Morelia, Mich.- (OEM-Infomex).- La discapacidad nunca será una limitante para las personas que quieren trabajar y servir a la sociedad, ejemplo de ello es Julio César Estrada Tiziano, primer policía municipal de Morelia con discapacidad por las secuelas que le dejó la poliomielitis adquirida en su infancia y que, durante seis años consecutivos en la corporación, conoció de cerca peligros y satisfacciones que representa cuidar el orden y hacer respetar el reglamento de Tránsito y Vialidad.
Este año, se cumple una década del momento en que Julio César Estrada decidió ingresar a las filas de la Policía Municipal, esto a invitación y apertura de un programa que se impulsó en la administración capitalina de Fausto Vallejo Figueroa, pero que ya no existe a pesar de que benefició con empleo formal y acceso a prestaciones de ley apersonas son discapacidad física.
En una charla con Julio CésarEstrada relató que a los tres meses de edad contrajo poliomielitis, una enfermedad infecciosa producida por un virus que ataca la médula espinal y que provoca atrofia muscular y parálisis, por lo que prácticamente toda su vida tuvo que apoyarse de una silla de ruedas y de otros instrumentos para tener resistencia en sus piernas.
Esa discapacidad no fue una limitante para alcanzar proyectos importantes como haber sido el primer medallista paralímpico nacional representando a Michoacán durante su juventud y colaboraren la actividad productiva de Morelia en diferentes áreas.
A los 16 años comenzó como agente de ventas y tuvo otros trabajos temporales, después ingresó al Instituto de la Juventud Moreliana y de ahí a la Policía Municipal.
La oportunidad de estar en la PolicíaMunicipal se presentó en 2008-2009 por invitación del contador Luis Zamudioquien me contactó con el ingeniero Luis Lino Gasca cuando me encontrabahaciendo trámites en la Comisión Coordinadora del Transporte, para entonces, yatrabajaba en el Instituto de la Juventud Moreliana
Destacó que en este proceso tuvo oportunidad de incluir a tres personas más con discapacidad y relató que dos de éstas permanecieron y otra más desertó con el tiempo, pero calculó que el ejercicio del oficio se dio durante seis años prácticamente durante las administraciones de Fausto Vallejo Figueroa y de Wilfrido Lázaro Medina.
Ser elemento de la Policía Municipal no es algo sencillo cuando se tiene una discapacidad, pues para Julio César Estrada la sociedad sigue discriminando a las personas aunque “había quienes nos veían con orgullo, otros con lástima o simplemente eran empáticos con nuestro servicio, pero en general siempre hubo aceptación”.
Entre los problemas que representó vigilar el cumplimiento de la normatividad en materia de tránsito y vialidad, dijo, es que la gente desconoce el reglamento y no se educa a los niños para que tengan hábitos adecuados para cruzar las calles o respetar la señalética vial que funciona para prevenir accidentes entre automovilistas y transeúntes.
Yo recuerdo que antes lospolicías iban a las escuelas a dar talleres o pláticas a los alumnos deprimaria para que conocieran las normas y se fuera fortaleciendo esa culturavial, pero ahora no se les ve ímpetu o alguna estrategia para que los niñostengan ese conocimiento y lo apliquen en su vida cotidiana
Recordó que su servicio lo dio en varios puntos del Centro Histórico de Morelia, pero principalmente fue en la cerrada de San Agustín, donde su experiencia le mostró la complejidad que representa controlar las paradas sorpresivas del transporte público y no provocar congestionamientos vehiculares por la interrupción a la circulación vial.
Mis actividades eran como cualquier otro policía, yo podía infraccionar a los particulares mal estacionados o en lugares prohibidos y llegué a levantar de 15 a 20 expedientes por día, aproximadamente
Desde entonces, menciona, persiste la falta de sensibilización social hacia las personas con discapacidad pues los espacios disponibles para este sector eran obstruidos por vehículos o insuficientes para quienes necesitaban de rampas en las calles y en lugares públicos.
Esta situación también provocó que Julio Estrada y sus compañeros sufrieran accidentes por laborar en silla de ruedas, ya que en varias ocasiones los automovilistas no calculaban el espacio de movilidad y “en mi caso llegaron a averiar las llantas de mi silla porque no se fijaban o no sé, pero sí fue peligroso”.
Su trabajo como policía municipal concluyó debido a que las autoridades municipales argumentaron la falta de presupuesto para continuar con el programa para discapacitados, aunado a que personas que llegaron de la Ciudad de México en 2014 para sumarse a las actividades de seguridad en Michoacán “pelearon nuestros espacios y nos reubicaron en otras áreas”.
Agregó que actualmente se busca la posibilidad de que regrese el proyecto de policías municipales con discapacidad “porque son puertas que se abren para que la ciudadanía vea que también podemos aportar a la productividad de nuestra ciudad y reconocerse el trabajo de este sector”.