Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Con poco más de 300 años de historia, el Acueducto de Morelia es hoy en día uno de los símbolos más importantes no solo de la ciudad sino del estado.
Es considerado monumento histórico y goza de protección especial al estar en la zona declarada por la Unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Su estructura de cantera rosa es altamente valorada tanto cultural como turísticamente y sus arcos son marco de múltiples fotografías.
Sin embargo, su construcción no tuvo ese fin. Nació como una estructura para dotar de agua a los habitantes de la antigua Valladolid.
Hiram Padilla Rizo, historiador y guía de turistas certificado por la Secretaría de Turismo estatal (Sectur), recordó que el Acueducto tiene su origen al inicio del siglo XVIII, siendo uno de los mejor conservados del país, pues incluso mantiene parte de su sistema hidráulico.
“Hay lugares que tienen restos de acueductos, está el de Tepotzotlán, Estado de México, pero ninguno como el de Morelia”, puntualizó.
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PARA SABER MÁS
• El Acueducto de Morelia es considerado uno de los símbolos más importantes no solo de la ciudad sino del estado.
• Su estructura de cantera rosa es altamente valorada tanto cultural como turísticamente.
• Su estructura de casi dos kilómetros de largo fue construida entre 1705 y 1711.
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La construcción
Padilla Rizo compartió que la estructura del Acueducto, de casi dos kilómetros de largo, fue construida entre 1705 y 1711, pero desde luego tiene antecedentes porque, añadió el historiador, “al fundarse una ciudad una de las necesidades es traer agua”.
Por tanto, antes de que existiera esa construcción de piedra, contó Padilla Rizo, “en un primer momento solventaron la necesidad de agua con un canal a cielo abierto, que estaba a ras de tierra y llevaba agua desde el río Chiquito, luego se construyó un caño más grande para transportar el líquido desde los Filtros Viejos y luego fueron haciendo otros de lodo, paja o madera, hasta que hicieron este de piedra”.
Pero el acueducto de ese entonces no quedó igual a la estructura que se puede ver ahora en la zona oriente de la ciudad, pues de acuerdo con Padilla Rizo tuvo varias modificaciones entre su construcción y 1789, pues, entre otras cosas, hubo un sismo que dañó una veintena de arcos.
El historiador contó que, para arreglar estos arcos, el obispo Fray Antonio de San Miguel impulsó un impuesto al vino, con el fin de recabar los recursos necesario para la reparación; entonces, dijo, “entre 1785 y 1789 arreglaron esos arcos dañados y agregaron las cajas de agua que podemos ver hoy en día sobre la avenida”.
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“Les trajo agua por cientos de años, entonces sí le tenían aprecio al Acueducto, según los periódicos de entonces hubo quienes renegaron que se dejara de usar; decidieron preservarlo”
Hiram Padilla Rizo, historiador y guía de turistas
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Para que quede claro respecto a lo que son esas cajas de aguas, una de ellas aparece en los billetes de 50 pesos (los de Morelos).
Luego de eso, el acueducto continuó funcionando como facilitador de agua para la ciudad hasta 1905, año en que Morelia estrenó un sistema de alcantarillas.
Lo que ocurrió después de esto, mencionó Padilla Rizo, es que la propia gente decidió mantenerlo por una razón sencilla, y es que la estructura “les trajo agua por cientos de años, entonces sí le tenían aprecio al Acueducto, según los periódicos de entonces hubo quienes renegaron que se dejara de usar; decidieron preservarlo”.
Fue hasta 1997 cuando al acueducto se le aplicaron trabajos de restauración, un proceso en el que, a decir de Padilla Rizo, participaron los tres niveles de gobierno, pero en el que también destacó el papel de la ciudadanía y de la asociación Morelia Patrimonio de la Humanidad, que fundó la arquitecta y restauradora Esperanza Ramírez para resguardar el patrimonio edificado de la ciudad.
Lo que se tiene ahora, es un Acueducto conformado por 253 arcos, una altura máxima de poco más de 9 metros en la zona del bosque y Las Tarascas y una extensión que varía según la fuente, “yo me basaré en la de Esperanza Ramírez, que si no me equivoco contempla 1810 metros, aunque en otras fuentes he visto que señalan 1753 metros”.
Entre las cosas curiosas que rodean al Acueducto, es que hay leyendas y anécdotas de diversa índole y para muestra un ejemplo: “a veces se tenía que repararlo, entonces el agua no alcanzaba a llegar y la propia gente debía caminar más allá de donde ahora está el Bosque de Cuauhtémoc, se tiene registro de que a veces las autoridades arrestaban a parejas que entre los arbustos aprovechaban para hacer cosas íntimas, son situaciones que se dieron en la vida colonial”.