Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- El caos en la ciudad ya comienza. Gente y carros, largas filas en los supermercados, tiendas de regalos, centros comerciales, además del caos vial en los cruceros y entradas o salidas de Morelia. Todo esto tiene un nombre: compras de pánico.
A un día de celebrar la Navidad, las personas acuden a todo tipo de tiendas para comprar los obsequios que no adquirieron con anticipación o los productos para la cena; en los estacionamientos de las grandes cadenas no cabe un auto más.
"Que ya se acabaron esas chamarras, ya pregunté y no", le dice una jovencita a su mamá al interior de una tienda de ropa; "¡Te dije, ma, que la compraramos la vez pasada". Entonces se dirigen a otro lugar con angustia, pues la misión parece imposible.
En el super los carritos copeteados de productos desfilan por los pasillos donde los estantes lucen desordenados. Una lata de comida aquí, las pantuflas en el departamento de farmacia o el juguete entre los dulces de la caja rápida. Señores y señoras preguntan por la cocción de pavos, piernas, eligen el vino y la cerveza, optan por otros alimentos si lo que tienen en su lista ya no está disponible.
Otro escenario es el mercado con su olor a mandarina, guayabas y tejocotes que se mezclan con el de la carne cruda, las carnitas o el aceite de las garnachas , en el fondo la tortillería y la izquierda la verdulería: "A cuánto el jitomate" "Y el limón", "Deme otra bolsa", "Barato, barato señito, cuánto le pongo".
Aunque algunos productos ya se encuentran en rebaja, hay otros, cuyos dueños aprovechan y aumentan su precio. El chiste es buscarle, dice Margarita a quien no le importa ir de una tienda a otra con tal de ahorrar un poco de dinero.
Pasado mañana las principales vialidades, los puestos y las plazas lucirán semi vacías, con vestigios de fiesta, pero hoy más tarde y sobretodo mañana, habrá el doble o triple de gente haciendo lo que se deja, como siempre, a última hora.