MORELIA, Mich.- (OEM Infomex).- Como ya se ha visto en ocasiones de crisis, la solidaridad de los mexicanos sale a flote y como sociedad nos fortalecemos; si no surgieran los líderes positivos y este lado amable de la comunidad, simplemente desapareceríamos.
Lo anterior fue expresado por la maestra en Psicología Clínica, Alejandra Salgado, que también fue participante y testigo de cómo los morelianos se pueden organizar en momentos de dificultad en la búsqueda del bien común, hecho que se viralizó en redes sociales y que está ligado al actual desabasto de combustible que se vive en la entidad y otras partes del territorio nacional.
Ella narró en exclusiva para El Sol de Morelia lo que vivió la noche del pasado martes en una de las gasolineras del G500, ubicada en la colonia Granjas del Maestro, una en la que como otras tantas de la ciudad, en los últimos días no ha contado con el hidrocarburo.
El medidor de mi coche marcaba por debajo de la línea de la reserva cuando vi que se empezaron a formar, lo estacioné y pregunté a la encargada, quien me confirmó que estaban en espera de que llegara una pipa para surtir a la estación. En el lugar ya estaban formados algunos chavos del gimnasio de enfrente y que sin duda alguna fueron un factor determinante para que todo se desarrollara en un ambiente muy familiar.
La comunicación y coordinación de vecinos, usuarios y personal de este establecimiento fue lo que evitó conflictos que hubieran podido derivar en enfrentamientos. Tal y como en días pasados ocurrió en la Gasolinera San Rafael, donde las personas que estaban en espera de combustible se liaron a golpes, teniendo que intervenir la Policía y hubo necesidad de cerrar la gasolinera y negar la venta del combustible
Salgado Rivas nos narra que la encargada, acompañada de otro trabajador, salió a la reja y mencionó que sólo surtirían 500 pesos por carro y 300 por bidón, no menos o más. Pidiendo que todos llevaran el dinero exacto en mano para no retrasar el proceso. Posteriormente, los trabajadores salieron en repetidas ocasiones a informar y dar indicaciones.
Al principio la gente se acercó con pequeños botes sin ningún orden y queriendo meterse a la fila de autos, pero les pidieron amablemente que hicieran sólo dos filas, una para los automóviles y otra para los que traían consigo envases.
Sin embargo, al pasarse la voz, llegaron muchas personas con gran cantidad de botes a los que se les indicó que se surtiría solamente de a uno por persona, lo que provocó que un señor agrediera verbalmente a la despachadora y se empezara a generar un ambiente tenso, lo que empezó a contagiar a otros que también comenzaron a gritar alterando a todos.
Ante tal situación, un vecino, al que llamo yo ‘un líder positivo’, tomó la iniciativa, sacó un plumón fosforescente y empezó a marcar las garrafas con números y anotó los turnos. Al ver que mucha gente quería apartar lugar, mi hermana pidió que también marcara los automóviles, lo que permitió dar muchísimo orden y no dio margen a que nadie se metiera. Marcó más de 180 autos, me tocó el número 46. En el lugar hubo incluso personas que de plano sus autos ya no arrancaron y entre todos los apoyaron, empujándolos hacia las bombas
Alejandra subrayó que una de las cosas que más llamaron su atención y que consideró como una buena medida fue destinar una sola bomba para surtir los garrafones, que aunque se llevó un poco de más de tiempo llenarlas fue equitativo, ya que la misma gente que llegaba en un coche, traía cuatro o hasta ocho contenedores.
Muchos de ellos parecían vecinos, apoyándose unos a otros, aunque no descartó que más de alguno lo hiciera para sacar ventaja o para venderlos.
La pipa llegó a las 12:00, empezaron a surtir 25 minutos después y en 20 minutos mi auto ya tenía gasolina para otro ratito.
Finalmente nos tocó a todos, me refiero a los que hicimos fila, incluyendo a mis familiares que se fueron formando conforme llegaron, hubo a quien le tocó el turno 86, a mi mamá le tocó el 63, a mi hermana le tocó el 77 de garrafa, y todos salimos rápido de la gasolinera con el funcionamiento de sólo tres bombas
Para concluir, la psicóloga hizo un llamado a tener calma y pensar que no estamos en el extremo de tener reservas del combustible, porque puede resultar peligroso por ser un producto altamente inflamable.
Resaltó que al llevarlo a casa sin medidas de precaución podemos ocasionar un grave accidente y poner nuestra seguridad en peligro y la de nuestros seres queridos.
Al igual que este caso, en La Ciudad de la Cantera Rosa se han vivido cantidad de ejemplos dignos de mencionar, como el tan sonado de la gasolinera de Avenida Nocupétaro, donde hasta mariachis llegaron para amenizar a quienes llevaban horas formados o la creación de varias páginas de Facebook por la misma ciudadanía para informar qué expendios están en servicio. (F)
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