Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- En un rincón de Tupátaro, municipio de Huiramba, se encuentra el Jardín de la escultura mexicana, un centro cultural donde se puede observar a un Atlante de Tula junto a una cabeza Olmeca, o a la Coyolxauhqui a unos cuantos metros del Calendario Azteca.
El responsable de este espacio es el escultor Pedro Dávalos Cotonieto, egresado de la Universidad Autónoma de México y quien desde 1969 se dedica a replicar obras de diferentes culturas mexicanas con fines educativos.
A primera vista los monumentos parecen estar hechos de piedra sólida, pero en realidad son de resinas mezcladas con granito, mármol y arena, lo que las hace lucir muy reales. De la mano del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Pedro Dávalos realiza las réplicas basado únicamente en fotos y mediciones, nunca toca las piezas originales.
En su taller el escultor replica las piezas a la escala deseada y crea los moldes que dan vida a las piezas que gracias a su ligereza pueden ser transportadas a destinos tan lejanos como Japón, pero no es necesario visitar latitudes tan lejanas, ya que su jardín está abierto al público general e incluso imparte clases a estudiantes de todo el país.