Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- El aroma que guardan los campos de fruta, los juegos de la infancia y el secreto mejor guardado de una receta familiar es lo que Felipe de Jesús Torres Calderón y Aarón Torres (padre e hijo), hacen en “Estrella Dorada”, ya que son los encargados de conservar la elaboración del ate tradicional de Morelia, que fundó el padre de Felipe Torres, Luis Torres Villicaña en el año de 1935.
Felipe Torres es el octavo de 16 hermanos y a quien su padre eligió para continuar con el legado de los dulces tradicionales. Torres Calderón recordó en entrevista para esta casa editorial que su padre fue el primero en comercializar el ate como tal.
“Ates todo mundo hacía, de alguna manera era el postre casero por aquél entonces y mi papá fue el primero que se aventó a comercializarlos porque se casó y había que trabajar, ahí inicia todo”.
La introducción al mundo de los ates que tuvo Felipe Torres inició desde una edad muy temprana, cuando comenzó a administrar una de las dulcerías de su padre en el centro de la ciudad, pero, después fue llamado para trabajar directamente en la fábrica hasta que quedó en su completo cuidado. Torres Calderón cuenta que su padre, Luis Torres se asoció con uno de sus hermanos para manejar los dulces de “La Estrella”, donde su padre se encargaba de las ventas, mientras que su tío se encargaba de fabricarlos, hasta que al crecer sus 16 hijos decidió que era un buen momento para separarse de su socio.
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Por otro lado, el anterior dueño señaló que dentro de sus recuerdos está la llegada de los campesinos al local de su papá “era muy fácil contactarse con ellos porque tenían sus localidades aquí alrededor, son muy ricos en fruta aquí en Uruapan, Apatzingán, Pátzcuaro, hay mucha fruta. Ahora cada año vienen, antes había que mandar el mensaje en el radio, a la caseta, a una hora, era más complicado”.
Asimismo, Felipe Torres apuntó que hay un problema en Michoacán con respecto a la producción de fruta y uno de los causantes es el cultivo de las huertas de aguacate “tumban todos los árboles de tejocote, de membrillo y siembran aguacate. Ahora ya traemos fruta desde Durango, de Zacatecas, de Chihuahua, de Puebla, ya no de Michoacán”.
Felipe Torres asegura que la receta de los ates es la misma de hace 80 años, lo único que ha cambiado son los instrumentos con que se realiza “todos los moldes antes eran de madera, inclusive de latón y luego ya hubo de aluminio. Las mesas donde se vaciaba eran de madera todas, también antes empacábamos con una velita y ahora ya son máquinas”.
Desde el año 2020 Estrella Dorada está a cargo de Aarón Torres quien también recuerda cómo fue vivir su infancia alrededor de la elaboración de los ates en el negocio familiar “en verano jugábamos con los hijos de los trabajadores, nos aventábamos fruta y nos regañaban, siempre estuvimos metidos de manera muy familiar. En cuanto a mi juventud era ver cómo entraban y salían camiones de fruta y con cajas de dulces”.
Aarón Torres señaló que además del clásico ate, tienen el quilate y una de sus innovaciones es el ate untable que se puede encontrar en su versión normal y sin azúcar “es una receta original como el quilate y la laminilla que aquí se crearon”. La cantidad de productos que tienen es de 300 aproximadamente y en cuanto a los precios estos oscilan entre los ochos pesos hasta los arreglos para ocasiones especiales de hasta dos mil pesos.
Para Aarón Torres es muy necesario encontrar la misma pasión que su padre por la elaboración del ate “entre más escarbo más cosas interesantes encuentro” y parte de eso es la elaboración tradicional que destaca tiene que ver con escoger su materia prima “escogemos nuestra propia fruta, que es algo que se está perdiendo. Después la fruta pasa a un proceso de cocimiento donde ya se hace una pasta y como son frutas que no se dan todo el año como el membrillo, el tejocote, la guayaba, la manzana o el durazno tenemos que comprarlo antes para envasarlo y nos sirva para todo el año. Luego ya son los pasos industriales donde se deja endurecer, que, es lo que queremos conservar, no acelerar el endurecimiento del ate”.
Uno de los retos para el ahora dueño de Estrella Dorada fue haber entrado en plena pandemia y tener que sobrevivirla “lo más complicado fue mantener el personal, no corrimos a nadie, mantuvimos el mismo número de personas que eran de 30 a 40 con dulcerías y sacrificamos otros gastos”. Cabe destacar que también trabajan personas sordomudas dentro de la fábrica.
Para Felipe Torres el ser parte del legado de los dulces tradicionales de Michoacán es una gran responsabilidad “es algo que te apasiona, es un compromiso grandísimo el tener a mis espaldas una tradición de tantos años ya, que ha endulzado a millones de gentes y que ya es emblemático de Morelia, no me la creo a la vez porque a mí me encanta mi trabajo, porque es algo que me apasiona”. Mientras que para Aarón significa una responsabilidad muy grande “es bonito poder estar orgulloso, teniendo el orgullo de Morelia, que no es cualquier cosa”.