Morelia, Michoacán-(OEM Infomex). – Por el gusto de asistir a un jaripeo, el público de Michoacán se mueve a Guanajuato donde hacen jaripeos y bailes más grandes, ya que en el estado pocos son los empresarios que se arriesgan por la pandemia y los que eventos clandestinos que se logran son privados, opinó Pedro, quien durante la contingencia ha trabajado en este tipo de espectáculos.
De acuerdo con la experiencia de Pedro, aún con la pandemia, la gente sigue yendo a estos lugares por distracción de las preocupaciones y de malas noticias que diario hablan del coronavirus. Aún así, la gente se arriesga, señala.
“Creen que la gente que va a los jaripeos somos ignorantes y que por eso nos exponemos, pero es lo mismo que ir a un cine, existen las medidas de prevención”, opinó.
Pedro tiene 30 años, desde hace 10 trabaja como diseñador gráfico, pero con la contingencia de Covid-19 bajaron sus clientes habituales, por lo que buscó en las fiestas, jaripeos y bailes una fuente de trabajo para continuar con sus ingresos.
Aunque dijo que el público michoacano de jaripeos ha preferido hacer eventos privados, como en jardines y plazas pequeñas, donde únicamente asisten amigos y familiares, para evitar que la autoridad los detecte, dijo.
“Es un mundo la industria del jaripeo, por cada evento comen 100 personas, entre más grande son más los trabajadores y no se puede parar porque hay necesidad de trabajar y de diversión”, explicó.
Un boleto de jaripeo en la pandemia cuesta arriba de 300 pesos; cada evento comienza al medio día y se retiran antes de las 11 de la noche; dentro se consumen bebidas preparadas y alimentos, así como artículos promocionales, subrayó Pedro.
Los eventos privados que se han realizado aún con bandera epidemiológica roja son con menos de 300 personas, aunque en temporada normal hay plazas que abren hasta con 3 mil espectadores, según los jinetes, charros, toros y jugadas, así como las bandas musicales que asisten; ahora, con la contingencia se contratan empresas dedicadas a la sanitización y personal extra para los filtros sanitarios, explicó el empresario.
De la Enfermería al jaripeo
Por otra parte, Luz Elena, estudiante de Enfermería, señaló que ha pasado mucho tiempo de encierro y de no ver a sus amistades, por eso de vez en cuando se reúnen sus amigas y asisten a un baile o jaripeo.
Luz Elena comentó que el último jaripeo que encontró en Morelia, en el Relicario fue el mes pasado, antes de que el municipio cambiara a bandera epidemiológica roja, donde pudo encontrarse con sus amigas y tener un poco de esparcimiento.
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“Mi mamá es enfermera y yo estudio la misma licenciatura, nos cuidamos con doble cubrebocas y tratamos de estar alejados de otros grupos, lo importante es pasar el rato y que este evento no termina a altas horas de la noche”, contó la estudiante.
Luz Elena y sus cinco amigas, como enfermeras, saben que hay riesgos por no quedarse en casa, sin embargo, de igual forma conocen que el mismo riesgo existe en la calle, tanto en el transporte público, como en una plaza comercial donde miles de personas asisten para comprar.
Siguen los eventos aún con Bandera Roja
En el acuerdo firmado por las autoridades municipales del pasado 03 de febrero, se hizo hincapié que siguen prohibidos los eventos de espectáculos públicos, como lo son: jaripeos, fiestas patronales, privadas o reuniones en calles y plazas públicas; además, en este mes se adhirieron las celebraciones de toritos de petate y fiestas de carnaval.
En enero se registraron en Michoacán 10 mil 200 contagios y dejó un saldo de 664 muertes debido a las reuniones que se realizaron en diciembre, por lo cual se endurecieron las medidas de contención en febrero con la finalidad de que marzo haya más ocupación hospitalaria.
De acuerdo con el informe del ejecutivo estatal, en el mes de enero en Michoacán se desarticularon 203 eventos masivos, entre fiestas particulares en lugares públicos como bodas y bautizos; bailes y jaripeos, así como reuniones en casas y jardines.
