Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Ir contracorriente y romper esquemas de desigualdad social y de género, esos son los principales retos a los que se enfrentan las mujeres que se dedican a la Ciencia en Michoacán y en México, así coinciden la doctora en Psicología, Ana María Méndez Puga; la doctora en Ciencias de la Ingeniería, Monserrat Sofía López Cornejo y la doctora en Geofísica, Ruth Esther Villanueva Estrada.
Sin embargo, las especialistas que laboran en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), en el Instituto Tecnológico de Morelia (ITM) y en la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) de la UNAM Campus Morelia, respectivamente, se han hecho camino en un mundo en el que del 100% de las personas que se dedican a la ciencia, solo el 30% se les atribuye a las mujeres.
De acuerdo al Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación (ICTI) de Michoacán que preside la doctora en Neurobiología por la UNAM, Alejandra Ochoa Zarzosa, actualmente existen 302 michoacanas registradas en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y cuya cifra representa un incremento del 10% en comparación al año anterior.
El pasado 11 de febrero fue el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, y a propósito de la celebración, este medio entrevistó a tres mujeres que, desde sus trincheras, han logrado aportar a las áreas de las ciencias duras y la investigación. Estas son sus historias.
Acceso a universidades y desigualdad social
Ana María Méndez Puga, es doctora en Psicología, investigadora en contextos complicados con una trayectoria de 30 años. Su campo de estudio son las infancias en la migración y el aprendizaje de la lengua escrita en menores, jóvenes y adultos. Trabajó para el Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe (CREFAL).
“La posibilidad de hacer una carrera universitaria va más allá del propio sistema educativo, pues también tiene que ver con el contexto y la concepción de la familia (…) además hay ciertos sectores de la sociedad como los urbanos de clase media, ahí es más fácil llegar a tener una carrera en el ámbito científico, y en zonas rurales son excepciones”, explicó la investigadora en un café céntrico de Morelia.
Apuntó que las mujeres que concluyen la universidad y que pueden hacer un posgrado de calidad que las lleve a producir conocimiento por el rumbo de la investigación, dependen de factores asociados a las creencias de la familia, de la pareja e incluso personales.
Por ejemplo, refirió que en ocasiones los embarazos inhiben el desarrollo de las mujeres en la ciencia, debido a la presión de la familia para que se dediquen a la crianza al 100 por ciento, ya que no hay posibilidades de cuidados compartidos o porque acaban siendo madres solteras.
Además, que la pandemia de Covid-19 hizo retroceder en lo que ya se había avanzado, porque las prácticas de cuidado para los enfermos van más orientadas a las mujeres. Agregó que los apoyos para hacer investigación requieren de mucha exigencia y en ocasiones las féminas no van a producir a la par de los varones si influyen esos aspectos.
Agregó que la divulgación e impulsar las caravanas de la Ciencia donde casi no llega información es de suma importancia, porque desde ahí surge el interés por ver de otro modo lo que se enseña en las escuelas.
“Que las niñas y niños participen es esencial, que sean curiosos y se hagan preguntas y busquen quién les ayude a resolverlas, aprender a preguntar se vuelve una disciplina y eso nos hace habitar el mundo de otro modo”, finalizó.
¿Cómo acercar a las niñas a la Ciencia?
La doctora Monserrat Sofía López Cornejo, también directora en el Centro de Incubación e Innovación Empresarial, docente de la Ingeniería en Materiales y mentora para chicas interesadas en la Ciencia, afirmó que solo el 30% de las mujeres a nivel mundial se dedican a las áreas de la ciencia, tecnología y matemáticas y esa cifra no dista mucho en México.
Desde el 2019, la profesora participa en la Asociación U.S México Foundation, en un programa que entrelaza esfuerzos entre ambos países para mejorar la educación de niñas y niños. “En México se está trabajando mucho la parte de mentorías para acercarse a chicas de secundaria y preparatoria para saber si tienen inquietudes (en torno a la Ciencia) y que haya alguien que las acompañe”, dijo.
Sobre los retos, la doctora comentó que las carreras no tienen etiqueta de género y aunque hay obstáculos como la familia y la sociedad, hoy en día muchas mujeres se han abierto camino. Respecto al tema de la maternidad, aseguró que el brinco hacia lo laboral es complicado porque les cuesta a las familias adaptarse a esa dinámica.
“Hace algunos años laboré como ingeniera en el área de aceración, fundíamos acero a mil 535 grados y lo convertíamos en varillas, tubos. Yo era la única mujer en una plantilla de 80 personas entre obreros, supervisores y jefes de área”, sin embargo, indicó que no todas las mujeres tienen la oportunidad de la igualdad o equidad.
Finalmente, señaló que a Michoacán le hace falta un museo de Ciencia como el Parque Explora en León, Guanajuato o el Papalote Museo del Niño en Ciudad de México y enseñarles a los menores que no tengan miedo a preguntar, pues cuando se detienen se hace costumbre y “debemos ser curiosos siempre”.
Las mujeres en la Ciencia son todo terreno
La doctora en geoquímica, Ruth Esther Villanueva, funge como titular de tiempo completo en el Instituto de Geofísica Unidad Michoacán (IGUM). Su papá era químico y su mamá impulsó a sus dos hermanas y a ella a estudiar una carrera profesional.
“Éramos pocas, en la facultad había profesores duros, fue un gran reto, pero lo disfruté (…) Tenía un maestro de cálculo de variables y decía que las mujeres no teníamos la perspectiva de la tercera dimensión en las matemáticas y realmente no es así”.
La investigadora indicó que durante la maestría tuvo un bebé y fue un reto organizar su día a día para cumplir con todo, pues daba clases, estaba al pendiente de su familia y tenía que terminar una tesis, sin embargo, afirmó que las mujeres son organizadas y disciplinadas y eso es un punto a su favor.
Su profesión implica mucho trabajo de campo. Hacer viajes, a Baja California, Guanajuato, Aguascalientes, recorrer escenarios de todo tipo, recoger muestras, cargar kilos de rocas y regresar al laboratorio a analizar. Desde su oficina en el IGUM, aseguró que también ha trabajado en barcos oceanográficos de investigación.
Actualmente también forma parte de una Comisión Interna de Igualdad de Género donde se pretende apoyar a las mujeres para que ingresen a las áreas duras. “Mi papá ya no vive, pero pienso que él estaba muy orgulloso de sus hijas porque se abrieron paso en un camino complicado”, terminó.
