El caso de Rafael, un pequeño que por las tardes trabaja junto a su madre en la venta de dulces en un crucero de la ciudad se volvió viral mediante una imagen difundida en redes sociales, fue un detonante para que se hable de las necesidades de apoyo en los casos de excelencia académica.
Rafael, una historia inspiradora
La vida de Rafael ha tenido dos drásticos momentos, aquel hace ya algunos años en el que cobró conciencia de la carencia de su familia y la necesidad de ayudar a su madre que despertó en él al verla trabajar día a día entre los vehículos para ofrecer sus dulces a la venta.
Ahora su esfuerzo le ha valido el reconocimiento de muchos, entre ellos el secretario de Educación, Alberto Frutis quien de manera directa y pública se ha comprometido a apadrinar los estudios del pequeño de 12 años “hasta donde él quiera estudiar”.
Una foto de su entrega al estudio, en la que se le ve tirado entre los arcos del acueducto pegado a sus libretas mientras espera en el alto en el semáforo para entonces acercarse a los vehículos a ofrecer sus productos, ha llevado a Rafael a ser el centro de la atención y a recibir el apoyo que por años a esperado su familia.
Afirma que le encantan las matemáticas, sueña con ser futbolista y sacar a su mamá y a su hermana de la vida con carencias que viven en Tarímbaro, pero tiene un plan B y está determinado a estudiar “algo como de electricidad" y “conseguir un trabajo ya cuando vaya como a la mitad de la universidad o así”, para con ello mejorar la vida de su familia.
Dejar la escuela para trabajar nunca ha sido el plan según platica el pequeño que en poco más de un mes ingresará a la secundaria y la finalidad de acompañar diariamente a su mamá a trabajar es “para mantenerlos alejados de los riesgos", según dice la señora Yolanda, madre del menor.
Ella reconoce que se mostró incrédula cuando de repente llegó hasta su lugar de trabajo el secretario de Educación con la promesa de apoyar a su hijo en sus estudios “siempre nos han dicho que nos van a ayude y nunca han cumplido”, pero ahora se muestra agradecida de poder tener “una ayudadita” para comprar los útiles y uniformes que su hijo necesita al iniciar las clases. Espera que a su hija menor también se le pueda brindar apoyo.