Morelia, Mich. (OEM-Infomex).- A ras del suelo, descalzos, a gatas o hincados, miles de feligreses hicieron su arribo al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe; las motivaciones de los visitantes eran todas diferentes, pero el objetivo era el mismo: visitar a la Virgen de Guadalupe el día de su santo.
La Calzada Fray Antonio de San Miguel se convirtió en el canal principal para el paso de los devotos, quienes cumplían mandas se abrían paso entre las multitudes, un “disculpe, vamos a pasar”, se escuchaba una vez cada tanto, los acompañantes de quienes de rodillas buscan llegar al Santuario, daban la pauta a seguir mientras ponían cobija sobre cobija.
Los puestos de comida y variedades que adornan las laterales de la Calzada estaban a reventar, los peregrinos cansados de caminar o con simples ganas de degustar un buen taco, llenaban las mesas de los comercios y los frentes de los puestos de caña.
Aunque no existe hora de visitar adecuada, la misa en conmemoración del 488 aniversario de la visita de “la morenita” del Tepeyac, se realizó en punto de las 10 de la mañana.
La entrada al Santuario se convirtió en un río de gente, sin bancas y dividido en tres caminos, miles de creyentes vestidos con trajes de manta, fajas de tela gruesa, bigotes falsos y trenzas tejidas se replegaban en las orillas del templo, el carril principal era para quienes venían de rodillas a ver a la Virgen.
El obispo auxiliar de Morelia, Juan Espinoza Jiménez comenzó la misa pasadas de las 10 de la mañana, mientras que al recinto entraban más y más personas, el Santuario parecía expandirse ante la presencia de cientos de creyentes, mientras que en el aire se respiraba el aroma de las rosas y las arreglos florales, la casa de Virgen de Guadalupe se convirtió poco a poco en una gran ofrenda floral.