Morelia, Michoacán-(OEM-Infomex).- La iglesia católica ha jugado un papel protagónico en la emergencia humanitaria que se ha generado en la tierra caliente del estado; al menos cuatro sacerdotes de la región y sus iglesias han fungido como red de contención y auxilio para cientos de personas y familias que acuden a estos recintos para buscar refugio cuando huyen de sus lugares de origen, asolados por la violencia, la pobreza y la intimidación, según reconocen las propias autoridades gubernamentales.
El padre Gilberto Vergara, el padre José Luis Segura, el padre Gregorio López y el obispo de Apatzingán, Cristóbal Ascencio García, han tenido que improvisar y de la noche a la mañana han instalado albergues, comedores, consultorios médicos y baños provisionales en los atrios de las iglesias que dirigen o en casas y predios prestados, donde dan cobijo temporal a mujeres, niños y ancianos, principalmente, que llegan todos los días provenientes de comunidades alejadas de los municipios de Aguililla, Chinicuila, Buenavista, Turicato,Tancítaro y Tepalcatepec.
Ni la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, ni la secretaría de gobernación han podido ayudar a las víctimas y desplazados de la violencia, “porque la gente no quiere hablar, ni denunciar, ni enfrentarse con quienes agreden sus comunidades, incendian sus casas y sus negocios y los amenazan con matarlos”, señala el Padre Gil Vergara.
En comunidades como El Aguaje, El Terrero, La Bocanada, El Cajón, Rincón de Zapata, División del Norte, Felipe Carrillo Puerto, Punta de Agua, El Colomo, El Bejuco, y Platanillo, entre otras “los que se quedan son los más viejos y los más pobres que no pueden salir de sus casas o bien por falta de dinero o porque se niegan a dejar lo que han construido durante toda su vida, su parcela, sus animales”.
Además de la iglesia católica, varias organizaciones civiles como Caritas, El Buen Samaritano A.C y Médicos sin Fronteras, entre otras ayudan a los desplazados a llegar a otros municipios con sus familiares o a salir del estado e incluso del país.
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El padre Gregorio López, quién se encuentra suspendido por al iglesia católica y está impedido temporalmente para oficiar misa, es el fundador de la A.C. El Buen Samaritano y en entrevista señala que a través de este organismo ha ayudado a salir desde el año pasado a la fecha, a al menos 500 personas originarias de Aguililla y Coalcomán, donde el crimen organizado se ha apoderado de varias comunidades.
A través de esta organización, señala que han expedido cartas de apoyo y recomendación dirigidas a las autoridades migratorias para ayudar a la gente a cruzar la frontera norte del país en calidad de refugiados.
La propia Comisión de Derechos Humanos, reconoce que no han logrado que las familias desplazadas se apoyen en ellos para asesorarlos en materia de derechos humanos o canalizarlos con alguna instancia gubernamental para pedir auxilio o interponer una denuncia cuando son víctimas de algún agravio o delito.
En la CEDH, no existen quejas presentadas por violación a los derechos humanos como tampoco hay denuncias en la Fiscalía regional, debido principalmente al temor y la desconfianza que sienten los habitantes al acudir a las autoridades.
Tampoco el gobierno del estado ha intervenido en la ayuda humanitaria ni para proteger, ni para ayudar, reconoce una fuente de la propia Secretaria de gobierno que pide el anonimato.