Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- La comunidad de migrantes purépechas en Estados Unidos resiente la pandemia en el tema financiero, algunos con incremento de trabajo por el mismo sueldo, otros con recorte de horas para trabajar, y en algunos casos más con la necesidad de que los hijos se incorporen al trabajo para poder sustentar los gastos de la familia.
Así lo dieron a conocer investigadores de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) y la Universidad de California, en el marco del encuentro binacional “Migración y trabajo agrícola”, organizado por instituciones educativas y organizaciones de migrantes.
Al presentar el trabajo coordinado por la investigadora María Elena Rivera, de la UMSNH y el investigador Stephen McCurdy, de la Universidad de California, enfocado al trabajo jornalero migrante, los investigadores y su equipo de trabajo hablaron del impacto económico que ha tenido la pandemia para este sector, concentrándose en los migrantes purépechas con los que se platicó para dicha investigación.
En la mayoría de los migrantes purépechas hubo una afectación a sus bolsillos a causa de la contingencia sanitaria. Se presentaron casos en los que hubo más trabajo, sin mayor paga, también se dieron situaciones familiares en las que los hijos de los migrantes purépechas se incorporan al trabajo para poder sustentar los gastos en el hogar.
“Desde que empezó la pandemia nos bajaron de precio de la paga”, es el testimonio de uno de los entrevistados. Mientras que otras de las declaraciones compartidas por los investigadores dan cuenta del recorte de horas de trabajo en Estados Unidos, así como de la dificultad para pagar sus rentas y gastos diarios.
Los migrantes entrevistados para la investigación laboran en campos de durazno, fresa, uva, aguacate, chile, algunos trabajan en la pizca; en todos los casos viven con familia, en el vecino país del norte.
El grupo al que se dirigió la investigación fueron personas que llevan por lo menos 3 años trabajando como jornaleros agrícolas en Estados Unidos, algunos tienen hasta 15 años en dicha labor, y entre ellos hay documentados e indocumentados.
Aunque todos tenían información de la pandemia, los cuidados que implementaban no eran los adecuados, por falta de recursos económicos o por las condiciones de trabajo.
Prácticamente en igual porcentaje había intención de vacunarse, como negativa a ello. Los migrantes michoacanos dijeron que sí por su seguridad y por la de otras personas a su alrededor.
“Pues quisiéramos que nos lo mandaran también para acá, para pues prevenirnos si quiera con la vacuna”, es el testimonio de uno de los entrevistados.
Mientras que otros jornaleros migrantes, dijeron que no estaban seguros o que definitivamente no se vacunarían, por lo que han oído.
“Estoy con la duda porque los compañeros que se vacunaron dicen muchas cosas que sienten y me da miedo”, dijo uno de los entrevistados por los investigadores.
Los connacionales dijeron también que, de tener Covid-19, no lo dirían a los demás por miedo, vergüenza, o/y para evitar la discriminación.