Fue apenas en el 2009 cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 22 de abril como el Día Mundial de la Madre Tierra, pero sus antecedentes se remontan a la década de los 70 del siglo pasado cuando comenzó a adquirirse conciencia sobre la importancia del cuidado ambiental.
De acuerdo con Naciones Unidas, conservar la diversidad de especies es fundamental para mantener la salud del planeta y la de los propios seres humanos.
Los insectos, capaces de generar repulsión entre ciertos sectores, cumplen un papel importante en los ciclos naturales: abejas, avispas y mariposas polinizan cultivos que conforman la base de la alimentación humana.
Los artrópodos, como escorpiones y arañas, controlan plagas que resultan perjudiciales como los mosquitos, moscas o cucarachas, pero incluso estas últimas son importantes al momento de depurar desechos orgánicos.
Cada uno cumple una función elemental en el planeta. Estudios revelan que si una especie desapareciera, el ecosistema y la vida de otros seres sufriría cambios sorprendentes.