Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).-José Miguel tiene cinco años, pero todavía no va a la escuela. Juega al futbolito de mesa, junto a su papá, Víctor Lemus, que lo vigila en todo momento. El niño padece de Leucemia Linfoblástica Aguda, pero actualmente es un paciente en vigilancia.
No asiste a la escuela porque comenzó su tratamiento desde los dos años, pero ahora está de vigilancia gracias a Dios, refiere Víctor, un hombre alto y delgado que proviene de Angamacutiro.
Sin embargo, detrás de esas características, admite que es cansado día con día por todos los cuidados que debe tener su hijo, sobre todo en la alimentación porque pierden el apetito y la constancia que se requiere.
Los niños corren de allá para acá. Sus barullos hacen eco en el salón. Otros se toman fotos con los superhéroes, pero Javier Filomeno no. Él aguarda junto a su mamá que menea una cuchara dentro del café, mientras espera a ser llamada para recibir el apoyo económico por parte del gobierno.
Javier Andrés tiene diez años y fue diagnosticado con Leucemia Linfoblástica Aguda hace apenas tres meses, el 28 de junio de este año. Su mamá, Anita Andrés Hernández dice que todo esto ocurrió en vacaciones, pero que sí va a continuar con sus estudios.
Si hubo un poquito de cambios, pero no es tan difícil, yo soy de Zitácuaro, pero ahorita nos quedamos en el albergue para niños con cáncer, agrega la señora de estatura baja y piel morena.
Ambos niños son beneficiarios del programa Apoyos para Familias Cuidadoras de Niños y Niñas con Cáncer en Michoacán. En el caso de José Miguel, ya van seis apoyos económicos que recibe, mientras que Javier apenas será acreedor.
La titular de la Secretaría de Bienestar, Giulianna Bugarini Torres, indica que este jueves se entregarán 400 apoyos, aunque este año suman ya 900 beneficiarios. Las familias reciben 4 mil pesos mensuales.
El gobernador del estado, Alfredo Ramírez Bedolla, acota que es el segundo año desde que arrancaron con el programa, y que especialistas en Salud, aseguran que la esperanza de vida ha aumentado debido a los tratamientos y la atención a tiempo.
Las mamás y papás escuchan el discurso de las autoridades, pero los niños, ellos no entienden de discursos. Ellos siguen corriendo, gritando, riendo, viviendo.