Morelia, Mich.- (OEM-Infomex).- Dicta la tradición purépecha que las flores indican a los difuntos el camino a seguir durante la Noche de Muertos y, aunque la mayor parte del ceremonial ancestral y religioso se celebra con mayor arraigo en la zona Lacustre del Lago de Pátzcuaro, es Tarímbaro uno de los municipios donde se cultivan desde hace medio siglo la flor de cempasúchil, la de manita de león y la conocida como nube.
Desde hace 62 años, siendo un adolescente, Julio Vázquez Cortés, se enseñó a trabajar la tierra. Las condiciones económicas a que se enfrentaba la familia integrada por mamá, papá y cuatro hijos, lo llevó a los campos de su natal Ejido El Colegio, como jornalero.
Fue en ese campo fértil tarimbarense dedicado al cultivo de hortalizas donde aprendió también de la floricultura. La constancia y la perseverancia permitieron a sus padres José y María Carolina convertirse en ejidatarios; con el paso de los años heredaron a sus hijos, uno de ellos Julio, quien ahora cuenta con hectárea y un cuarto de la totalidad del terreno.
Con la sencillez y franqueza que caracteriza a los hombres del medio rural recordó su infancia: “vivimos en la extrema pobreza, había tortillas para comer y muchas ocasiones nada que echarles. Ahora, la tierra nos regala su generosidad con calabazas, ejotes, maíz, cebolla, chícharos, garbanzo, col, brócoli y otras veces rábanos de acuerdo con la temporada", dijo.
Es en esos prodigiosos surcos, en los que aún trabaja con sus propias manos a la edad de 76 años, desde junio pasado comenzó con la preparación de almácigos y con la colocación de las mejores semillas para dar paso a una tradición casi nata, aprendida de su antecesor: la siembra de flores para el Día de Muertos.
El cultivo de la patita de león lleva un proceso de almacigo del 14 al 20 junio del año y cuando la planta alcanza un tamaño regular se trasplanta al surco; luego toca el turno al cempasúchil, en julio, del 25 al 30, con la siembra la semilla.
Explicó que ha introducido especies que con sus tallos de unos 70 centímetros permite un mejor manejo, a diferencia del convencional cuya altura alcanza 1.1 metros.
En tercera posición va la nube, esa pequeña flor, que se cultiva del 25 al 30 de agosto. Cada especie lleva un mes de intervalo; todas salen a la par, listas para su corte a partir de la tercera semana de octubre y con mayor volumen en la víspera de la llegada de las ánimas.
En una vista hacia el horizonte, señaló que el valle donde se ubica Tarímbaro, perteneció antes de la conquista a la princesa tarasca doña Beatriz de Castillejo, hermana de Tanganxoán II, último rey de los tarascos o purépechas.
De ella, recordó su generosidad y labor social así como la instalación de una escuela de monjas, a partir de ello es que al Ejido se le denominó “El Colegio”. A ella, la princesa, se le debe la construcción de Tarímbaro, evangelizado por los frailes franciscanos en el siglo XVI; municipio que en el siglo XIX fue considerado tenencia de Morelia y para 1930 se le otorgó nuevamente categoría de municipio.
Hoy día, la superficie agrícola de “El Colegio” luce en su máximo esplendor los tonos amarillo con dorados de la “flor de 20 pétalos” (significado náhuatl del cempasúchil), así como las franjas púrpuras de la mano o patita de león, al igual de la diminuta nube en colores blanco y rosa, que habrán de adornar tumbas, altares y ofrendas para honrar a los fieles difuntos.
Agricultura rentable
Esta pequeña población de Tarímbaro está compuesta en su zona agrícola por 75 hectáreas, de propiedad de 25 ejidatarios y posesionarios, en su mayoría familiares.
Esta temporada se dedicó el 75 por ciento de la superficie total al cultivo de las flores tradicionales de Día de Muertos.
La agricultura, es rentable; tenemos las tierras, tanto de temporal como de riego, las trabajamos y ojalá mucha gente nos conociera
El corte de la flor iniciará entre el 27 y 29 de octubre próximo para comenzar la distribución hacía los principales centros de abasto del país y estado, mercados y sobre pedido. Su precio directo del productor oscila entre 25 y 30 pesos el manojo (estimado en 17 centímetros de diámetro).
Julio Vázquez aspira a un corte de mil manojos de cempasúchil, otro tanto igual de “mota” y unos 800 de nube. Prácticamente, ya tiene comprometida toda la cosecha, al igual que los 40 productores que este 2019 continuaron con la tradición de cultivar estas características flores originarias de México.
Aquí, estamos listo para el corte y la venta, cada quien tiene sus trabajadores para ese día, si un cliente viene antes, a la hora que quiera le podemos atender, dijo el agricultor quien en su rostro y manos se observan las marcas del trabajo bajo las inclemencias del clima; los rayos del sol y de la tierra, de la cual emergen víveres de calidad, que alimentan a un grueso de los michoacanos.
Para este año, la proyección de la cosecha es de más de 369 mil manojos de flor de cempasúchil y pata de león, con una derrama económica estimada en cercana a 10 millones de pesos.
Por último, es importante señalar que el 50 por ciento de la flor de cempasúchil de producción mexicana se cosecha Michoacán.
DATOS
- Esta pequeña población de Tarímbaro está compuesta en su zona agrícola por 75 hectáreas, de propiedad de 25 ejidatarios y posesionarios, en su mayoría familiares
- El 50 por ciento de la flor de cempasúchil de producción mexicana se cosecha Michoacán
- La proyección de la cosecha es de más de 369 mil manojos de flor de cempasúchil y pata de león