MORELIA, Mich.- (OEM-Infomex).- Entre las colonias populares Jardines del Quinceo, El Realito y la Popular Progreso de la ciudad de Morelia, se encuentra un gran montículo de piedras lleno de maleza, sobre el cual se encuentra una piscina y pegado a él está lo que pareciera un simple amontonamiento de rocas, mismo lugar donde se encuentra una casa de tres pisos en completo abandono, con los cristales rotos y las paredes graffiteadas; un lugar con poca seguridad que es utilizado por los indigentes para dormir.
El terreno de planicie irregular actualmente es una propiedad privada perteneciente a Mario Chávez; sin embargo, se encuentra en el olvido. Quien no conoce la historia antigua de Morelia, nunca esperaría que aquí hubo una pirámide, una de las más importantes para la ciudad, por su antigüedad.
Desde el Periférico Paseo de la República rumbo al Instituto Tecnológico de Morelia se puede observar que este lugar no cambió desde aquel 21 de marzo de 2009, cuando Ricardo Espejel y Gerardo García, hijo de Jesús García Tapia, tomaron las últimas fotografías del sitio.
Hoy este terreno guarda en su interior los vestigios de una cultura más antigua que los mexicas y los purépechas, y que a pesar de su importancia, nunca ha sido rescatada.
Abandonada se encuentra hoy día la pirámide conocida como “El Barreno”, ubicada en lo que fue la extinta zona de tolerancia, la cual ha sido estudiada en diversas ocasiones por Nicolás León, Jesús García Tapia y Ricardo Espejel, y a pesar de las investigaciones realizadas el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) no ha rescatado la pirámide.
PRIMERAS INVESTIGACIONES DEL BARRENO
“El Barreno” fue registrado por Jesús García Tapia en 1956, basándose en estudios de Nicolás León; sin embargo, los investigadores difieren en el origen cultural de estas estructuras, ya que la pirámide de “El Barreno” tiene la forma escalonada que usaban los teotihuacanos, pero su antigüedad es anterior a éstos.
Jesús García Tapia produjo en 1956 un documento inédito sobre la pirámide “El Barreno”, quien basó su investigación en los descubrimientos de Nicolás León y Juan de la Torre, quienes lo realizaron gracias al Cirilito González, pero estos últimos no continuaron con las indagaciones.
El documento explica la teoría de que la pirámide contaba con un túnel que dirigía a Catedral, por lo que García Tapia, conducido por la curiosidad, se dedicó a investigar junto a los antropólogos y arqueólogos que visitaron la zona: Antonio Arriaga Ochoa, Donald. D. Brand, José Luis Lorenzo y Pedro Armillas.
La visita a “El Barreno” quedó registrada por escrito y aún está el testimonio de José Fabián Ruiz, actual director de la Casa Natal de Morelos, donde se da cuenta de la existencia de los túneles en su interior, de lo cual hay dos croquis.
“En los años 50, el doctor Jesús García Tapia me llamó para que lo acompañara junto con Pedro Arcillas y el mexicano José Luis Lorenzo, antropólogos ambos, quienes venían buscando al hombre del barreno, pues había trabajado con el hombre de Tepexpan al norte de México”, relató en exclusiva José Fabián Ruiz, director de la Casa Natal de Morelos.
Fabián Ruiz aparece en las fotografías tomadas dentro de la pirámide: “Recuerdo que bajé acompañando al doctor (García Tapia), pero no recuerdo quién sacó las fotos; era un montículo alto de piedras, sólo pude ingresar a un túnel y del lado derecho había un tipo de lecho, debió tratarse de los primeros pobladores de esta zona, de los que hablaban estudios anteriores”, comentó Fabián Ruiz, quien se inspiró para escribir uno de sus primeros libros “Los prehistóricos michoacanos”.
Fue García Tapia y Fabián Ruiz quienes hicieron el hallazgo de las cuatro entradas y los túneles, por lo que dibujaron el croquis del interior; sin embargo, anteriormente Nicolás León, fundador y primer director del Museo Regional Michoacano, invitó en 1904 a geólogos y arqueólogos a Michoacán para hacer una exploración en una de las entradas de la estructura, donde localizaron la mazorca petrificada, con una antigüedad de cuatro mil años a.C.
PIRÁMIDE DE “EL BARRENO”, RETOMADA
La pirámide de “El Barreno” ha sido estudiada en tres ocasiones, en un primer momento por Nicolás León, después por Jesús García Tapia, quien descubrió las cuatro entradas y los túneles, cuyo documento inédito estuvo fechado en 30 de enero de 1956; sin embargo, tras un incendio en su biblioteca tuvo que reescribir su investigación.
Como parte de su investigación, García Tapia dejó fotografías donde aparece Fabián sentado en las escaleras de uno de los túneles, y otra donde se encuentran el hermano e hijo de García Tapia y, al parecer, los estudiosos que acompañaban a Tapia, todos arriba de la pirámide.
El documento fue retomado por Ricardo Espejel Cruz, historiador que contactó a Gerardo, hijo del fallecido doctor, quien al tratar de encontrar el libro que Jesús García escribió: “Siluetas Uayangareo”, se interesó por saber más sobre esa pirámide.
El historiador Espejel explicó también que el hijo de García Tapia le relató que la investigación de su padre casi se pierde por un incendio en la biblioteca, pero lo que se recuperó fueron las fotografías, los croquis y la investigación la volvió a escribir.
“Con su hijo nos juntamos y empezamos a buscar la pirámide y dimos con ella un 21 de marzo de 2009, que se supone es la fecha cuando no deben subir a las pirámides. Primero tomamos una imagen satelital y marcamos varios lugares, entrevistamos a varias personas, ya que el lugar estaba muy cambiado de como lo recordaba él y la única referencia que tenía era que saliendo de la zona de tolerancia era todo derecho en línea recta, pero actualmente esta zona ya no existe”, dijo Espejel.
Una vez localizada la estructura localizaron al dueño del terreno, Mario Chávez, quien reconoció que no sabía que se trataba de una pirámide, y sólo mencionó que su padre había construido la casa de dos pisos, que está pegada a la pirámide, para instalar un centro de diversión, ya que encima de la pirámide construyeron una alberca que funcionó durante los años 80.
Espejel afirma que “El Barreno” no pertenece a los purépechas, ya que no es circular, ni a los mexicas porque se trata de épocas anteriores, al periodo clásico, tal vez. “Tiene dos cosas que implicarían revisar científicamente: la primera es que de acuerdo con este libro encontraron polen de teocintle, pero me cabe la duda de cómo fue el procedimiento para determinar esta aseveración. Si fuera así estaríamos hablando de la pirámide más antigua de todo Michoacán y de Mesoamérica”.
“EL BARRENO” EN LA ACTUALIDAD
Ricardo Espejel relató que identificaron “El Barreno” porque las paredes “eran como escalones, entonces dijimos éste es, luego buscamos las entradas y yo no lo podía creer y cuando llegamos arriba y vimos una de las entradas, pero estaba tapada, ya que el dueño las mandó a tapar”.
De acuerdo con el documento, las cuatro entradas están en diferentes partes de las paredes, donde “al entrar por una o por otra llegas a la misma parte, tienen una especie de camino con pilastrones y también unas piedras que a mí me llamaron mucho la atención porque tienen forma de sillitas”.
Sobre la estructura se encuentra una piscina, que para Espejel es lo menos salvaje que se ha hecho con una pirámide, y tal vez sea también lo que ha hecho que no la derriben, por lo costoso que es quitarla.
Cuando conocimos a Mario Chávez y le dijimos que eso era una pirámide explicó que por eso le parecía que las piedras de un lado de la estructura le parecían sillas, a las cuales le decían las nalguitas, y que toda la cara sur de la pirámide parecía un juego de pelota, por estar llena de éstas, incluso me dijo que ahí encontraron figuras de cerámica y las destruían a resorterazos