Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Aunque desde los 80 se dio a conocer de manera formal el Trastorno de Espectro Autista (TEA), el desconocimiento y la desinformación sobre el mismo sigue presente en la sociedad.
Entrevistada por el Sol de Morelia, la neuropsicóloga Yunuen Reséndiz Ramírez, explicó que producto de la ignorancia, muchos pacientes con autismo se desarrollan en la vida sin recibir nunca una atención integral.
“Sí me llegan pacientes, pero desafortunadamente lo hacen muy tarde, lo que he observado es que los papás esperan mucho tiempo para darles atención, por ejemplo he visto niños de cinco años que no hablan, que no controlan sus esfínteres y que no los llevan a la escuela porque los papás están esperando a ver si con el tiempo van desarrollando estas funciones”.
En este sentido, apuntó que mientras más temprano se haga el diagnóstico, la evolución puede ser favorable porque se puede intervenir de manera objetiva para el desarrollo de algunas funciones, pues aunque el trastorno no se puede erradicar, sí es posible mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Sin embargo, refirió que cuando los síntomas de TEA son menores, la familia no suele prestar atención porque no es algo tan notorio y todo se queda en el contexto escolar o familiar, pero cuando la disfunción es mayor, es cuando se tiende a buscar una respuesta.
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“Para hacer un diagnóstico, pueden acudir con un neuropediatra, paidopsiquiatra o neuropsicólogo, pues son ellos quienes poseen todo este conocimiento para dar un diagnóstico más certero, ya que no hay estudios de laboratorio que nos indiquen si la persona tiene o no autismo, sino que son una serie de características lo que lo determinan”.
Reséndiz Ramírez precisó que en el área de neuropsicología lo que se hace es aplicar algunas escalas, pruebas para determinar cuál es el desarrollo cognitivo e intelectual de estas personas y así poder tener datos más objetivos para llegar a un diagnóstico.
No obstante, lamentó que en la capital michoacana son pocos los paidopsiquiatras, pues exhibió que la cifra de especialistas no rebasa las tres personas en la ciudad, mientras que los neuropsicólogos que se encuentran en el área clínica son cinco solamente.
“Somos pocos para la población existente, pues de acuerdo a un estudio que se realizó en el año 2016, se considera que en México por cada 115 niños, hay uno con autismo; pero volvemos a lo mismo, no acuden mucho los pacientes a tratarse por el desconocimiento que mencionaba anteriormente”.
Toda la familia a terapia
Por su parte, la psicóloga Christian Corona explicó que si bien existe la atención individual hacia los pacientes diagnosticados con TEA, también es necesario que los cuidadores primarios acudan a terapia para adquirir herramientas y generar un ambiente óptimo en la cotidianidad.
“En la terapia individual se trabaja para erradicar las conductas repetitivas que suelen tener los pacientes con TEA, ya que es común que se provoquen autolesiones; también se fomentan las habilidades sociales, principalmente la comunicación y el conocimiento y autocontrol de emociones”.
En lo que respecta a la terapia familiar, se trata la conciencia y el conocimiento del trastorno, así como todo lo que implica y el fomentar la independencia de la persona con TEA, evitando la sobreprotección por parte de los padres y haciéndoles entender que aun con las deficiencias que pueda tener, le es posible llevar una vida medianamente normal.
Asimismo, recordó que es importante detectar los síntomas que presentan los niños, los cuales se centran en la falta de comunicación, empatía y la interacción con su entorno.
“Es fundamental sensibilizar a la sociedad respecto a este tema, dado que muchas veces por el desconocimiento no saben cómo convivir con las personas que viven con este trastorno y llegan a generarles secuelas emocionales”.
Abundó que desde su experiencia personal, ha conocido casos donde los pacientes con TEA logran formar una familia, desarrollarse en el ámbito laboral y social, “todo esto se puede lograr con una atención integral”.
No obstante, Christian Corona compartió que para los familiares no les resulta sencillo aceptar el diagnóstico y por ende, se demoran en recurrir a los tratamientos integrales, por lo que se pierde tiempo valioso en el proceso terapéutico.
Por último, la psicóloga expuso que es importante derribar mitos sobre las personas con autismo, ya que se llega a creer que su expectativa de vida se ve reducida, cuando la realidad es que no difiere del resto de la población, puesto que la TEA es un problema de neurodesarrollo y no una discapacidad física.
