Morelia, Michoacán.- La abogada Reina Velasco Guerrero, quien desde el 2018 ha llevado el caso de al menos seis familias que fueron afectadas de por vida por el incidente, dijo que después de 15 años del atentado, al menos cinco de ellas podrán recibir una indemnización por parte del Gobierno Federal.

Indicó que desde ese año se comenzaron a trabajar diversos procesos con las víctimas, toda vez que los ciudadanos desconocían tanto el número de causa penal como el estatus del proceso penal del caso de los presuntos responsables del hecho, lo que generó que no pudieran hacer valer su derecho ante los jueces correspondientes, derivando en la liberación de los mismos.

Además se trabajó para que la federación los reconociera en calidad de víctimas, siendo hasta el 2020 que lograron dicha calidad y lo que ocasionó que se les comenzara a dar las atenciones necesarias por parte del gobierno del estado.

Sin embargo, la abogada refiere que lo más importante se estará llevando a cabo este año, ya que a través de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas a las familias, las cuales por motivos de seguridad no pudo decir sus nombres, se les entregará una compensación subsidiaria por estos hechos.

Aunque determinó que ha sido todo un proceso, confía en que la sexta familia pueda alcanzar este estatus en los siguientes dos años, sin embargo, agregó que se debe trabajar puntualmente con la misma.

Sobre la compensación subsidiaria, expresó que será la propia comisión quien determinará el monto, pero señaló que es un gran paso en la justicia para las familias, ya que consideró que en todos los procesos las autoridades estatales y federales han sido omisas con los derechos de los ciudadanos.

Indicó que este avance es el primer paso de varios, ya que agregó que tanto el estado como el gobierno federal deberán dar una respuesta a la incógnita de quién o quiénes realizaron este acto y sobre todo, por qué a la ciudadanía.

Pese a las diferentes voces y hechos que han surgido a lo largo de estos años, la pregunta sigue siendo la misma ¿por qué Morelia?, ¿por qué contra la ciudadanía?, ¿las autoridades sabían de los ataques? y sobre todo la más importante ¿Por qué no se ha dado con los responsables?.

Mientras dichos cuestionamientos se resuelven, cada 15 de septiembre, los familiares acuden a la plaza Melchor Ocampo y a la esquina de la avenida Francisco I. Madero con Andrés Quintana Roo, para dejar coronas por aquellas personas que perecieron y recordar que ya se cumple un año más del primer ataque terrorista en México.

UN TESTIMONIO

Olía a carne quemada y pólvora. La noche del 15 de septiembre del 2008, la ola caliente que desprendió la granada los empujó dejando a la mayoría inconscientes sobre la plaza Melchor Ocampo en Morelia. José García Guerrero, víctima del atentado terrorista, arrastra las secuelas físicas y psicológicas de aquel evento al que desde un principio se resistía asistir.

Por las mañanas el señor José trabaja de chofer y por las tardes junto a su esposa se hacen cargo de un local de repostería. Tiene 58 años y a simple vista parece una persona común, sin embargo, detrás de la voz y rostro amables, hay cicatrices que día con día procura sanar manteniéndose ocupado.

Soy víctima directa del atentado, ese 15 de septiembre trabajé medio día, era mensajero en las oficinas centrales de los estacionamientos, mi mamá ya me había hablado para ver si podía llevarla junto con mi hermana y mis sobrinos al Grito, yo le había dicho que no me gustaban ese tipo de eventos porque me ponía nervioso.

Don José llegó a su casa, comió y se acostó un rato. Su mamá volvió a marcarle, le dijo que nada más las llevara y que él se regresara, pero le entró remordimiento de conciencia y aceptó. Él, su esposa y una sobrina pasaron por su madre, su hermana y sus hijos. Llegaron al Centro Histórico a las 10:00 de la noche y se ubicaron lo más cerca posible al balcón desde donde Leonel Godoy daría el Grito.

“Para nuestra desgracia llegamos muy cerca de donde fue el atentado, salió el gobernador y dio el Grito, después empezaron los cohetones en el patio de la catedral, en ese momento escuchamos dos detonaciones, una muy fuerte y otra alejada, sentí que algo muy fuerte nos aventaba, todos caímos sin saber por qué, lo primero que pensé fue que se había salido de control algún cohetón, pero empecé a ver a la gente y no era normal”.

García Guerrero veía a la gente sin piernas, sin movimiento. Dice que el olor que despedía la mezcla de pólvora y carne quemada se impregnaba en la nariz y lastimaba. Todos estaban en shock. Lo primero que hizo fue buscar a su familia. Se le corta la voz. Su mamá estaba inerte, no respondía. Quiso pararse y aunque la adrenalina le impedía sentir dolor, su pierna izquierda estaba destrozada. Sentía desesperación por no poder ayudar.

“Esa desesperación te trauma un poco más; si esos momento fueron segundos, a mí se me hizo eterno, porque esperábamos la ayuda, toda la gente gritaba, no sabíamos qué hacer. Ahí estaba el ejército, la policía, pero por lo mismo de que había mucha gente no nos podían ayudar”.

Cuando lo trasladaron al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de Nocupétaro perdió la noción. El 16 de septiembre se enteró al leer el periódico que se trató de un atentado; “Sentí rabia e impotencia, eran muchos sentimientos encontrados porque nunca en la ciudad se había atentado contra el pueblo así, tú escuchabas que era entre el crimen organizado o el ejército, pero no te imaginas que iban a llegar a ese grado y que se iban a meter con la población civil”.

FUNDACIÓN RAFA MÁRQUEZ

Luego del incidente muchos actores políticos y fundaciones comenzaron a apoyar a los afectados, tal es el caso del ex futbolista michoacano Rafael Marquez quien se comprometió a apoyar a los hijos de los lesionados para que éstos pudieran cumplir sus sueños.

Varios medios locales y nacionales señalaron que de septiembre de 2008 a hasta el 2014, las asociación Fomento Social Banamex y la Fundación “Rafael Márquez” crearon un fideicomiso, el cual apoyaba a las víctimas con una beca única anual por siete mil pesos, para sus hijos, por el inicio del ciclo escolar.

Sin embargo, ese año ya no hubo aportación económica privada para el fideicomiso por lo que la administración estatal, encabezada en ese momento por el ex gobernador, Silvano Aureoles Conejo se declaró imposibilitado para solventar ese recurso.

La subsecretaria de Derechos Humanos del Gobierno Estatal, Elvia Higuera Pérez, expresó que algunas de las familias refieren haber recibido algunos apoyos por parte de dichas fundaciones; sin embargo, agrega que no refieren hasta qué año dejaron de recibirlas.

“Algunos no han comentado que la recibieron, pero ya no se acuerdan qué pasó con ese apoyo que dejó de llegarles de un día para otro, nosotros hemos buscado información de ese aporte y no hemos encontrado ningún expediente”, dijo.

Hasta el momento, no existe un expediente que pudiera comprobar de cuanto era el apoyo y cuánto se tenía en ese fideicomiso, por lo que las actuales autoridades no saben de su existencia.

Referir que la Fundación Rafa Márquez Fútbol y Corazón, como otras entidades vinculadas con el futbolista, suspendieron sus operaciones en 2017, tras ser señalado Márquez Álvarez por el gobierno de Estados Unidos por presuntos vínculos con el narcotráfico. En septiembre de ese año, la fundación reinició sus actividades, sin que quienes fueran beneficiarios del fideicomiso a favor de las víctimas de los granadazos tengan información de una reactivación de la ayuda.

Este medio de comunicación trató de contactar con el ex secretario de Gobierno hoy fiscal general de Michoacán, Adrián López Solís, para conocer si recibió información al llegar al poder sobre el fideicomiso, sin embargo, el funcionario estatal no atendió el llamado.

Comentó que actualmente la administración estatal atiende 59 pensiones de personas que sufrieron alguna lesión ese día, añade que las pensiones oscilan desde los 12 mil 500 pesos hasta los 48 mil pesos mensuales, dependiendo de la gravedad de las heridas de los involucrados.