Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Todos los días, Alfonso Blanco se demora una hora aproximadamente para llegar a su trabajo que se ubica en el centro comercial más importante de la zona de Altozano. Al igual que muchos trabajadores, se ha acostumbrado a batallar por un espacio en el colectivo del transporte público de Jesús del Monte.
Cuando el microbus color azul se aproxima a la altura de los Cenadores, el contingente de personas se apresura a la puerta para ganar un lugar y poder llegar a tiempo a sus empleos. Hombres con grandes mochilas se abren camino como pueden y en un ambiente donde las ventanas abiertas no logran apaciguar el calor, emprenden el viaje que oscila entre los 30 y 40 minutos hasta la parte alta de Morelia.
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El pasado 16 de junio, un camión modelo 2008 de Jesús del Monte se quedó sin frenos en la avenida Juan Pablo II, justo a la altura de la glorieta en la que está la desviación hacia la asta a la Bandera, lo que provocó un accidente en el que dos personas perdieron la vida y otras más resultaron heridas.
Alfonso Blanco explica que, aunado a las condiciones de las unidades del transporte, es difícil sentirse seguros como usuarios por los tramos que recorre la ruta, pues argumenta que son calles angostas en la zona de Santa María y bajadas prolongadas en las que se suele aplicar una mayor velocidad.
“Es muy raro que el camión no venga lleno, sobre todo en los horarios de ingreso y salida laboral. Si a eso le sumas la poca cultura en el uso del transporte público y el calor en esta temporada, sí es un tramo que se vuelve pesado y hasta cierto punto peligroso porque somos muchas personas en una sola unidad”.
La empresa donde trabaja Alfonso pone a disposición un camión para trasladar a los empleados, sin embargo, debido a que ninguna de las cuatro rutas que recorre lo acerca a su casa, todos los días se ve obligado salir corriendo a las nueve de la noche para alcanzar a abordar el Jesús del Monte.
A decir del titular de la Comisión Coordinadora del Transporte Público (Cocotra), Antonio Godoy González Vélez, este tipo de unidades urbanas es de las que más complicaciones presenta en Morelia porque existe una sobreoferta que se encuentra reconocida en el dictamen de oferta y demanda en el Periódico Oficial del Estado desde hace más de diez años.
Pero particularmente en la ruta de Jesús del Monte, precisa en que de las 22 unidades que operan, solamente cinco cumplen con la edad permitida que estipula la ley para ofrecer el servicio, el cual es de doce años.
“Sin embargo, la autoridad tenemos que tomar en cuenta el interés público, pues si hablamos de cinco camiones que cumplen con la edad permitida, eso significaría que cada dos horas y media estaría saliendo una unidad de Jesús del Monte para brindar el servicio”.
Pese a no cumplir con la edad fijada para el parque vehicular del transporte, Godoy González aclara que, de acuerdo con lo establecido en la Ley de Comunicaciones y Transportes, si las unidades están en un buen estado físico y mecánico se les autoriza su operación.
No obstante, este aspecto es irregular en algunos casos, ya que el funcionario estatal admite que hay concesionarios que cumplen con el requisito de hacer su revista vehicular al momento de adquirir la unidad y ponerla a trabajar, pero la ley no los obliga a hacerlo periódicamente, de tal manera que pueden pasar los doce años reglamentarios sin que vuelvan a acudir.
“Pero se están dando pasos, pues ahora con la Ley de Movilidad que recientemente se aprobó en el Congreso del Estado, las unidades tendrán que pasar una revista a profundidad y técnica cada dos años, lo único es que se está analizando es si se les otorga los primeros cinco años sin cumplir este requisito cuando las unidades sean nuevas”.
Sin embargo, hay distintas aristas en las que tendrá que empezar a trabajar lo que ahora será el Instituto del Transporte de Michoacán, puesto que Antonio Godoy refiere que otra problemática que presenta la ruta de Jesús del Monte es que no se dan abasto y se genera la saturación en sus unidades, sobre todo por las mañanas y en la noche.
El coordinador expone que hablar de la renovación en el corto plazo de las 800 unidades de esta modalidad que operan en Morelia es complicado, dado que puntualizó aspectos que lo hacen más difícil como es la irregularidad en el sistema de concesiones que genera una competencia entre rutas.
“Es decir, la combi gris compite contra el Ruta 1, entonces son dos modalidades que están compitiendo entre sí y al final los más afectados son los usuarios; sin embargo, lo que plantea la nueva ley es que no solo tendremos que hacer acciones de renovación de la flota vehicular, sino también la forma en que se viene brindando el servicio y por ello es tan importante contar con empresas y ya no con el esquema de hombre-camión, pues actualmente toda la carga de la renovación de la unidad está para la persona concesionaria, por lo que lograr la sustitución del vehículo depende de su capacidad financiera”, concluye.
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