Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Vivir cerca de los márgenes del Río Grande es complicado, ya que muchos ciudadanos señalan que gracias a los desperdicios que arrastra su cauce, se han generado nidos de ratas o cucarachas en sus hogares.
Sin embargo, la colonia Carlos Salazar, la cual se encuentra muy cerca de este lugar, enfrenta otro problema más, las inundaciones.
Gerardo Sánchez, quien es vecino de la colonia, ha gastado más en fumigaciones que en muebles, ya que refiere que diariamente de las coladeras de su hogar salen cucharadas "gigantes", lo cual se ha convertido en un problema de salud porque temen que sus artículos puedan llenarse de estos bichos.
Dice que con su esposa hacen inspección cada semana para evitar que algunos insectos o roedores se reproduzcan y en poco tiempo tengan toda una comunidad de cucarachas.
Aunque resalta que algunos vecinos se han quejado de ratas, hasta el momento ellos no han presentado esta problemática.
"Mira, nosotros compramos todas las semanas estos productos de eliminación de insectos porque no queremos que se salga de control, en años anteriores, con las inundaciones, tuvimos plagas, pagué como tres mil pesos en puros servicios porque no lográbamos eliminarlas y, al rato, entre nuestra ropa, podíamos encontrarlas", dijo.
Otra vecina, Jessenia Cruz, comenta que ha sido toda una experiencia vivir en esta colonia, ya que también resalta que muchas de las problemáticas a las que se enfrentan se derivan de las inundaciones o encharcamientos que se presentan durante la temporada de lluvias.
Refiere que a veces las autoridades municipales no limpian bien el dren y el agua arrastra a animales muertos, los cuales se quedan estancados en las compuertas y esto ha ocasionado problemas con malos olores.
Añade que cuando el nivel del río es muy alto, el agua sucia se regresa por las tuberías, arrastrando hasta sus casas ratas o cucarachas.
La vecina refiere que también tienen que enfrentar la pérdida de algunos muebles, ya que al no contar con el espacio suficiente en el segundo piso de su casa, no alcanzan a subir todas sus pertenencias, sin embargo, priorizan las más caras antes que las económicas, esto con el fin de verse afectados lo menos posible.
"Mira, nosotros subimos la salita, el comedor, la estufa, y otros muebles que tenemos ahí, esto principalmente porque ya nos pasó en el 2018, que perdimos nuestras pocas cosas que teníamos, desde esa fecha hasta ahora ya cuando vemos las primeras lluvias por junio subimos todo a la parte de arriba de nuestra casa", agrega.
Algunos vecinos más indican que ha aparecido otro problema, que es la instalación de algunos hogares precarios en la orilla del río, los cuales avientan cualquier tipo de desperdicio y hasta perros de la calle a la corriente, los que también representa un serio problema de salud.
La Secretaría de Servicios Públicos del Ayuntamiento precisa que se realiza una limpieza constante del Río Grande para evitar que crezca la maleza en los márgenes y con ello se dé pie a otras problemáticas.
También expresan que brindan apoyo a los ciudadanos para mantener los lotes baldíos fuera de este tipo de hierba, para que ratas o cucarachas no puedan anidar.
Para la Coordinación de Protección Civil y Bomberos de Morelia la Carlos Salazar es una de las 24 colonias detectadas en la ciudad que históricamente se inunda, por lo que señalan que durante la temporada de lluvias se trasladan a esta para recordar los protocolos de atención ante inundaciones, sin embargo, agregan que una vez concluida atienden a los ciudadanos para eliminar fauna nociva para ellos.
En julio de este año, una tromba azotó a la ciudad y cuatro colonias se vieron fuertemente afectadas, entre ellas la Carlos Salazar.
Decenas de personas perdieron sus enseres domésticos y la administración municipal prometió otorgarles algunos para que pudieran sustituir aquellos que ya no se encontraban en óptimas condiciones, sin que hasta el momento se tenga avance en el tema.
Los vecinos indican que ni las autoridades ni los vecinos de otras colonias entenderán lo que es vivir en estas condiciones, por lo que han optado por medidas emergentes para continuar atendiendo sus carencias, tanto en lo que se refiere a la fauna nociva como los malos olores.
