Morelia, Michoacán (OEM- Infomex).- A través de los siglos, las trabajadoras sexuales han sido un sector vulnerable ante las diversas problemáticas que enfrentan las sociedades, siendo señaladas y estigmatizadas por el ejercicio de su labor.
Fue en 1975 cuando un grupo de 100 mujeres tomó las instalaciones de la Iglesia de Saint-Nizier de Lyon, en Francia, para exigir un alto a las medidas restrictivas que enfrentaban en aquel país, por parte de las autoridades y de los policías, quienes las arrestaban, multaban y violentaban.
En México, 2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del país es generado por esta actividad de acuerdo a Elvira Madrid Romero, presidenta de la asociación civil Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer “Elisa Martínez”, sin embargo las y los trabajadores siguen siendo objeto de discriminación, y tras la crisis por Covid-19, ha sido uno de los sectores más afectados.
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Por otra parte, un estudio de la Asociación Civil Comisión Unidos vs Trata realizado en 2017, señala que 83 por ciento de las trabajadoras sexuales iniciaron su actividad antes de los 16 años. De estas, el 96 por ciento aseguró que ha sido víctima de violencia.
En Morelia, uno de los lugares más conocidos por ser zona de tolerancia es la Plaza de Carrillo, que desde 1940 ha sido la escenario para el comercio sexual de la capital michoacana. Sin embargo tras ser declarada la emergencia por Covid-19, esta plaza se mantiene cerrada, así como el cine Arcadia, “La Burbuja”o “Los Baños de Valladolid”.
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Los bajos ingresos económicos actuales les permiten tan sólo adquirir comida y, sumado a los riesgos que ya enfrentaban las trabajadoras sexuales, se encuentra la protección a su salud, por lo menos algunas ahora solicitan al cliente el uso de cubrebocas y gel antibacterial para brindarles servicio.