundimiento. “No hay riesgo, si es grave, pero no exagerado”, dijo.

Agregó que se reaccionó tardíamente, ya que los pobladores hace tiempo no le dieron la importancia que se debía, además que los sacerdotes que han pasado por el templo siempre habían estado al pendiente. Sobre cuánto tiempo podrían tardar las evaluaciones iniciales para darle seguimiento, refirió que menos de un año.

“Queremos las cosas a la de ya y no es así, no son cosas ordinarias, se tienen que pedir permisos y asesorar con los especialistas (…) se trata de unir fuerzas y no ponernos zancadillas”, aseveró.

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Sin embargo, Manuel Martínez aseguró que un grupo de ciudadanos se han movilizado desde hace cuatro años, pero no han podido hacer mucho pues el padre no les firma o autoriza ciertas cosas. El habitante indicó que las grietas avanzan rápido, casi un milímetro por semana y que al día de hoy cabe una mano en varias de las fisuras.

A este santuario acuden miles de feligreses de diferentes partes del país como Jalisco, Guanajuato, Estado de México, Tabasco, Querétaro, Ciudad de México y extranjeros, por lo que solicitan a las autoridades religiosas de Morelia que tomen cartas en el asunto.