La familia de El Sol de Morelia agradeció a uno de susmás queridos integrantes por sus 24 años de entrega
Apenas el jueves pasado por la tarde en que se despidió donVicente Gatica González, fue un lapso en el que se detuvo eltiempo en obediencia a su nostalgia que clamaba que durara mucho,que las horas por esta vez no volaran, era la última tarde quetrabajaría en El Sol de Morelia, en el que estuvo 24 años de sus66 años de vida.
“Don Vic” como cariñosamente es llamado por sus compañerosde trabajo, a quienes ya considera su familia, saboreaba un pastelde tres leches y se permitió soltar una lágrima luego de escuchar“Las golondrinas” con las que el equipo le decía un “hastaluego”; compartió anécdotas de las tardes y noches en queestuvo solo y quizá acompañado de algún fantasma amigable,“Don Panchito”, un empleado que había fallecido años atrás yal que aseguró ver, e incluso platicar con él, sin conocerlepreviamente.
Al amigo, al vigilante de mirada dulce, de sonrisa tierna, cuyacortesía le acompañaba siempre, el personal encabezado por eldirector de este rotativo le ofreció su amistad perenne y le dejólas puertas abiertas para cuando quisiera volver, porque ha sido unhombre ejemplar y un empleado sin par.
Vicente hizo guardias en la caseta en el que se le daba labienvenida a los lectores o a los clientes que solicitaron algúnservicio de esta editora, pero también recibió a artistas ypolíticos que han desfilado para ser protagonistas de unaentrevista o que acudieron a la casona del centro para disfrutarla,pero no sólo fue el guardián de este espacio, también fue unescritor de renombre que durante al menos cuatro años dejó en laspáginas sus conocimientos adquiridos en historia.
“Don Vic” no estudió formalmente esta asignatura, perodisfrutaba de la investigación cuando navegaba en los libros delas bibliotecas citadinas en busca de información que compartíacon el público cada domingo en el suplemento de fin de semana“El Sol Hogar”, que le dio la vuelta al mundo porque fue leídopor algunas personas de países europeos, quienes visitaron Moreliapara atestiguar sus relatos.
Con la humildad que lo caracteriza, a Vicente Gatica le cuestatrabajo reconocer que gracias a su esfuerzo tiene tres hijosprofesionistas, una arquitecta, una abogada y otro que estudiópara administrador de Empresas y hoy es gerente de una; “fuedifícil porque tenía dos trabajos, dormía poco tiempo, pero lomás importante es que ellos tuvieran un buen futuro”, expresó,mientras se despedía de ésta que fue su segunda casa. Es probableque ahora escriba el libro que tanto ha querido para hacerle honora Morelia, la capital del Estado en el que nació su esposa.(M)