Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).-A la primera no salió, pero en la segunda logró romper el tablón con una patada voladora, quizá el saberse observado por el ejecutivo Alfredo Ramírez Bedolla desde el balcón del Palacio de Gobierno le puso nervioso. Ambos, el joven karateka y el jefe estatal, fueron parte del desfile conmemorativo por la Revolución Mexicana, este domingo en la capital michoacana.
Uno de los rasgos distintivos del desfile fue la presencia de los deportistas, heterogénea por las disciplinas y las edades, ya que estaban desde los niños que acuden a clases en los Centros de Desarrollo Deportivos (CDD) de la Comisión Estatal de Cultura Física y Deporte (CECUFID), hasta las personas de la tercera edad que son parte del Club de Activación Física Bertín Aguilar Pérez para adultos mayores.
Otro elemento fue la representación de escenarios y personajes alusivos a la revolución mexicana, siendo que en este rubro se esmeró el Instituto Michoacano de Ciencias de la Educación (IMCED) con un carro alegórico sobre la batalla de Zacatecas. Por su parte, la Universidad Montrer participó en su contingente con bailes folklóricos.
Aunque en realidad fue el deporte el que tuvo, por mucho, más representación. Sólo para nombrar algunas, estuvo una exhibición de artes marciales por parte de la Universidad Tecnológica de Morelia (UTM), los instructores fitness del CECUFID, o asociaciones estatales en las disciplinas de patines sobre ruedas, tiro con arco y tae kwon do, siendo de esta última de la que es parte el karateka.
No faltaron las bandas de guerra, los vendedores de gusgueras como churros azucarados, los cientos de personas apostadas sobre las vallas, la mayoría con caras de entusiasmo excepto quienes estaban frente a Palacio de Gobierno, con expresión de molestia al sentir que los medios de comunicación concentrados en la misma zona les estropearon la visibilidad.
Pese a lo anterior, fue imposible pasar por alto al Club Automovilístico de Morelia, que puso de manifiesto su presencia con los sonidos de los motores y el intenso olor a caucho resultante de la quema de llantas. Este fue el hecho con el que cerró el desfile.