Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- El manjar y la riqueza cultural de Michoacán se unió por segundo año consecutivo en la zona arqueológica de Tzintzuntzan con la K'uinchekua.
Previo a la aparición de los más de 400 artistas y participantes de las comunidades originarias de la entidad, se proyectó sobre las pantallas de tela que se ubicaron en el escenario parte de la historia de Michoacán, el nacimiento de los purépechas, la mariposa monarca, el pelícano borregón y la tortuga marina, así como la cosmovisión de Curicaveri, el dios del fuego y la guerra de los purépechas.
También se hizo una relatoría con imágenes sobre las etnias mazahua, otomí, pirinda, nahua, purépecha y la llegada de los europeos con quienes se fusionó técnica y arte, lo cual atrajo la atención de chicos y grandes.
Después de un repaso breve de la historia de Michoacán y tras haber recorrido el camino con música autóctona y observar a las mujeres y hombres que se desplegaron sobre ese trayecto con distintos atuendos prehispánicos que detuvieron en más de una ocasión a los asistentes para grabar o tomarse algunas fotos, el público de las comunidades originarias observó la aparición sobre escena de sus propios amigos, hijos, sobrinos o vecinos que subieron a las tarimas para enaltecer, preservar y presumir la alegría de Michoacán.
Momento especial fue cuando Nana Paula de 103 años subió al escenario para bailar junto a sus compañeros de Jarácuaro, y ella platicó con El Sol de Morelia después de su intervención para afirmar, la K’uínchekua la ha llenado de alegría, emoción y felicidad al poder mostrar sus tradiciones y comprobar cómo el público los ha cobijado a través del aplauso y él reconocimiento.
Otro de los momentos emblemáticos fue la presencia de los Kúrpites y los Tlahualiles, sin dejar de lado la aparición de los caballos bailadores, quienes fueron de los más aplaudidos en la velada. Mientras ellos hacían lo propio, a sus espaldas el cielo se iluminó por los fuegos artificiales y los 100 drones que sobrevolaron para hacer la figura del volcán Paricutín, de la mariposa monarca y de diversos danzantes de la entidad.
Pese al frío que se sintió en la zona arqueológica, los ahí reunidos no se movieron de sus lugares pues sus miradas quedaron atrapadas desde el primer instante con el ritmo de las tradiciones musicales que se combinaron con el legado entregado de generación en generación.
Finalmente las autoridades recomendaron a quienes consiguieron boletos para algunas de las funciones a no llevar líquidos, armas, alimentos, drones o cigarros, pues serán retirados a la entrada. Además también recordaron no se permitirá caminar por zonas que no están indicadas como vías o senderos de acceso, todo con la intención de cuidar la zona arqueológica de Tzintzuntzan.