El camino de la recuperación del salario mínimo ha tomado dirección, de 102.68 pesos actualmente, pero aún queda tramo para que dicho ingreso alcance para comprar la canasta básica. Sin embargo los retos laborales de México son estructurales, Michoacán es un buen ejemplo de esto, anotó Heliodoro Gil Corona.
El catedrático de la Facultad de Economía de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo indicó que la dimensión que ha registrado la ocupación informal en Michoacán de 2008 a 2018 permite establecer que esta condición de trabajo es el principal soporte del mercado laboral en el estado.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Inegi, en 2018 la informalidad laboral participó con 69.9% de la población ocupada, cuyo monto asciende a un millón 387 mil 430 puestos; en tanto, el empleo formal representó 30.1, es decir 575 mil 790 trabajos productivos.
En 2008, comentó,
La informalidad laboral aportó 69.7%; la formalidad participó con 30.2% de la población ocupada. A 10 años de distancia, el comportamiento es similar
El economista enfatizó que en Michoacán la informalidad laboral representa el principal boquete del mercado de trabajo que no aporta ingresos a la hacienda estatal y cuyos trabajadores no gozan de las prerrogativas de seguridad social, como servicio médico, primas de antigüedad, vacaciones remuneradas, aguinaldos, créditos para vivienda y fondos para el retiro.
De acuerdo con el tamaño de la informalidad reportada en los últimos años, Michoacán se ubica en la posición número 7 en el mercado nacional.
Por lo anterior, está insertado en el decálogo donde hay un mayor número de trabajadores o personas en edad productiva, ya sea en la calle, en empresas e instituciones donde no son reportados ni valorados como trabajadores.
Aunque se ha reducido la tasa de desempleo en los últimos cinco años (3.2% en el cuarto trimestre de 2018, nacional, y estatal de 2.3%), casi 60% de los trabajadores carecen de seguridad en el empleo, lo que exacerba la precarización del mercado laboral.