Morelia, Michoacán (OEM Infomex).- En medio de una era en que la libertad de expresión es un derecho fundamental, surge una sombra que amenaza los cimientos de nuestra sociedad: el discurso de odio. Este discurso es como la propagación de un incendio forestal, capaz de dañar, destruir todo a su paso, de expandirse y después poseer una dificultad para controlarlo.
El discurso de odio es una forma de comunicación que incita, promueve y justifica la violencia, mediante la discriminación y prejuicios a individuos o grupos en base a características como su raza, religión, etnia, género, orientación sexual, discapacidad o cualquier otro aspecto que lo haga diferente.
Este tipo de discurso se manifiesta de diversas maneras, verbal o escrita, buscando fomentar el odio y la intolerancia hacia ciertos colectivos mediante mensajes cargados de prejuicios o estereotipos que tienen el poder de dañar a nivel psicológico y ocasionar un clima de enemistad que puede incitar a la violencia y a la discriminación contra grupos específicos.
La determinación de lo que constituye el discurso de odio puede variar según el contexto y las leyes de cada país. Sin embargo, existen organismos internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que han establecido pautas y definiciones amplias para identificar y combatir el discurso de odio.
Específicamente en México este tipo de discurso es considerado una forma de violencia verbal que puede tener consecuencias graves, ya que fomenta el odio, la intolerancia, la exclusión y puede incitar a actos violentos contra personas o comunidades. En el marco legal mexicano, existen disposiciones que buscan prevenir y sancionar este modelo de discurso.
Por ejemplo, en México existe la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación (LFPED) que prohíbe la difusión de ideas que promuevan el odio o la discriminación. Asimismo, el Código Penal Federal establece penas para quienes cometan delitos de discriminación o incitación a la violencia por motivos de raza, religión, género, entre otros.
El discurso de odio puede presentarse en diversos ámbitos de nuestra vida cotidiana. Desde las calles de nuestras ciudades, con grafitis pintados con mensajes racistas, en instituciones educativas, en discursos políticos, medios de comunicación hasta los oscuros rincones de internet, donde las redes sociales y los foros en línea se convierten en terreno fértil para la propagación del odio. Asimismo, en nuestras propias interacciones personales con las personas que nos rodean.
Por lo que, el discurso de odio puede ser ejercido por cualquier individuo o grupo que decida utilizar las palabras como arma para sembrar riña y promover la exclusión. Desde líderes religiosos que buscan ganar adeptos a costa de sembrar divisiones en la sociedad, como lo fue en Morelia hace un año, donde el Colectivo LGBTTTIQ+ condenó el “discursos de odio” del obispo de Morelia.
En resumen, durante una misa efectuada en el 2022 en la Catedral como parte de la Jornada de Oración por la Paz, el obispo auxiliar de Morelia, Herculano Medina Garfias, declaró que la homosexualidad, el lesbianismo y el aborto son los pecados que generan la violencia en México. Dicho esto, la comunidad LGBTTTIQ+ reaccionó haciendo mención que condenan enérgicamente este discurso de odio, que simplemente incita a la violencia hacia la comunidad LGBTTTIQ+, sin ser ellos responsables de la violencia presente.
Dado esto, este tipo de discurso de odio puede alimentar actos de violencia física, agresiones verbales y acosos, socavando los principios fundamentales de la convivencia pacífica y la tolerancia en nuestras comunidades. No obstante, como este ejemplo, existen muchos otros.
En estadísticas según la Conapred donde se ejerce mayormente el discurso de discriminación es el ámbito laboral. Por lo que, el registro de quejas que ha recibido desde 2012 hasta el cierre de 2022 son aproximadamente 3,915 reportes, equivaliendo al 49.3% del total de las denuncias. Le sigue el ámbito educativo, con 1,115 quejas, y, en tercer lugar, los servicios al público, con 777 casos.
Además, en La Encuesta Nacional Sobre Discriminación (Enadis) 2022 mostró que, a nivel nacional el 23.7 por ciento de la población encuestada manifestó haber sido discriminada durante los últimos 12 meses, en el estado de Michoacán 19.6 a 23.1 por ciento de personas fueron discriminadas, menor que los estados como Yucatán con un 32.1 por ciento o Ciudad de México con un 29.6 por ciento.
El discurso de odio representa una seria amenaza para nuestros derechos humanos y para la armonía social, por lo tanto, para combatir el discurso de odio, es fundamental promover la educación en valores desde edades tempranas, fomentar el pensamiento crítico y fortalecer los lazos de solidaridad y respeto entre los miembros de nuestra sociedad.